miércoles, 27 de febrero de 2008

Congregación General 35: La Iglesia os necesita y cuenta con vosotros


27/02/2008] El pasado 21 de febrero la Congregación General fue recibida por el Santo Padre en audiencia privada. Esta semana hemos difundido en tres idiomas la traducción no oficial del discurso que Benedicto XVI dirigió a la Compañía.

Publicamos aquí unos extractos del mismo. Pulse aquí para acceder al texto completo [versión original italiana] [versión en español] [versión en francés] [versión en ingles]

[…] Vuestra Congregación se celebra en un período de profundos cambios sociales, económicos, políticos; de acuciantes problemas éticos, culturales y medioambientales y de conflictos de todo tipo, pero también de comunicaciones más intensas entre los pueblos, de nuevas posibilidades de conocimiento y diálogo, de hondas aspiraciones a la paz. Se trata de situaciones que constituyen un reto importante para la Iglesia católica y para su capacidad de anunciar a nuestros contemporáneos la Palabra de esperanza y de salvación.

[…] Hoy deseo animaros a vosotros y a vuestros hermanos para que prosigáis en el camino de esa misión, con plena fidelidad a vuestro carisma originario, en el contexto eclesial y social propio de este inicio de milenio. Como en varias ocasiones os han dicho mis antecesores, la Iglesia os necesita, cuenta con vosotros y en vosotros sigue confiando, particularmente para alcanzar aquellos lugares físicos o espirituales a los que otros no llegan o encuentran difícil hacerlo.

[…] Hoy los nuevos pueblos que no conocen al Señor —o que lo conocen mal, hasta el punto de no saber reconocerlo como el Salvador— están más alejados en lo cultural que en lo geográfico. No son los mares o las grandes distancias los obstáculos que desafían hoy a los heraldos del Evangelio, sino las fronteras que, debido a una visión errónea o superficial de Dios y del hombre, acaban alzándose entre la fe y el saber humano, la fe y la ciencia moderna, la fe y el compromiso por la justicia.

Por eso la Iglesia necesita con urgencia personas de fe sólida y profunda, de cultura seria y de auténtica sensibilidad humana y social; necesita religiosos y sacerdotes que dediquen su vida precisamente a permanecer en esas fronteras para testimoniar y ayudar a comprender que existe una armonía profunda entre fe y razón, entre espíritu evangélico, sed de justicia y laboriosidad por la paz. Sólo así será posible dar a conocer el verdadero rostro del Señor a tantos hombres para los que éste permanece hoy oculto o irreconocible. A ello debe dedicarse, pues, preferentemente la Compañía de Jesús.

[…] Nuestro mundo es teatro de una batalla entre el bien y el mal, y en él actúan poderosas fuerzas negativas que causan las dramáticas situaciones de sometimiento espiritual y material de nuestros contemporáneos contra el que habéis declarado varias veces querer luchar, comprometiéndoos en el servicio de la fe y en la promoción de la justicia. Dichas fuerzas se manifiestan hoy de muchas maneras, pero con especial evidencia mediante tendencias culturales que a menudo resultan dominantes, como el subjetivismo, el relativismo, el hedonismo, el materialismo práctico. Por eso he pedido vuestro compromiso renovado en la promoción y defensa de la doctrina católica «en particular sobre puntos neurálgicos hoy fuertemente atacados por la cultura secular».

[…] Al mismo tiempo os animo a proseguir y renovar vuestra misión entre los pobres y con los pobres. No faltan, por desgracia, nuevas causas de pobreza y de marginación en un mundo marcado por graves desequilibrios económicos y medioambientales; por procesos de globalización regidos por el egoísmo más que por la solidaridad; por conflictos armados devastadores y absurdos. […] Nuestra opción por los pobres no es ideológica, sino que nace del Evangelio. […] Retomando y desarrollando unas de las últimas y proféticas intuiciones del padre Arrupe, vuestra Compañía sigue trabajando meritoriamente en el servicio a los refugiados, que son a menudo los más pobres de los pobres y que tan necesitados están no sólo de auxilio material, sino también de esa profunda cercanía espiritual, humana y psicológica que es más propia de vuestro servicio.

sjweb35

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