El sábado 2 de febrero, Fiesta de la Presentación del Señor, la oración nos invitó a tener presente la Vida religiosa en la Iglesia. Esa tarde, en la Basílica de San Pedro, hubo una celebración por la jornada mundial de la Vida Consagrada, presidida por el Cardenal Rodé. El Papa presentó un saludo para todas las personas consagradas del mundo. La fiesta nos invitaba a hacernos ‘luz del mundo’, aunque yo prefiero decir que la invitación es a ser ‘reflejos’ de la luz que es Cristo… Sólo Él viene a disipar las tinieblas en que están sumidos muchos de nuestros pueblos…
La mañana de trabajo transcurrió sin sobresaltos. El moderador de la sesión fue Jean Roger Ndombi, actual Provincial del África Occidental (AOC) y miembro de la ‘Deputatio ad Negotia’. Después de una serie de avisos, las cuatro comisiones dedicadas a la redacción del primer borrador de decretos, presentaron un informe sobre el avance de su trabajo. Solamente la comisión sobre la Obediencia ha terminado su primer borrador. Los demás siguen puliendo su diamante…
El resto de la mañana, lo dedicamos a conversar sobre la China, prioridad apostólica de la Compañía de Jesús hoy. Para nadie es un secreto que la China representa un reto inmenso para la Iglesia y desde la perspectiva política y económica es un gigante que va despertando. Todos los días 1,100 (mil cien) carros nuevos comienzan a circular por las calles de Beijin… Más de 350 millones de teléfonos móviles comunican a los chinos entre sí y con el mundo, y cada semana hay un millón más de teléfonos conectados… La población de universitarios llega a 25 millones… Unos pocos datos que se pueden encontrar fácilmente y que apenas señalan la importancia de este país.
Tom Smolich, uno de los secretarios adjuntos de esta etapa ‘Ad negotia’, destacó al final de la jornada, los aportes de estos días: comunicación y conocimiento de la realidad de la Compañía universal, planteamiento de asuntos de mucho calado para la misión, reconocimiento de los distintos ángulos desde los cuales leemos esta realidad, acogida de la multiplicidad de culturas y tradiciones en las que estamos insertos como jesuitas, etc.
El domingo en el Angelus, a las 12 del mediodía, el papa Benedicto XVI hizo un llamamiento para que ponga fin a los secuestros en Colombia, "se acabe con ese sufrimiento inhumano y se encuentren caminos de reconciliación". El Pontífice hizo el llamamiento ante varios miles de fieles reunidos en la plaza de San Pedro: "No dejo de elevar fervientes súplicas a Dios por Colombia, donde, desde hace tiempo, muchos hijos e hijas de ese amado país padecen la extorsión, el secuestro y la pérdida violenta de sus seres queridos", dijo el Papa, hablando en español.
El lunes 4 de febrero, vigésimo quinto día de la CG 35, comenzamos con un momento de oración que tuvo como tema, “Unificar el corazón en Jesús”. En seguida, se leyó un texto de Anthony de Mello que nos invitaba a profundizar: “Dice Dios: ‘Dame tu corazón’. Y luego, en respuesta a mi perplejidad, le oigo decir: “Donde está tu tesoro, allí está tu corazón”. Mis tesoros… Helos aquí: personas… lugares… ocupaciones… cosas… experiencias del pasado… esperanzas y sueños del futuro… Tomo cada uno de estos tesoros, le digo unas palabras y lo pongo en presencia del Señor… Al final me quedo solo ante el Señor. A él le doy mi corazón, diciendo: ‘Tú, Señor, eres mi vida. Tú eres mi destino’.
Después de la oración y los avisos cotidianos, dedicamos la mañana a conversar sobre el informe que presentó la comisión encargada de la Vida comunitaria, que a su vez, recogía el trabajo de seis subcomisiones (2 en inglés, 2 en castellano, 1 en italiano y 1 en francés), que habíamos trabajado la semana pasada sobre el tema. La tarde estuvo dedicada a reflexionar sobre las casas y obras interprovinciales de Roma, otra de las prioridades de la Compañía de Jesús. Obras y comunidades de gran importancia para nuestra misión, algunas de ellas confiadas por el Santo Padre a la Compañía: la Universidad Gregoriana, el Instituto Bíblico, el Oriental, el Observatorio Astronómico Vaticano, la Radio Vaticana, el Centro Aletti, el Colegio Germánico, el Pío Latino-Americano, el Brasiliano, el Rúsico, la comunidad al servicio de la revista ‘Civilità Cattolica’ y los colegios Bellarmino y Gesù.
De hoy en adelante, cada vez que escriba, voy a ofrecer unas pocas pinceladas sobre algún jesuita que llamaré ‘destacado’. Este calificativo solo responde a mi propio punto de vista, y no pretende, ni mucho menos, opacar a otros, sino compartir con ustedes la riqueza que significa entrar en contacto, cara a cara, con tantos hijos de la Compañía, que hacen parte de este areópago jesuítico, que es la CG.
Jesuita destacado: Jean Roger Ndombi, nacido en el Congo Brazzaville, habla perfectamente, inglés, francés, italiano y castellano, fuera de la lengua o las lenguas de su propio país y de los países africanos en los que ha trabajado. Nació en febrero de 1953 y entró a la Compañía a los 20 años. Estudió su filosofía en Kinshasa, actual República Democrática del Congo y su teología en la Universidad Gregoriana de Roma. Hizo una maestría en lingüística en Abidjan, Costa de Marfil y luego el doctorado en Teología bíblica en la Gregoriana de Roma. Trabajó como profesor de exégesis en el Hekima College de Nairobi, en Kenya y desde el año 2000 es el Provincial del África Occidental (AOC), con sede en Douala – Bali, Camerún.
Jean Roger es un hombre simpático y alegre, que hace sus aportes con una fluidez y claridad meridiana. Siempre está de buen genio y saluda con entusiasmo a todo el mundo en su propia lengua. Es uno de los moderadores de las sesiones plenarias y lo hizo excelentemente bien el sábado pasado, alegrando a toda la Congregación con sus simpáticos apuntes de vez en cuando. Da gusto encontrarse con jesuitas de esta categoría y sentir cómo el carisma ignaciano puede encarnarse de una manera tan plena en nuestro mundo. Laus Deo.
Seguimos, pues, adelante en este proceso de reflexión colectiva sobre la misión de la Compañía a nivel universal. Nos mantenemos en comunión con todos ustedes y contamos con su constante oración por el fruto de nuestro trabajo.
Un abrazo de hermano y amigo en el Señor,
Hermann Rodríguez Osorio, S.J.
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