sábado, 28 de junio de 2014

Adolfo Nicolás, sj: "La revolución de Francisco es la revolución de la normalidad". Entrevista en videos


General de los jesuitas: "La sociedad va cambiando, y también nuestras estructuras tienen que cambiar"


"África no tiene las mismas fronteras que Oriente Medio o Europa. Los jesuitas estamos en todas"


(Lucas López, sj).- El pasado 21 de junio, el prepósito general de la Compañía de Jesús,Adolfo Nicolás, sj, visitaba España para presidir la creación de la nueva provincia de España. "La revolución de Francisco es la revolución de la normalidad", subraya Nicolás, quien mantiene una fluida relación con el Papa, aunque "evitamos una frecuencia que sea demasiado visible". Sobre la Compañía, a cuya dirección renunciará en 2016, afirma que "la sociedad va cambiando, y también nuestras estructuras tienen que cambiar", y apunta que "tenemos que seguir mirando a Arrupe".

¿Quién le enseñó a rezar?
Muchos, porque se reza de pequeño, de joven, de mayor, de laico y de jesuita.Aprendí en casa, teníamos juntos el mes de San José, era una devoción de mis padres. Nos pasábamos grandes juergas los hijos, buscando una equivocación para reírnos. Pero así aprendimos, por lo menos creo que es lo que queda siempre, que hay un recurso más allá de lo que pasa día a día. Eso queda en la mente del niño. Luego se aprende a rezar con la vida, con el Evangelio, con los acontecimientos, con la vida de Compañía, la vida de la compañía es la oración de ahora.
¿Hay tiempo para orar en la vida de la curia?
Por supuesto, hay que hacerlo por la mañana, porque luego durante el día no queda tiempo para nada.
¿Se encuentra a menudo con el Papa Francisco?
No, tanto él como yo evitamos una frecuencia que sea demasiado visible. Yo, en cuanto puedo, trato asuntos con él a través de otras fuentes. Es un hombre muy abierto a todos los canales, oficiales y no oficiales; procuro usar diferentes canales para no hacerme demasiado visible y que empiece una especulación sobre la relación del papa con la Compañía, que no nos haría bien a ninguno.
Tenemos un voto de obediencia y queremos saber que nos pide el papa Francisco ¿sabemos qué nos pide?
Esa fue la primera preocupación que tenía yo como General. El papa Benedicto XVI nos dijo claramente qué esperaba de la Compañía: intensidad en el estudio, profundidad en el pensamiento y espiritualidad. He podido confirmar con el papa Francisco que quiere lo mismo de la Compañía. Además de las prioridades que él tiene: contacto con la gente, servicio a los pobres, etc. Pero creo que nuestra función ahora en la iglesia es procurar que haya profundidad, que no nos vayamos por lo que nos vamos todos: por lo periodístico, por lo inmediato, sino estudiar las cosas a fondo y tratar de responder a lo que la Iglesia necesita ahora.
¿Le sorprende el papa Francisco?
No me sorprende. Un periodista italiano ha dicho que la revolución de Francisco es la revolución de la normalidad. Y no me sorprende que en la iglesia podamos ser normales. Él es muy normal, muy natural, muy espontáneo y eso hace bien a la iglesia y gusta a la gente.
Me he encontrado en mis viajes por todo el mundo con el agrado de la gente, de todos, africanos, asiáticos, latinoamericanos... por este estilo informal, cercano, de diálogo, que tiene con todos y esto corresponde también a su canonización del beato Fabro. Le hizo santo porque le tenía gran devoción desde joven, antes de ser jesuita, y en el beato Fabro él encuentra apoyo, inspiración para lo que busca: diálogo, cercanía, apertura a todos, lleno de cariño, porque no es un hombre frío.
Cómo saber lo que un papa quiere. Qué mecanismo hay para llegar al papa.
Lo mejor es preguntar directamente. Es muy accesible y dialogante. Le gusta que las cosas se le digan. El me ha alabado a su secretario porque cuando no está de acuerdo se lo dice. Y a él le gusta esto, un lenguaje directo, espontáneo, sincero. Él es muy sincero. Lo que hemos ganado en cercanía lo hemos ganado en conocimiento de la persona, no hay nada oculto, es un hombre transparente.
Y para saber lo que el papa pide a la Compañía y lo que pide Dios a la Compañía, ¿cómo lo hace P. Nicolás?
El mejor camino para saberlo es el discernimiento. San Ignacio nos dejó no solo el método sino las actitudes fundamentales, porque la realidad es uno de los mejores puntos de partida. San Ignacio es un hombre que no es abstracto, que camina sobre la realidad, se considera peregrino no solo porque físicamente caminó mucho, sino porque es un hombre en búsqueda, que va descubriendo nuevos campos y la realidad es siempre un punto de partida muy serio para él. Tanto, que cuando envía gente a la India o a otros sitios, siempre en sus instrucciones les deja total libertad para que disciernan sobre el terreno. El cambio de estructuras es normal en San Ignacio, porque no hay nada absoluto si no es la voluntad de Dios y el bien de los demás.
¿Llega bien la realidad a Borgo S. Spirito? ¿Cómo hace para acercarse a la realidad?
Llega muy bien. La Compañía tiene 500 años de experiencia, y siempre se ha ido puliendo, precisamente, el acceso a la realidad, a través de cartas, a través de una doble red. Me hizo pensar cuando estudié en Roma en los años 68-69; me pidió el secretario de la embajada japonesa que organizara un encuentro con tres profesores de la gregoriana, y le preguntaron a él por qué la embajada japonesa en el Vaticano, qué interés tenía Japón en dos embajadas en Roma si Japón no es un país católico. Él respondió claramente: por información, porque lo que decide el Vaticano afecta a los países latinoamericanos, y Japón tiene interés en saber eso. Y porque el Vaticano tiene dos redes de información, una oficial a través de los nuncios, y otra informal a través de sacerdotes, religiosos, laicos, que están continuamente enviando información a Roma.
Entonces ¿lee todo lo que le mandan?
Mucho de mi trabajo es leer y escuchar. Las orejas se me han hecho un poco grandes. Tengo un equipo para eso muy bueno. El secreto del gobierno de la Compañía está en el equipo. Estoy muy agradecido a la Congregación General, no por elegirme sino, para perdonar eso, por el equipo que me dio. Tengo 9 asistentes regionales, que tienen distintas partes del mundo bajo su preocupación y luego 2 asistentes para las casas de Roma -que son casi 400 jesuitas- y otro para formación, que es la prioridad en la Compañía siempre. Entre todos, sé que podemos encontrar caminos para responder a distintos retos y eso me permite dormir en paz. Duermo bien gracias a saber que no tengo que solucionar yo todos los problemas.
Estamos en la creación de la nueva provincia de España, ¿es porque somos menos?
Sería mentiroso si dijera que no ha influido. Es evidente que la cuestión de número nos ha hecho pensar, porque la reducción de número afecta inmediatamente al apostolado, nuestras instituciones, el gobierno de la Compañía, la misma formación. Nos estamos dando cuenta de que a medida que las provincias tienen menos gente, hay menos posibilidad de mantener un servicio de calidad. Aunque empezó la reflexión a partir de los números sin embargo el acento está en lo apostólico, el servicio apostólico que damos a la iglesia y a la gente, no se puede mantener en calidad sin recursos y estos recursos tienen mucho que ver con los números. De manera que tenemos ahora en la Compañía provincias muy grandes que no quieren dividirse porque se dan cuenta de que siendo grandes pueden mantener un apostolado vivo, con recursos, con especialistas, cosa que no pasaría si se dividen, entonces la preocupación por mantener las estructuras básicas, formación, superiores, requieren tantos recursos que no quedan para compartir, intercambiar con otros...
Somos menos porque... tenemos menos vocaciones y tenemos menos porque lo estamos haciendo mal y Dios dice: "ya no les mando vocaciones".
Es mucho más complejo que esto. Y sobre todo en el mundo moderno. Estamos tratando de dar sentido al hecho de que en el Vaticano II descubrimos la vocación del laico como tal, dentro de la familia, de las instituciones, la política, la empresa, y esto ciertamente afecta. Luego la natalidad ha bajado muchísimo en países que tradicionalmente nos han dado muchas vocaciones. Es difícil que la familia fomente vocaciones cuando tiene dos hijos en vez de cinco como antes.
A mí me preocupa más el hecho de que está disminuyendo el número de profesiones vocacionales: médicos disponibles 24 horas, enfermeras preocupadas por sus pacientes, maestros que están más preocupados por el salario que por los estudiantes... está disminuyendo lo que es vocación, y esto nos afecta a nosotros, porque no todo el mundo mira la vocación de forma positiva.
Nos decía un hermano cisterciense, que antes, en Italia, todas las familias tenían un pariente religioso, y todos lo decían con orgullo. "Hoy si voy a una familia y me encuentro a un muchacho bien plantado y le digo que si se ha planteado ser sacerdote, toda la familia se me echa encima. ¡Padre, no le meta ideas extrañas en la cabeza!". No es solo problema nuestro, hay toda una cultura que no favorece este tipo de vocaciones. Se favorece lo que es más relacionado con el marketing, la producción, un buen salario, y esto nos afecta naturalmente a nosotros.
Para la provincia de España, esto es una oportunidad, ¿tenemos fortaleza?
No tenemos que pensar que España es diferente. Esto es un eslogan que no sirve. A mí me gusta decir que hay jesuitas para todo, pues también hay españoles para todo, pero hay fortalezas evidentemente. Por lo que he visto hay mucha dedicación, hay pasión por lo que se hace, entrega, generosidad e imaginación. Y esto es un valor que hay que cultivar más que nunca. La Iglesia necesita dedicación al estudio y esto no es muy español: un estudio árido, que se hace solo, o en una biblioteca, esto no es el punto fuerte del español. Al alemán sí le gusta estar en una biblioteca, pero al español le gusta el aire libre. Pero es parte de una idiosincrasia, y hay mucha inteligencia, dedicación y pasión en lo que se hace, por lo tanto la capacidad para ser creativos, para hacer diferencia en la vida es muy alta. Lo que espero que los superiores puedan hacer es motivar y canalizar esa energía, esa fuerza, en algo productivo pastoral y religiosamente.
Cada vez hay más instituciones vinculadas a la Compañía en las que hay una persona laica y no un jesuita. ¿Nos convertimos en una marca y dejamos de ser una congregación religiosa?
No, en absoluto, es un proceso normal. Es normal que en una institución se busque al mejor, y el mejor puede ser jesuita o no, puede ser un laico o una laica. Y entonces hay que escoger al mejor para que la institución vaya bien y el jesuita se tiene que ir acostumbrando a funcionar normalmente. Estamos acostumbrados a canalizar todo religiosamente y a mí me hacen preguntas en algunos sitios de si el director de una obra es laico ¿tenemos que obedecerle? No es cuestión de obediencia. ¿Qué hace un profesor ordinario? obedece porque hay que trabajar de una manera colaborativa y ordenada. El jesuita se tiene que acostumbrar a eso, a funcionar como una persona normal.
Pero corremos el riesgo de ser más que una orden con una espiritualidad, con una tarea evangelizadora, una prestadora de servicios sociales.
Creo que sí podría ser, es un peligro, pero ahora mismo hay en la Compañía un interés enorme por mantener la identidad de nuestras obras. Si llevamos una obra, un colegio, una universidad, una parroquia, hay una preocupación muy alta por mantener la identidad, y no solo en los jesuitas sino también en los laicos, porque ellos colaboran precisamente porque esa obra está ofreciendo algo distinto, particular, y los laicos son los primeros que quieren mantener esa identidad, y saben que no puede suceder sin un proceso de formación, programas, etc. En España hay programas, tanto en Loyola como en Andalucía muy bien estructurados de formación de nuestros colaboradores que forman equipo y quieren trabajar como comunidad.
¿Somos más capaces de trabajar con otras, con otros?
Nos vamos haciendo más capaces. Es un proceso y vamos aprendiendo. Al principio pensábamos en laicos colaborando con nosotros, en nuestras obras. Kolvenbach ya habló en la CG34 de que tenemos que hablar de lo contrario: jesuitas colaborando con laicos en sus obras. Ahora ya esa diferencia va disminuyendo y ya se habla de colaboración en la misión de Dios. Ya no se habla de la misión de los franciscanos, de los carmelitas, de los jesuitas, sino de la misión de Dios. Es Dios el que llama a los colaboradores y por tanto nuestro discernimiento será quien tiene el mismo corazón que nosotros para trabajar juntos, no quién tiene vocación o no para trabajar, eso Dios lo decide. Pero nosotros tenemos que discernir con quién podemos trabajar bien, en paz y en la misma dirección.
En 2016 vamos a tener Congregación General los jesuitas ¿para qué?
Primero para elegir General. Creo que los 80 años es una buena fecha para pensar en el relevo porque después de los 80 ya no hay ninguna garantía ni médica ni psicológica ni del sistema nervioso para que la mente funcione bien, y ciertamente no puedo someter a la Compañía a años de decadencia personal. Después de los 80 ya entra uno en ese proceso de decadencia. Yo prefiero moverme fuera del trabajo, cuando todavía tengo capacidad de pensar y no esperar a que los jesuitas pregunten "ese viejito de Roma sigue allí" que no es muy positivo. Hay que hacer las cosas con cierta lucidez y es mejor empezar ya a prepararlo.
La Congregación General no es solamente para elegir General
Aunque la prioridad sea elegir General hay todo un proceso y en ese proceso entran las Congregaciones Provinciales , que habrá que tener una en España también, y en esas Congregaciones Provinciales piensan qué tipo de problemática hay que ajustar, cómo entendemos la misión. En el futuro las CG sean de elección o no, lo único importante que tienen que hacer es ajustar la misión. Porque la sociedad va cambiando, y también nuestras estructuras tienen que cambiar. San Ignacio sería el primero en hablar de cambio. San Ignacio dio libertad a los que iban a la India, a Japón... para discernir sobre el terreno porque no todo se ve desde Roma, él sería el primero en decir, han pasado 500 años, las estructuras que tenemos ahora son de 500 años antes, ya es hora de cambiar porque el mundo ha cambiado muchísimo. El cambio no es porque algo no funcione, sino por ir ajustándose a las necesidades nuevas y a los tiempos nuevos.
¿Cuántos años lleva de General? ¿Ha cambiado mucho su visión de la Compañía estando en Roma?
Llevo seis años. Sí ha cambiado. Primero se juzgan muchas cosas desde fuera como amateur. El aficionado que ve las cosas sin información. Llega uno a Roma y se encuentra un alud de información y cuando se conocen los problemas en detalle, y las personas, y por qué ha surgido un problema y su proceso, se ven las cosas ligeramente distintas. Hay apreciaciones que no cambian pero hay otras que sí. Y las que tocan a personas o instituciones concretas tienen que cambiar necesariamente con la información más completa que llega a Roma.
Y le cambia a uno también ser el P. General
No cambia uno en el carácter, el temperamento, como el Papa, sigue siendo él, pero ha cambiado su estilo, era más bien una persona adusta, ahora se ha hecho una persona muy cercana a la gente. Él lo atribuye a que así trabaja la Gracia. Él dice, yo no era así antes, era distante, serio... pero ahora me encuentro a gusto en esto, y él lo atribuye a la Gracia. Algo de eso pasa al ir a Roma. El carácter fundamental sigue pero tiene uno más información, tiene uno entrevistas como ésta, que antes no tenía, y uno es más consciente de que es una persona pública, no hay tanto espacio para lo personal, para el gusto concreto.
La visita de Benedicto XVI y su discurso en la Congregación General fue emocionante. Nos habló de ir a las fronteras ¿Estamos los jesuitas en las fronteras?
Creo que sí, que una de las razones por las que tenemos tantos y muy buenos colaboradores laicos y laicas es por estar en las fronteras. Se encuentran que ahí hay que estar, donde están los jesuitas. Lo que pasa es que las fronteras no son unívocas. Una de las cosas que hemos hecho recientemente en Roma es rehacer el mapamundi. Hacer un mapa de fronteras porque cada continente tiene fronteras distintas.África no tiene las mismas fronteras que Oriente Medio o Europa. Los provinciales de Europa han decidido que una de esas fronteras es la secularidad, que ciertamente es muy fuerte en Europa, y otra es el encuentro con otras religiones, sobre todo el Islam. La secularidad no ha entrado tan fuerte en África. Tienen el problema de la reconciliación, la guerra, la justicia, la paz, cómo trabajar por la paz, aunque el islam sigue siendo fuerte. En Asia tienen otras fronteras. En USA tienen el problema de la inmigración que es enorme. Cada continente tiene que decidir cuáles son sus fronteras y según eso organizar su apostolado y sus prioridades. Eso es lo que estamos haciendo en Roma, dos mapamundis, uno de fronteras y otro de puntos fuertes, porque cada continente tiene también puntos fuertes. Por ejemplo, USA, educación superior, es el único país donde tenemos 28 universidades. Tienen un saber hacer en la educación superior que no lo tenemos en otros sitios. El tercer mapa que queremos hacer es que nos den cinco o seis nombres de especialistas en esos puntos fuertes, para comunicarlos a toda la Compañía y que se les pueda pedir ayuda, de Asia, de Latinoamérica... y esto está tardando en venir, porque los Provinciales hacen una lista larga, pero es más difícil una lista corta.
Hace poco firmó el prólogo de la nueva edición de la biografía de Arrupe escrita por Pedro M. Lamet SJ. ¿Debemos seguir mirando hacia Arrupe?
Arrupe ocupó un puesto teológicamente providencial, clave en una transición muy importante en la Compañía. Arrupe nos enseña cómo hacer transiciones, porque de ahora en adelante vamos a tener varias. No solo es el Vaticano II y una nueva mentalidad que tiene que ver con situaciones sociales, etc. Arrupe nos enseñó cómo discernir en un momento difícil, clave, cómo encontrar la profundidad en lo nuevo que está emergiendo y eso nos va a ayudar mucho. Creo que tenemos que seguir mirando a Arrupe.
Lo que me preguntan siempre en todas partes es qué hay de su canonización. Hay que tener paciencia, no tenemos prisa en canonizar jesuitas porque tenemos muchos santos jesuitas y hay que dejar sitio a otros. Pero Arrupe seguirá inspirando, porque vivió en un momento clave y de una manera muy ignaciana, con todos los riesgos que tenía y con los que sufrió mucho.
Dios nos regala mucha santidad en la Compañía. Nos acaban de canonizar a dos compañeros, del siglo XVI, San Pedro Fabro y San José de Anchieta. Pero esa santidad ¿sigue vigente en la Compañía?
Sí, creo que sigue vigente. Una de las cosas que más me anima son las visitas a las Provincias. Viajo por todo el mundo y me encuentro jesuitas de primera. También hay de segunda..., no hay que glorificar todo lo que se ve, pero me encuentro jesuitas muy entregados. Por ejemplo, el P. Frank Van der Lugt, que acaban de matar en Siria. Es un hombre que conscientemente sabía que iba al martirio y cuando tuvo oportunidad e incluso con presión para salir, dijo que se quedaba, que mientras su gente estuviera sufriendo, se quedaba con ellos, y le han matado por eso. Era un testimonio tremendo, y su muerte ha sido un testimonio en todo el mundo, porque toda la prensa internacional lo ha tratado, y muy bien.
Hay dos compañeros más secuestrados en Siria y en Afganistán.
En Afganistan está el P. Prem y en Siria el P. Dall'Oglio, que lo más probable es que haya muerto ya, aunque no sabemos nada.
Padre, ¿le va a dar instrucciones al nuevo Provincial de España de lo que tiene que hacer?
Yo creo que sabe más que yo y no es porque esté presente... Sabe más de todo el proceso, de cómo ha ido la unión y de cómo incluso se ha adelantado porque ya estaba maduro el proceso y lo que queda por hacer. Creo que los próximos tres años van a ser de apuntalar cosas que están a medias o que la experiencia tiene que darnos nuevos datos, pero esto lo sabe él de sobra.
¿Hay procesos similares en otros lugares de la Compañía?
Sí, en noviembre tengo que ir a Brasil, porque son tres provincias y una región, una región enorme, en la que cabe prácticamente toda Europa Occidental y parte de la Oriental, que es Amazonia y van a formar también una provincia. Después convocaremos la Congregación General, porque esto afecta a la participación.
El último santo jesuita español canonizado vivió precisamente en Brasil, nos escribió una carta P. General. ¿Qué es la itinerancia para un jesuita?
Anchieta es un santo que nos dice mucho de lo que es la vida jesuítica, que es no estar apegado a nada, vivir respondiendo a distintos retos. Anchieta fue a Brasil enfermo, porque tenía problemas de columna, y montado en una mula fue por toda América, porque llegó hasta Perú, extraordinario. La itinerancia sigue siendo un modo de ser jesuita muy eficaz. No solo las instituciones que son necesarias, que tienen sus problemas, sino la itinerancia misma, que es una forma de ser jesuita, totalmente desapegado, el peregrino eterno, pero al servicio de los demás. Anchieta nos da un ejemplo.
El actual P. General también es itinerante.
Nos puede bendecir, Padre, a toda la Compañía española.
Que tenga capacidad de ir en profundidad a las cuestiones. Este mismo lunes vino a saludarme el arzobispo de Canterbury y me dijo que sus relaciones con la Compañía son muy positivas y que admira dos cosas, -y esa es mi bendición, que sigamos en esa línea- la capacidad de servir a los pobres, -desde San Pablo es una prioridad que no podemos olvidar- y la capacidad de tratar los problemas con rigor, incluso rigor académico. Poder ir profundo en las cuestiones. No quedarse en la hojarasca, en la opinión periodística, sino estudiar los problemas e ir a fondo para poder ayudar a la Iglesia en profundidad. Mi bendición sería una oración por que eso sea una realidad en España.





RD

viernes, 27 de junio de 2014

Encuesta del Vaticano: Los católicos ya no comulgan con la doctrina de la Iglesia sobre las familias




El Vaticano lamenta la "considerable pérdida de autoridad moral" y pide acoger con “respeto, compasión y delicadeza” a los homosexuales



Jorge Mario Bergoglio ya está haciendo cosas que jamás antes había hecho un Papa. El pasado sábado acudió a Calabria y excomulgó a la ‘Ndrangheta y a todas las mafias que imponen su ley criminal en Italia. Ayer, el Vaticano presentó el resultado de la encuesta mundial que Francisco había encargado el pasado mes de octubre para conocer, de primera mano y sin intermediarios, las opiniones de los católicos sobre algunos asuntos que, hasta ahora, habían sido un tabú. Una de las respuestas más llamativas es que los fieles “se resisten” a la doctrina de la Iglesia sobre “el control de la natalidad, el divorcio y las nuevas nupcias, la homosexualidad, las relaciones prematrimoniales o la fecundación in vitro”. Otra de las conclusiones es que los católicos de a pie están de acuerdo con Bergoglio cuando, a su regreso de Río de Janeiro, dijo aquello de “¿quién soy para juzgar a los gais?”. Los fieles abogan por que los homosexuales sean acogidos con “respeto, compasión y delicadeza”, evitando frente a ellos “todo signo de discriminación injusta”.

La iniciativa del Papa surgió el pasado mes de octubre. El Vaticano envió a las diócesis de todo el mundo 38 preguntas muy concretas para saber qué sufrimientos espirituales aquejan a las familias católicas en la actualidad. Con las respuestas –llegadas desde parroquias, movimientos eclesiales, instituciones académicas o especialistas a título individual—se ha elaborado un documento de 77 páginas –Instrumentum laboris—sobre el que tendrán que trabajar los obispos en el sínodo extraordinario convocado para el mes de octubre próximo. De su lectura se infiere que muchos católicos han hecho de su capa un sayo ante la incapacidad de la Iglesia de dar respuestas a los nuevos desafíos. El documento –presentado por el cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario general del Sínodo de los Obispos—llega a admitir que la Iglesia debe encontrar con urgencia “nuevos lenguajes” y “formar adecuadamente a los operadores pastorales” para transmitir sus enseñanzas.

La Iglesia tiene claro que no va a cambiar su doctrina, pero sí el acento y la mirada. Un ejemplo muy claro sobre el que también trata el documento es la relación con las parejas homosexuales. El documento dice que todas las conferencias episcopales –después de examinar las respuestas de los fieles a las preguntas del papa Francisco—se niegan en rotundo a “redefinir el matrimonio”, que solo se considera entre un hombre y una mujer, pero al mismo tiempo piden “una actitud respetuosa hacia ellos, exenta de prejuicios” –en la línea de las palabras del Papa-- hacia los homosexuales. De la misma forma, a través de la encuesta, los fieles tampoco se muestran partidarios de que las parejas del mismo sexo puedan adoptar, ahora bien: “Si estas personas, piden el bautismo para el niño, debe ser acogido con la misma atención y ternura que el resto de los menores”. Una Iglesia, por tanto, más proclive a entender las nuevas relaciones de familia que a mandarlas al infierno directamente. Otra cosa –y también la encuesta hace hincapié en este asunto—es que muchos de los católicos con sotana comulguen con la vida moderna. Hay un punto del informe en el que se deja entrever un cierto malestar de los fieles con algunos pastores que, ahora sí, se muestran más papistas que el Papa en la aplicación de la doctrina.
De hecho, los católicos de todo el mundo han aprovechado la oportunidad para protestar por el mal ejemplo dado al mundo por la Iglesia católica. Se citan los escándalos sexuales, la pederastia, la incoherencia de algunos curas que no esconden una vida de lujo o que marginan a divorciados o a madres solteras. Todo esto, subraya el documento sin recurrir al lenguaje de los paños calientes tan habitual hasta ahora, ha provocado una “considerable pérdida de autoridad moral”.


Fe, sacramento y matrimonio

Uno de los asuntos calientes que tendrá que abordar el sínodo extraordinario del próximo mes de octubre y, sobre todo, el ordinario de 2015 es el de los católicos divorciados y vueltos a casar. Son legión los que, según reconoce el documento, están que trinan con la Iglesia por negarles los sacramentos, sobre todo el de la eucaristía y la penitencia, y en especial cuando acompañan a sus hijos a hacer la primera comunión. “Muchos sienten frustración y se sienten marginados”, admite el documento de trabajo, “algunos se preguntan por qué los otros pecados se perdonan y este no; o por qué los religiosos y sacerdotes que han recibido la dispensa de sus votos y de las obligaciones sacerdotales pueden celebrar el matrimonio y recibir la comunión, mientras que los divorciados vueltos a casar no”.
Como en otros tantos aspectos, la encuesta enviada por el Papa está sirviendo para demostrar a la Iglesia —para demostrarse a sí misma— que demasiadas veces no está a la altura del sufrimiento del prójimo. Y de ahí que lance una advertencia a los obispos que se reunirán en Roma a la vuelta del verano: “La pastoral familiar, lejos de cerrarse en una mirada legalista, tiene la misión de ayudar a las personas a vivir a la altura de su dignidad”.
Sobre la nulidad matrimonial, el documento retoma las consideraciones de Benedicto XVI: “En numerosos casos, señalados en particular en Europa y en América del Norte, se pide agilizar el procedimiento para la nulidad matrimonial; al respecto, se indica la necesidad de profundizar la cuestión de la relación entre fe y sacramento del matrimonio, como sugirió reiteradamente Benedicto XVI”. Sobre el mismo argumento, “algunos invitan a la prudencia, señalando que al agilizar, simplificar o reducir los pasos previstos se corre el riesgo de provocar injusticias y errores; se podría dar la impresión de no respetar la indisolubilidad del sacramento; se podría favorecer el abuso y obstaculizar la formación de los jóvenes al matrimonio como compromiso para toda la vida; se podría alimentar la idea de un divorcio católico”.
Grandes desafíos que, por tanto, tiene que afrontar la Iglesia con unos cuadros que, a veces, no están a la altura. “Se deduce”, dice el informe, “que los pastores se sienten faltos de preparación para tratar problemas relativos a sexualidad, fecundidad o procreación, de manera que con frecuencia prefieren no afrontar estos temas”.
El Pais

Felipe Berríos, el tábano de los fariseos mercachifles por Rafael Gumucio Rivas. Siguen las repercusiones por lo dicho por Felipe en el programa El Informante


Este sacerdote jesuita tiene una cualidad muy escasa en este país, dominado por ricos y fariseos. Llama al pan pan y al vino vino y es una especie de “tábano” que cala hondo en esta mediocre e hipócrita sociedad chilena: en primer lugar, les cantó claro a algunos príncipes de la iglesia, heredera de Constantino y al servicio de los ricos, cuando dice que “la Iglesia ha lucrado creyéndose la dueña de la salvación y lucrar con eso... la mayoría dice que cree en Jesucristo, pero en el fondo, cree en el Dios del consumo, pero crea un vacío enorme”. Berríos no hace más que decir una verdad del porte de una Iglesia que, hace mucho tiempo, negó el legado de Fernando Vives, Alberto Hurtado y Raúl Silva Enríquez; en el fondo, hay dos iglesias: la de los “millonarios de Cristo” y la que vive pobre entre los pobres, representada por sacerdotes como Mariano Puga, Alfonso Baeza, Esteban Gumucio y muchos más, incluido el padre Berríos – en el caso de la iglesia de los pobres, el cristianismo la profecía de la igualdad.
En segundo lugar, Felipe Berríos se lanza más fuerte cuando se pronuncia a favor del matrimonio igualitario: “¿Cuál es problema del matrimonio homosexual? Los homosexuales son hijos de Dios. Él los creó homosexuales y lesbianas, y Dios está orgulloso que lo sean… ¿Por qué no pueden ellos casarse? Basta ya. El problema está en nosotros, que no los entendemos. No en ellos”. Tan osadas declaraciones han desatado el odio y el rechazo de una serie de fanáticos religiosos, que citan, por ejemplo, las Epístolas de San Pablo como si en verdad pudieran aplicarse a una sociedad mucho más desarrollada intelectualmente, como la actual.

En tercer lugar, se va directo contra el clasismo al referirse a la reforma educacional impulsada por el actual gobierno: “Lo que me llama la atención de la reforma educacional es que no toca un tema que para mí es central: el clasismo. Mientras haya clasismo en Chile, cualquier cosa que se haga saldrá mal… Lo que tiene que cambiar es que los colegios pagados privados dejen de discriminar a los alumnos. Cómo es posible que en este país haya colegios particulares y algunos católicos que cobran matrículas de incorporación a los papás. ¿Para qué? Para discriminar económicamente”.

En cuarto lugar, toca el tema de las clínicas privadas, distinguiendo lo lícito de lo moral: “Es lícito que la Universidad de Los Andes construya un hospital en la cota mil. Es lícito que la Universidad Católica construya un hospital en San Carlos de Apoquindo. Pero es inmoral. Cómo va a ser moral que se construyan dos hospitales existiendo otras clínicas en el sector alto de la capital y habiendo menos hospitales en la periferia”. Las respuestas de las clínicas aludidas han respondido en forma bastante ridícula, como que junto a las clínicas “a todo cachete” tienen consultorios en los barrios pobres para “los rotitos”.

Sobre el tema del aborto, sus declaraciones son bien lúcidas. “La Presidenta dijo algo muy interesante: que la sociedad chilena está lo suficientemente madura como para conversar los temas y que no haya alguien que decida por ella. Eso me parece viable”.

Remachó su intervención en el programa El Informante rindiendo un homenaje al valioso intendente de la Araucanía con expresiones como “demos gracias a Dios de tener un intendente como Huenchumilla…el Estado chileno le robó la tierra a los mapuches”.

Si la Iglesia chilena tuviera varios padres Berríos no estaría tan desprestigiada como lo está en la actualidad y podría dejar de ser “la ramera de Babilonia” – como la llamaban los cátaros – y volver a sencillez que, otrora, predicara su fundador.

Rafael Luis Gumucio Rivas
26/06/2014
El Clarín

miércoles, 25 de junio de 2014

Audiencia General: Francisco: "No somos cristianos a título individual ni por cuenta propia". Audio, videos y texto completo catequesis


"Si el nombre es 'soy cristiano', el apellido es 'pertenezco a la Iglesia'"


"No podemos salvarnos solos. No se puede amar a Dios fuera de la Iglesia"


(José M. Vidal).- Francisco tiene el don de recorrer la Plaza de San Pedro, siempre llena, y fijarse en todos y, a la vez, en algunos. Mira y distingue y elige los momentos y las personas con las que detenerse y a las que hacer un gesto de especialísima cercanía. Y lo hace sobre la marcha, dejándose guiar por las mociones del Espíritu.
Como siempre, los "descartados" son sus preferidos: Ancianos, niños y enfermos.Bendice a todos, pero no en masa. Individualizadamente. Personifica.
En la audiencia participó una peregrinación de la archidiócesis de Madrid, liderada por el cardenal Rouco Varela que, al final de la misma, abrazó al Papa.
Comienza la oración, con la introducción del Papa y la lectura del libro de los Salmos: "Reconoced que sólo Dios es el Señor...El nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño...Alabad y bendecid su nombre"
Algunas frases de la catequesis del Papa sobre la Iglesia
"Hoy hay otro gran grupo de peregrinos conectados con nosotros en el aula Pablo VI...por la amenaza de lluvia era más prudente que estuviesen allí...Rezaremos especialmente por ellos"
"Dios tiene mucha paciencia"
"Hoy hablaremos sobre la pertenencia a la Iglesia"
"No somos cristianos a título individual por cuenta propia"
"Nuestra identidad cristiana es pertenencia"
"Es como un apellido. Si el nombre es soy cristiano, el apellido es pertenezco a la Iglesia"
"Dios nos llama a entrar en esta relación de Dios con su pueblo que nos precede"
"Nadie se torna cristiano por sí mismo. No se hacen cristianos en laboratorio. El cristiano es parte de un pueblo que viene de lejos. El cristiano pertenece a un pueblo que se llama Iglesia"
"Otros, antes que nosotros, vivieron la fe y nos la transmietieron"
"La fe la hemos recibido de nuestros padres y de nuestros antepasados"
"Los rostros de nuestros padres o de los familiares que nos enseñaron a santiguarnos"
"Recuerdo siempre a la monja que me dio la catequesis"
"O el rostro del párroco"
"Esto es la Iglesia: una gran familia"
"En la Iglesia no existe el 'hazlo-tu-mismo'..."
"Creo en Jesús, pero la Iglesia no me interesa...Esto no vale"
"Son tentaciones peligrosas, son dicotomías absurdas"
"Caminar juntos, a veces, puede resultar fatigoso"
"Recordad bien: ser cristiano significa pertenencia a la Iglesia"

"No podemos salvarnos solos. No se puede amar a Dios fuera de la Iglesia. No podemos ser buen cristianos sin estar unidos a todos los demás".
Saludo del Papa en español
Saluda especialmente a los peregrinos de la archidiócesis de Madrid y de otros países latinoamericanos. "Nadie juega de libero. Somos un pueblo que camina", recuerda.
Queridos hermanos y hermanas
Dios ha querido formar un pueblo que lleve su bendición a todos los pueblos de la Tierra. En Jesucristo, lo establece como signo e instrumento de unión de los hombres con Dios y entre ellos. De ahí la importancia de pertenecer a este pueblo.
Nosotros no somos cristianos a título individual, cada uno por su cuenta. Nuestra identidad es pertenencia. Decir «soy cristiano» equivale a decir: «Pertenezco a la Iglesia». Soy de ese pueblo con el que Dios estableció desde antiguo una alianza, a la que siempre es fiel. De aquí nuestra gratitud a los que nos han precedido y acogido en la Iglesia, quienes nos han transmitido la fe, enseñado a rezar y pedido para nosotros el Bautismo. Nadie se hace cristiano por sí mismo. La Iglesia es una gran familia, que nos acoge y nos enseña a vivir como creyentes y discípulos del Señor. Y no sólo somos cristianos gracias a otros, sino que únicamente podemos serlo junto con otros. En la Iglesia nadie va «por libre». Quien dice creer en Dios pero no en la Iglesia, tener una relación directa con Cristo fuera de ella, cae en una dicotomía absurda. Dios ha confiado su mensaje salvador a personas humanas, a testigos, y se nos da a conocer en nuestros hermanos y hermanas.

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Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los peregrinos de la Archidiócesis de Madrid y de La Escuela Franciscana, de San Pedro Sula, así como a los demás grupos provenientes de España, México, Honduras, Colombia, Chile, Argentina y otros países latinoamericanos. Recuerden que, como cristianos, no podemos prescindir de los demás, de la Iglesia; no podemos salvarnos por nosotros solos. (Palabras improvisadas) Muchas gracias.
Texto completo de la catequesis del Papa
Queridos hermanos y hermanas,
en la primera catequesis sobre la Iglesia, el miércoles pasado, hemos iniciado de la iniciativa de Dios que quiere formar un pueblo que lleva su bendición a todos los pueblos de la tierra. Comienza con Abraham y después, con mucha paciencia -- y Dios la tiene, tiene mucha-- prepara este pueblo en la Antigua Alianza hasta que, en Jesucristo, lo constituye como signo e instrumento de la unión de los hombres con Dios y entre ellos.
Hoy queremos detenernos sobre la importancia, para el cristiano, de pertenecer a este pueblo. Hablamos de la pertenencia a la Iglesia. No estamos solos y no somos cristianos a título individual, cada uno por su cuenta: ¡nuestra identidad cristiana es pertenencia! Somos cristianos porque nosotros pertenecemos a la Iglesia.
Es como un apellido: si el nombre es 'soy cristiano' el apellido es 'pertenezco a la Iglesia'. Es muy bonito darse cuenta cómo esta pertenencia sea expresada también en el nombre que Dios se atribuye a sí mismo.
Respondiendo a Moisés, en el episodio estupendo de la zarza ardiente, se define como el Dios de los padres, --no dice yo soy el Omnipotente-- Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob. De esta forma Él de manifiesta como Dios que ha hecho una alianza con nuestros padres y permanece siempre fiel a su pacto, y nos llama a entrar en esta relación que nos precede.
Esta relación de Dios con su pueblo nos precede a todos nosotros, desde aquel tiempo. En este sentido, el pensamiento va en primer lugar, con gratitud, a aquellos que nos han precedido y que nos han acogido en la Iglesia.
¡Nadie se hace cristiano por sí mismo! ¿Está claro esto? Nadie se hace cristiano por sí mismo. No se hacen cristianos en el laboratorio. El cristiano es parte de un pueblo que viene de lejos. El cristiano pertenece a un pueblo que se llama Iglesia y esta Iglesia la hace cristiano por el bautismo, ¿se entiende? Y después con el recorrido de la catequesis, y tantas cosas. Pero nadie, nadie, se hace cristiano por sí.
Sí nosotros creemos, si sabemos rezar, si conocemos al Señor y podemos escuchar su Palabra, si lo sentimos cerca y lo reconocemos en los hermanos, es porque otros, antes que nosotros, han vivido la fe y después nos la han transmitido, la fe la hemos recibida de nuestros padres, de nuestros antepasados y ellos nos la han enseñado.
Si lo pensamos bien, quién sabe cuántos rostros queridos nos pasan delante de los ojos, en este momento: puede ser el rostro de los padres que han pedido para nosotros el bautismo; el de nuestros abuelos o algún familiar que nos ha enseñado a hacer el signo de la cruz y a recitar las primeras oraciones.
Yo siempre recuerdo mucho el rostro e la religiosa que me ha enseñado el catecismo y siempre me viene, está en el cielo seguro porque es una mujer santa, yo la recuerdo siempre y doy gracias a Dios por esta religiosa. O el rostro del párroco, de otro sacerdote, o de una religiosa, de un catequista, que nos ha transmitido el contenido de la fe y nos ha hecho crecer como cristianos. Esta es la Iglesia: es una gran familia en la cual se es acogido y se aprende a vivir como creyentes y discípulos del Señor.
Este camino lo podemos vivir no sólo gracias a otras personas, sino junto a otras personas. En la Iglesia no existe el 'hazlo tú', no existen 'bateadores libres'. ¡Cuántas veces el papa Benedicto ha descrito la Iglesia como un 'nosotros' eclesial! A veces sucede que se oye a alguien decir: "yo creo que Dios. Creo en Jesús, pero la Iglesia no me interesa..." ¿Cuántas veces hemos oído esto? Y esto no va.
Hay quien afirma poder tener una relación personal, directa, inmediata con Jesucristo fuera de la comunión y de la mediación de la Iglesia. Son tentaciones peligrosas y dañinas. Son, como decía, el gran Pablo VI, dicotomías absurdas. Es verdad que caminar juntos es laborioso, y a veces puede resultar cansado: puede suceder que algún hermano o alguna hermana nos dé problemas, o escándalo... Pero el Señor ha confiado su mensaje de salvación a las personas humanas, a todos nosotros, a los testigos; y es en nuestros hermanos y hermanas, con sus dones y sus límites, que viene a nuestro encuentro y se hace reconocer.
Y esto significa pertenecer a la Iglesia. Recordadlo bien, ser cristiano significa pertenecer a la Iglesia. El nombre es cristiano, el apellido es pertenencia a la Iglesia.
Queridos amigos, pidamos al Señor, por intercesión de la Virgen María, Madre de la Iglesia, la gracia de no caer nunca en la tentación de pensar poder prescindir de los otros, poder prescindir de la Iglesia, poder salvarnos solos, de ser cristianos de laboratorio. Al contrario, no se puede amar a Dios sin amar a los hermanos; no se puede amar a Dios fuera de la Iglesia, no se puede estar en comunión con Dios sin estarlo con la Iglesia y no podemos ser buenos cristianos si no junto a todos aquellos que buscan seguir al Señor Jesús, como un único pueblo, un único pueblo, y esto es la Iglesia. Gracias. ​​​​​​​​

En la Iglesia no existe el “hazlo solo” o los “jugadores libres”. Si el nombre es “cristiano”, el apellido es “pertenezco a la Iglesia”, el Papa en la Catequesis

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Saludo del Papa a los enfermos antes de la Audiencia

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El Papa en la audiencia: No se puede ser cristiano por tu cuenta


El Papa Francisco comenzó su última audiencia antes del verano en el aula Pablo VI. Allí saludó a los enfermos y ancianos.

PAPA FRANCISCO
"Con este tiempo, entre el calor y el riesgo de lluvia era mejor que ellos se quedaran en el aula. Están conectados con nosotros a través de la pantalla, de este modo podemos estar unidos en la misma audiencia”. 

Después, el Papa recorrió la Plaza de San Pedro durante casi media hora saludando a los peregrinos.

Francisco empezó su catequesis pidiendo oraciones por los ancianos y enfermos. Después explicó en qué consiste ser miembro de la Iglesia. Dijo que ser cristiano es como un apellido y explicó cómo se adquiere esa identidad.

PAPA FRANCISCO
"Nadie es cristiano por su cuenta, ¿está claro? Nadie es cristiano por su cuenta. No se hacen cristianos en el laboratorio. El cristiano es parte de un pueblo que viene de lejos, pertenece al pueblo de la Iglesia”.

El Papa dijo que la Iglesia es una familia en la que se aprende a ser discípulos de Jesús. Añadió que los cristianos tienen que estar agradecidos a quienes les han transmitido la fe, como los padres, sacerdotes o catequistas.

PAPA FRANCISCO
"Yo me acuerdo bastante de la cara de la religiosa que me enseñó el catecismo. Estará en el Cielo porque era una mujer santa. Siempre me acuerdo de ella y doy gracias a Dios por esta religiosa”.

Francisco explicó que no es posible creer en Dios y en Jesús pero no en la Iglesia. Dijo que es una "dicotomía absurda”. Añadió que cada uno tiene una relación con Dios personal pero no privada, porque se enriquece en la comunión con los demás que Jesús quiso para su Iglesia.


El Papa Francisco explica en qué consiste pertenecer a la Iglesia en la audiencia general



(-SÓLO VÍDEO-) Durante la audiencia general del miércoles, el Papa Francisco habló de la pertenencia a la Iglesia. Dijo que nadie es cristiano por sí mismo, sino que cada uno es parte de una comunidad que recibe la fe de quienes le preceden. Añadió que la Iglesia es fuente de unidad y que los cristianos deben cuidar de sus hermanos y hermanas. 

RESUMEN DE LA CATEQUESIS DEL PAPA EN ESPAÑOL

Queridos hermanos y hermanas:

Dios ha querido formar un pueblo que lleve su bendición a todos los pueblos de la Tierra. En Jesucristo, lo establece como signo e instrumento de unión de los hombres con Dios y entre ellos. De ahí la importancia de pertenecer a este pueblo.

Nosotros no somos cristianos a título individual, cada uno por su cuenta. Nuestra identidad es pertenencia. Decir «soy cristiano» equivale a decir: «Pertenezco a la Iglesia». Soy de ese pueblo con el que Dios estableció desde antiguo una alianza, a la que siempre es fiel. De aquí nuestra gratitud a los que nos han precedido y acogido en la Iglesia, quienes nos han transmitido la fe, enseñado a rezar y pedido para nosotros el Bautismo. 

Nadie se hace cristiano por sí mismo. La Iglesia es una gran familia, que nos acoge y nos enseña a vivir como creyentes y discípulos del Señor. Y no sólo somos cristianos gracias a otros, sino que únicamente podemos serlo junto con otros.

En la Iglesia nadie va «por libre». Quien dice creer en Dios pero no en la Iglesia, tener una relación directa con Cristo fuera de ella, cae en una dicotomía absurda. Dios ha confiado su mensaje salvador a personas humanas, a testigos, y se nos da a conocer en nuestros hermanos y hermanas. 

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los peregrinos de la Archidiócesis de Madrid y de La Escuela Franciscana, de San Pedro Sula, así como a los demás grupos provenientes de España, México, Honduras, Colombia, Chile, Argentina y otros países latinoamericanos. 

Recuerden que, como cristianos, no podemos prescindir de los demás, de la Iglesia; no podemos salvarnos por nosotros solos. Muchas gracias. 


Pope's General Audience 2014-06-25