martes, 29 de marzo de 2016

CVX: Conversando con Joanna Lecaros, CVX Puerto Montt



Joanna Lecaros, es la actual Presidenta Regional de la CVX de Puerto Montt y aprovechando mi paso por esta ciudad, nos juntamos a conversar sobre esta CVX regional, además, de llevarme a conocer la Torre Campanario de los Jesuitas.
Aparte de contarnos en que está la CVX de Puerto Montt y sus proyectos, nos habla de su experiencia en la Comunidad de Vida Cristiana
"...llegué como guía de las comunidades secundarias y ahí conocí a la CVX, conocí a la Iglesia, a la comunidad jesuita; conocí a Dios desde el 2000, desde que llegamos con mi marido y con mi familia. Fue una experiencia bien bonita de conversión y, también por eso, le tengo mucho cariño a la CVX..."

sábado, 26 de marzo de 2016

El Papa en la Vigilia pascual: "El Señor está vivo y quiere que lo busquemos entre los vivos". Viideo, homilía completa


"¡Cristo ha resucitado! Abrámonos a la esperanza y pongámonos en camino"



"Que el Señor nos libre de esta terrible trampa de ser cristianos sin esperanza"


 Olvidándonos de nosotros mismos, como siervos alegres de la esperanza, estamos llamados a anunciar al Resucitado con la vida y mediante el amor


(José M. Vidal).- Vigilia pascual presidida por el Papa en la Basílica de San Pedro. Con el paso de la oscuridad a la luz. Y tras la homilía de denuncia de ayer de los males dle mundo, Francisco hizo un canto a la alegría de la Resurrección y a la esperanza, al tiempo que invitaba a "ponernos en camino", para "anunciar al resucitado con la vida mediante el amor".
Primero el rito de la bendición del fuego y del cirio pascual: "Cristo, ayer y hoy, principio y fin, alfa y omega". Tras el rito, el Papa enciende el cirio pascual y, despues, su propia vela y entran en la Basílica. Son las dos únicas luces que brillan en el templo: la del cirio pascual y la del Papa. Poco a poco, se van encendiendo más velas. Y al tercer canto del "Lumen Christi", se enciende la luz eléctrica.
La ceremonia transcurre en silencio y sin música, hasta que el diácono canta el largo y profundo pregón pascual o "Exultet", que comienza así:
Alégrense por fin los coros de los ángeles,
Alégrense las jerarquías del cielo,
y por la victoria de rey tan poderoso
que las trompetas anuncien la salvación.
Goce también la tierra, inundada de tanta claridad,
y que, radiante con el fulgor del rey eterno,
se sienta libre de la tiniebla,
que cubría el orbe entero.
Alégrese también nuestra madre la Iglesia,
revestida de luz tan brillante;
resuene este templo
con las aclamaciones del pueblo.
termina así:
¡Qué noche tan dichosa
en que se une el cielo con la tierra,
lo humano con lo divino!
Te rogamos, Señor, que este cirio,
consagrado a tu nombre,
para destruir la oscuridad de esta noche,
arda sin apagarse
y, aceptado como perfume,
se asocie a las lumbreras del cielo.
Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo,
ese lucero que no conoce ocaso
Jesucristo, tu Hijo,
que, volviendo del abismo,
brilla sereno para el linaje humano,
y vive y reina por los siglos de los siglos.
Amen.




Y tras el Exultet, diversas lecturas en diferentes lenguas. La lectura en inglés la hace una chica discapacitada. Y tras las lecturas, el gloria. Y suenan el organo, las campanillas y las campanas del Vaticano.
Una lectura más y el diácono entona por tres veces, cada vez más alto, el Aleluya.
Texto íntegro de la homilía del Papa
«Pedro fue corriendo al sepulcro» (Lc 24,12). ¿Qué pensamientos bullían en la mente y en el corazón de Pedro mientras corría? El Evangelio nos dice que los Once, y Pedro entre ellos, no creyeron el testimonio de las mujeres, su anuncio pascual. Es más, «lo tomaron por un delirio» (v.11). En el corazón de Pedro había por tanto duda, junto a muchos sentimientos negativos: la tristeza por la muerte del Maestro amado y la desilusión por haberlo negado tres veces durante la Pasión.
Hay en cambio un detalle que marca un cambio: Pedro, después de haber escuchado a las mujeres y de no haberlas creído, «sin embargo, se levantó» (v.12). No se quedó sentado a pensar, no se encerró en casa como los demás. No se dejó atrapar por la densa atmósfera de aquellos días, ni dominar por sus dudas; no se dejó hundir por los remordimientos, el miedo y las continuas habladurías que no llevan a nada. Buscó a Jesús, no a sí mismo. Prefirió la vía del encuentro y de la confianza y, tal como estaba, se levantó y corrió hacia el sepulcro, de dónde regresó «admirándose de lo sucedido» (v.12). Este fue el comienzo de la «resurrección» de Pedro, la resurrección de su corazón. Sin ceder a la tristeza o a la oscuridad, se abrió a la voz de la esperanza: dejó que la luz de Dios entrara en su corazón sin apagarla.
También las mujeres, que habían salido muy temprano por la mañana para realizar una obra de misericordia, para llevar los aromas a la tumba, tuvieron la misma experiencia. Estaban «despavoridas y mirando al suelo», pero se impresionaron cuando oyeron las palabras del ángel: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?» (v.5).
Al igual que Pedro y las mujeres, tampoco nosotros encontraremos la vida si permanecemos tristes y sin esperanza y encerrados en nosotros mismos. Abramos en cambio al Señor nuestros sepulcros sellados, para que Jesús entre y lo llene de vida; llevémosle las piedras del rencor y las losas del pasado, las rocas pesadas de las debilidades y de las caídas. Él desea venir y tomarnos de la mano, para sacarnos de la angustia. Pero la primera piedra que debemos remover esta noche es ésta: la falta de esperanza que nos encierra en nosotros mismos. Que el Señor nos libre de esta terrible trampa de ser cristianos sin esperanza, que viven como si el Señor no hubiera resucitado y nuestros problemas fueran el centro de la vida.
Continuamente vemos, y veremos, problemas cerca de nosotros y dentro de nosotros. Siempre los habrá, pero en esta noche hay que iluminar esos problemas con la luz del Resucitado, en cierto modo hay que «evangelizarlos». No permitamos que la oscuridad y los miedos atraigan la mirada del alma y se apoderen del corazón, sino escuchemos las palabras del Ángel: el Señor «no está aquí. Ha resucitado» (v.6); Él es nuestra mayor alegría, siempre está a nuestro lado y nunca nos defraudará.
Este es el fundamento de la esperanza, que no es simple optimismo, y ni siquiera una actitud psicológica o una hermosa invitación a tener ánimo. La esperanza cristiana es un don que Dios nos da si salimos de nosotros mismos y nos abrimos a él. Esta esperanza no defrauda porque el Espíritu Santo ha sido infundido en nuestros corazones (cf. Rm 5,5). El Paráclito no hace que todo parezca bonito, no elimina el mal con una varita mágica, sino que infunde la auténtica fuerza de la vida, que no consiste en la ausencia de problemas, sino en la seguridad de que Cristo, que por nosotros ha vencido el pecado, la muerte y el temor, siempre nos ama y nos perdona. Hoy es la fiesta de nuestra esperanza, la celebración de esta certeza: nada ni nadie nos podrá apartar nunca de su amor (cf. Rm 8,39).
El Señor está vivo y quiere que lo busquemos entre los vivos. Después de haberlo encontrado, invita a cada uno a llevar el anuncio de Pascua, a suscitar y resucitar la esperanza en los corazones abrumados por la tristeza, en quienes no consiguen encontrar la luz de la vida. Hay tanta necesidad de ella hoy. Olvidándonos de nosotros mismos, como siervos alegres de la esperanza, estamos llamados a anunciar al Resucitado con la vida y mediante el amor; si no es así seremos un organismo internacional con un gran número de seguidores y buenas normas, pero incapaz de apagar la sed de esperanza que tiene el mundo.
¿Cómo podemos alimentar nuestra esperanza? La liturgia de esta noche nos propone un buen consejo. Nos enseña a hacer memoria de las obras de Dios. Las lecturas, en efecto, nos han narrado su fidelidad, la historia de su amor por nosotros. La Palabra viva de Dios es capaz de implicarnos en esta historia de amor, alimentando la esperanza y reavivando la alegría. Nos lo recuerda también el Evangelio que hemos escuchado: los ángeles, para infundir la esperanza en las mujeres, dicen: «Recordad cómo [Jesús] os habló» (v.6). No olvidemos su Palabra y sus acciones, de lo contrario perderemos la esperanza; hagamos en cambio memoria del Señor, de su bondad y de sus palabras de vida que nos han conmovido; recordémoslas y hagámoslas nuestras, para ser centinelas del alba que saben descubrir los signos del Resucitado.
Queridos hermanos y hermanas, ¡Cristo ha resucitado! Abrámonos a la esperanza y pongámonos en camino; que el recuerdo de sus obras y de sus palabras sea la luz resplandeciente que oriente nuestros pasos confiadamente hacia la Pascua que no conocerá ocaso.



SEMANA SANTA. QUINTA MEDITACIÓN: FERNANDO MONTES SJ desde el COLEGIO SAN IGNACIO EL BOSQUE por RADIO DUNA

Fernando Montes

"...el día sábadoSanto es un día de densa esperanza. Hemos dejado el cuerpo del Señor en el sepulcro y esperamos confiados la Resurrección.
Yo los invito, yo quisiera que meditemos en la situación, dura, que vivieron los discípulos cuando sus esperanzas se vinieron al suelo, cuando tuvieron el dolor y el desconcierto..."

Escuchar la meditación aquí

SEMANA SANTA. CUARTA MEDITACIÓN: JUAN CRSITÓBAL BEYTÍA SJ desde el COLEGIO SAN IGNACIO EL BOSQUE por RADIO DUNA

juan cristobal beytia

...les propongo que a medida que vayan sucediéndose estos puntos de oración, que también pueden ir registrando, anotando, aquellas cosas que le van tocando el corazón, aquello que les va provocando algún sentimiento, evocando algún recuerdo, porque sin duda, como decía ayer, por ahí va hablando el Señor. Y hay que seguirle la pista a eso...

...rescatar cuáles son los signos de esperanza que han ido teniendo en su vida que nos...

Escuchar audio, aquí

viernes, 25 de marzo de 2016

CVX Conversando con Belén Teuquil, de Jóvenes de Puerto Montt



Belén Teuquil es la primera Presidenta del Primer Consejo de Servicio de Jóvenes de Puerto Montt. Es cevequiana desde el año 2010  y en la actualifdad es estudiante de sicología de la Universidad San Sebastián en Puerto Montt
"... hace poco fuimos algunos de Puerto Montt a Formación de Jóvenes y surgieron como hartas cosas de la CVX, como una formación bastante intelectual que da mucho sentido a la crítica constructiva que tiene la sociedad hoy en día, comu un cargo socio político en la Iglesia, como muy metidos haciéndonos cargo de cosas que le pasan a la Iglesia y que nosotros también estamos siendo como constructores de ésta..." es parte de lo que nos dice Belén cuando le consultamos su visión de la CVX

CVX.DÍA MUNDIAL DE LA CVX 2016. Proyectos 163: Un espacio para respirar


Queridos hermanas y hermanos de la CVX, 

La paz sea con todos ustedes. 

El año 2015 fue un año muy intenso para toda la Iglesia. Fuimos testigos del Papa Francisco dirigiéndose a toda la humanidad en su Encíclica Laudato Si´. Vimos la conclusión del Sínodo de la Familia. El Concilio Vaticano II celebró su 50 Aniversario (lo mismo que la propia CVX en el 2017, dado que la renovación de nuestra comunidad siguió a la conclusión del Concilio). Y ahora, el año Jubilar de la Misericordia ha comenzado. 

A dondequiera que miramos, pareciera haber un llamado y un estímulo que nos pide –y nos invita a- actuar. Más y más, como CVX, nos encontramos en medio de esta situación de llamado. Quizás las fronteras son así. Quizás las fronteras son dimensiones de nuestro mundo, de nuestras vidas, donde los distintos rostros de Cristo deben ser descubiertos, y debemos ser confrontados por estos. Son los sitios donde la gracia y nuestras limitaciones se encuentran. Lugares desde donde emerge la “sabiduría”. Donde los muros se van debilitando y la Iglesia sigue naciendo una y otra vez. 

Es en el marco de estas luces que las invitaciones de este “Proyectos 163” llegan a ustedes. Esta carta no es un llamado a un mayor activismo; no es un pedido para más acciones. Pero aun así, sea que asuman esta carta desde el sentido apostólico individual o comunitario, nos parece importante invitarlos a que le den un espacio para su reflexión y consideración. Esto es una invitación a entrar nuevamente a un santuario –un sitio en el que puedan respirar profundamente buscando la paz interior. Dejemos que este espacio sea parecido a esos momentos de nuestra historia donde todo se queda tranquilo –ese instante previo a la que habría de ser nuestra salvación: la aceptación de María del llamado del Espíritu. Nuestra invitación es a que estemos juntos, y que hagamos una pausa, respiremos profundamente, y luego, exhalemos (dejemos salir el aire), mientras saboreamos internamente ese momento Mariano en nuestra propia historia. 

El proceso de identificación de las 4 fronteras durante nuestra Asamblea Mundial de Líbano no fue el inicio de la CVX en su búsqueda de su vocación y definiciones apostólicas. Antes de este momento, las comunidades ya estaban comprometidas en estas 4 fronteras, y muchas más. Haciendo un recuento de nuestra historia, en cada Asamblea Mundial, fuimos paulatinamente moldeados más y más profundamente en el misterio de ser un cuerpo apostólico laico. Sin embargo, fue durante el 2013 que hemos sido mucho más explícitos con respecto a nuestro compromiso en estas periferias concretas. Fue un llamado que se conecta íntimamente con el proceso para que nuestras vidas y vocaciones florezcan en las fronteras, como signo de la Encarnación en nuestra misión CVX. 

Como EXCO mundial, recibimos algunas de sus historias provenientes de los distintos sitios alrededor del mundo. Ellas representan esperanza y otras veces desesperación. Expresan celo y urgencia apostólica. Muestran nuestras dudas y nuestras convicciones por adentrarnos en la realidad. Ellas, siempre expresan movimiento. Y en este punto, invitamos a cada uno de los miembros de CVX a hacer una pausa momentánea en el camino. 

Pero, ¿por qué? y ¿para qué? Bien, imagínense a ustedes mismos y a su comunidad en un camino. Ha sido un trayecto largo y han estado caminando deprisa para llegar al sitio deseado. La urgencia nos pedía ir a ese ritmo. Pero nuestras limitaciones físicas también se expresan en las propias limitaciones de nuestras piernas y las fuerzas reducidas para seguir y seguir. La complejidad de la ruta nos está cobrando su cuota (peaje). Imaginen el mundo seco y sediento antes de la Encarnación –ante nuestro deseo profundo de misericordia, y el deseo de una libertad engendrada desde la paz. 


Hagamos una pausa 

Hagamos que este sea un signo para un cuidado más profundo de nuestra caminata, en medio de todas nuestras actividades apostólicas. Esto nos recuerda la necesidad de una “cura personalis” (atención particular a la persona), en la que orientemos nuestro cuidado a nuestras comunidades, incluso como requisito antes de poder atender a los que acompañamos en nuestra misión. Mientras nos apoyamos unos a otros en la misión, nuestro modo de proceder desde el DEAE también refleja este modo de la “cura personalis” 1 , de la misma manera que un director espiritual acompaña al ejercitante a entrar en una disposición interior adecuada para responder al amor de Dios, al mismo tiempo que se confronta y mira cara a cara nuestra realidad social planetaria. La acción incansable en un mundo que cambia constantemente, sin detenerse, puede conducirnos a cierto vacío. Así que DESCANSEN, sobre todo si la misión los ha desgastado. Descansen, y háganlo juntos y en el Señor. 

Una pausa apostólica también nos conduce a un importante elemento de nuestro modo de proceder: Evaluar. Los resultados son importantes, porque es una manera concreta de constatar la realidad y sus cambios (Ej. Aumento de 1.5 grados centígrados en la temperatura del planeta, el 4% del PIB destinado a la educación, 100 barcas para rehabilitar las comunidades costeras, etc.2 ). Es relevante que seamos capaces de reconocer y comunicar a otros resultados palpables y medibles. Esto es un paso inicial e indispensable, aunque no el paso final. En nuestro proceso de evaluación oramos para tener la gracia de ver cómo Cristo está presente en nuestras actividades apostólicas, y está ahí de manera misteriosa siempre un paso más allá de nuestra capacidad de reconocerlo en el mundo de hoy donde sigue resucitando3 . 


Respiremos profundamente 

A menudo el respirar es algo a lo que no le ponemos atención. Y sin embargo, respirar es algo vital para nuestra existencia humana. Nuestras oraciones usualmente comienzan con la toma de conciencia de que estamos respirando, y de que estamos vivos. Es un estímulo inmediato para la gratitud. El momento posterior al “Sí” de María es un momento para acoger la vida. Fue un momento, aparentemente casi imperceptible, y aun así fue el momento mismo de la Encarnación. 

Al nivel de la comunidad mundial, dejemos que éste sea el momento de saborear la vida también, al mismo tiempo que celebramos el día Mundial de la CVX, justo en la mitad del camino en nuestra ruta hacia la próxima Asamblea Mundial. Apreciamos mucho lo que le da vida a nuestro cuerpo apostólico: a nuestra Identidad Ignaciana Laical. Es nuestro propio Carisma el que nos ha llevado a las fronteras. Y es, justamente nuestro Carisma, lo que llevamos con nosotros hacia las periferias. Es desde la fidelidad y coherencia con esta fuente, que saldremos adelante en nuestra misión en las fronteras. Nunca ha sido, ni será jamás, solamente sobre el activismo. Ha sido siempre la respuesta a un llamado. En la necesidad y urgencia, esperamos que nuestras fuentes nunca sean olvidadas: los Ejercicios Espirituales, el examen diario, y la propia comunidad que nos sostiene. 

La formación sigue siendo un ámbito clave para toda comunidad CVX y pedimos que se mantenga como un aspecto central de la identidad Ignaciana que nos insta y anima a vivir como comunidades en misión. Aún en la Asamblea de Líbano varios delegados expresaron el deseo de compartir los materiales de formación existentes, mientras que otros intuían la necesidad para tener una mayor variedad de materiales formativos. Al ser una comunidad mundial, estos materiales solamente tendrán un mayor impacto si los compartimos – esto es una invitación permanente y continua también, dado que el compartir es lo que produce mayor vida y crecimiento4 . 


Exhalemos (dejemos salir el aire) 

Hay un punto cuando respiramos en el que nuestros pulmones se llenan de aire, y la vida que nos produce baña todo nuestro cuerpo. Nos llena de energía, fuerza y una renovación interna. Hubo una pequeña pregunta expresada por María en el relato de la Anunciación: “¿Cómo puede ser esto posible, dado que no he tenido relación con hombre alguno?” (Lc. 1, 34). Pero acompañada por la confirmación de que “… nada es imposible para Dios” (Lc- 1, 37). Al final de todo fue su fe, y la manera en que se llenaba del Espíritu, lo que la impulsaron a asumir esta Gracia. Y así es también para nosotros en la CVX. Este es un momento en el que no podemos permanecer demasiado tiempo, dado que necesitamos dejar que todo salga nuevamente, que el aire salga al exhalar. 

En estos últimos meses en el EXCO, hemos tenido nuestras propias dificultades –esto debido a la necesidad de cumplir nuestros anhelos y realizar acciones para ellos-, así como, hemos experimentado esfuerzos para tener mayor claridad en nuestros propósitos. En nuestras capacidades limitadas, hemos intentado reconocer los movimientos provenientes de las diversas comunidades que integran nuestro Cuerpo Apostólico. 


Al mismo tiempo, nos hemos preguntado a nosotros mismos ¿cómo está siendo llamada la CVX al entrar a sus primeros 50 años luego de la renovación de nuestra misión (evento que celebraremos en el 2017)? Hemos establecido comisiones porque el mandato de Líbano es muy desafiante. Poco a poco, también, hemos recibido las respuestas de las comunidades a nuestra encuesta sobre las fronteras. Aun así, sentimos la necesidad de una mayor conexión, y de un compartir más intenso entre los miembros de las comunidades. 

Cuando reconocimos y asumimos la imagen de la flor / rosa de los vientos para representar el mandato del EXCO, y las áreas prioritarias de misión de nuestra comunidad, hicimos el ejercicio concreto de tratar de mover los pétalos de ésta mediante un soplo (desde el frente, por los lados, suavemente, fuertemente). Fue algo fatigoso y perdimos el aliento. Al salir al aire libre, luego de nuestra reunión con el P. Adolfo Nicolás, sj, nuestro Asistente Eclesiástico Mundial, descubrimos la manera para hacerla girar. Vimos a nuestro Asistente jugar con la rosa de los vientos, y con el mínimo esfuerzo, la movió en contra del viento y giró, con todos sus colores integrándose unos con otros. Era, en ese momento, un solo cuerpo en un único movimiento. Todos nos sentimos como niños en ese momento. 

Este ejercicio fue un recordatorio de nuestra necesidad de dejar a Dios tomar el control y el timón. Nuestros esfuerzos solamente tienen sentido si son puestos frente al soplo del Espíritu. Al igual que lo experimentó María, es una invitación que no puede permanecer sin respuesta ¡Nadie puede simplemente mantener el aliento de vida dentro de sí para siempre! Como María, nuestra Madre, gritamos “Que se haga en mí según tu palabra” (Lc. 1, 38).



El día mundial CVX 2016 es un punto intermedio entre nuestras Asambleas Mundiales, y a la espera de nuestro 50 Aniversario desde nuestra renovación como comunidad. Lo que hemos compartido con ustedes ahora, es lo que compartimos entre nosotros mismos: una invitación a crear un espacio para respirar profundamente, una invitación para sintonizarnos nuevamente y armonizar nuestra música con el ritmo del Espíritu, y una llamada a experimentar aún más la fe y la esperanza. 

En los meses por venir, animamos a todos a reflexionar alrededor de las invitaciones de este número 163 de “Proyectos”. Encuentren el espacio para hacer una pausa –tener un espacio de descanso y cuidar unos de otros en la comunidad, y para dedicar tiempo para la “E” de Evaluar dentro de nuestro DEAE. Respiremos profundamente –saboreemos y apreciemos nuestra Identidad Ignaciana Laical: renovemos la importancia de nuestra formación CVX. Y Exhalemos, dejemos salir el aire, permitiendo al Espíritu que nos guíe, renueva nuestro llamado, y como fruto de este momento de alivio interno y descanso, apuntalar nuestro compromiso para caminar juntos a un futuro con esperanza y alegría. 


Unidos en la misión, 

Alwin, Josephine y Mauricio 
Con todo el EXCO mundial 


Una postdata jubilosa

Invitamos a todos los miembros de CVX en el mundo para tomarnos un momento para expresar nuestra profunda gratitud y alegría hacia la Compañía de Jesús y nuestro Asistente Eclesiástico, P. Nicolás, por ser verdaderos compañeros en la misión, especialmente luego del nombramiento oficial del P. Herminio Rico, sj, como el próximo Vice-asistente Eclesiástico para la Comunidad de Vida Cristiana. El P. Herminio asumirá este servicio oficialmente en el último cuatrimestre de 2016. Ofrezcamos oraciones especiales en los próximos meses, y en el día mundial de la CVX para nuestro queridísimo P. Luke Rodrigues, sj, quien nos ha bendecido tan profundamente con su acompañamiento, y por el P. Herminio. En estos movimientos, nosotros también sentimos el profundo soplo del Espíritu



1 El P. Kolvenbach hace una exposición clara del significado de cura personalis en el contexto del acompañamiento (Kolvenbach, P. Cura Personalis. Review of Ignatian Spirituality. N114. XXXVIII, 1/2007). Porque nuestro Carisma nos llama a vivir y testimoniar nuestra Espiritualidad Ignaciana como un cuerpo apostólico, por ello practicamos esto a nivel comunitario, mediante el DEAE. 

2 Estos son ejemplos de resultados concretos que ciertos proyectos apostólicos y acciones de incidencia han definido como metas: 1) nuestra participación en el Movimiento Católico Global por el Clima nos ha permitido tomar parte en la acción de incidencia para que en los acuerdos de la COP21 se defina como tope máximo el incremento de 1.5 grados en la temperatura global; 2) el apoyo de la CVX mundial a la iniciativa en la que la CVX República Dominicana luchó, y lucha, para la dedicación del 4% del PIB para la educación en dicho país, y una correcta inversión de dichos fondos; 

3) el número de barcas/botes que la CVX Filipinas ayudó a donar para los pescadores luego del Tifón Haiyan. La lista puede continuar –pero lo que queremos es enfatizar es el impacto concreto que queremos tener, de forma que podamos tener un punto de referencia al momento de evaluar nuestras acciones. 3 Bolaños Armas, P.J. Los fundamentos del Discernir, Enviar, Apoyar y Evaluar (DEAE). Progressio Suplemento no.62

4 Si desean compartir materiales formativos, pueden enviarlos al catálogo del Secretariado Mundial de CVX. En el futuro cercano, esperamos tener una plataforma o red para compartir los materiales formativos para que puedan ser utilizados por toda la comunidad. Favor enviarlos a exsec@cvx-clc.net, Título del correo: Materiales de Formación (Comunidad Nacional)




VÍA CRUCIS de FCO, EN EL BLINDADO COLISEO. Video y texto íntegro de la oración del Papa



El Via Crucis de Francisco en el blindado Coliseo de Roma


"Te vemos, cruz, en nuestros hermanos asesinados, quemados vivos, degollados y decapitados"


(José M. Vidal).- Via Crucis, presidido por elPapa en el Coliseo romano, lugar de las persecuciones de los cristianos durante el imperio romano. Al finalizar el rito, Francisco leyó una profunda, sentida y profética oración a la cruz. En ella denunció a los "traficantes de la muerte", a los que matan y queman vivos a nuestros hermanos y a nuestra propia conciencia narcotizada que permite que "el Mediterráneo y el Egeo se hayan convertido en un cementerio".
Dentro y fuera del Coliseo se observa unamultitud, que sigue el evento en una atmósfera de recogimiento y entre fuertes medidas de seguridad, tras los recientes atentados terroristas en Europa.
Los textos de las meditaciones de este año fueron preparados a solicitud del Papa por el arzobispo de Perugia, el cardenal Gualtiero Bassetti, sobre el tema "Dios es misericordia".
En las 14 estaciones, la cruz fue llevada por varios emigrantes de diversas nacionalidades y, en la última, por el cardenal Agostino Vallini, vicario del Papa para la diócesis de Roma, también por familias, discapacitados, estudiantes de las instituciones católicas, hermanos de Tierra Santa y ciudadanos de varias nacionalidades, de China, Rusia, Siria y también africanos.
Al final del Vía Crucis, el Papa recitó una oración, que él mismo escribió.
Algunas frases de la oración leída y compuesta por el Papa
"Oh Cruz, de Cristo, símbolo del amor divino y de la injusticia humana"
"Instrumento de muerte y vía de Resurrección"
"Patíbulo de la persecución y bandera de la victoria"
"Cruz de Cristo hoy te vemos erecta en nuestros hermanos asesinados, quemados vivos, degollados y decapitados"
"Hoy te vemos en el rostro de los niños y de las mujeres y de las personas que huyen de las guerras y de la violencia y a, menudo sólo encuentran la muerte y tantos Pilatos con las manos lavadas"
"Todavía hoy te vemos en los doctores de la letra y no del espíritu"
"Todavía hoy te vemos en los ministros infieles que, en vez de despojarse de sus vanas ambiciones, despojan a los inocentes de su propia dignidad"
"Te vemos todavía hoy en el corazón de los que juzgan a los demás, siempre dispuestos a condenar hasta la lapidación..."
"Te vemos hoy en el fundamentalismo y en el terrorismo de los secuaces de cualquier religión que profanan el nombre de Dios y lo utilizan para justificar sus inauditas violencias"
"Te vemos en los que quieren exluirte de la vida pública en nombre de la paganidad laicista o en nombre de la igualdad que tú mismo nos has enseñado"
"Te vemos en los potentes y en los vendedores de armas, que alimentan los hornos de la guerra con el dolor incente de la gente"
"Te vemos hoy en los traidores que por 30 denarios entregan a la muerte a cualquiera"
"Te vemos en los ladrones y en los corruptos que se venden en el mísero mercado de la inmoralidad"
"Te vemos en los destructores de nuestra casa común que, con egoísmo arruinan el futuro de las próximas generaciones"
"Te vemos en los ancianos abandonados por sus propiso familiares, en lso discapacitados y en lso niños desnutridos, descartados por nuestra hipócrita sociedad"
"Te vemos en el Mediterráneo y en el mar Egeo convertido en un cementerio por nuestra conciencia narcotizada"
"Cruz de Cristo, imagen del amor sin fin, te vemos todavía hoy en las personas buenas y justas que hacen el bien sin buscar el aplauso"
"Te vemos en los ministros fieles y humildes, que iluminan la oscuridad de nuestra vida"
"Te vemos en los rostros de las monjas y de los consagrados, buenos samaritanos, que lo bandonan todo"
"Te vemos en los misericordiosos que encuentran en la misericordia la máxima expresión de la justicia y de la fe"
"En las personas sencillas, que viven sencillamente su fe en la cotidianidad"
"Te vemos en los arrepentidos que saben desde la profundidad de la miseria de su pecado gritar 'Señor acuérdate de mí'"
"Te vemos en los beatos y en los santos..."
"Te vemos en las familias que viven con fidelidad y fecundidad su vocación matrimonial"
"Te vemos en los voluntarios que socorren a los necesitados"
"Te vemos en los perseguidos por su fe que, en medio del sufrimiento, siguen dando testimonio de Jesús y del Evangelio"
"Te vemos en los soñadores que viven con corazón de niños y que trabajan por un mundo mejor, más humano y más justo"
"En tí, santa Cruz, vemos a Dios, que ama hasta el final"
"Sálvanos del mal y del Maligno"
"Suscita en nosotros el deseo de Dios, del bien y de la luz"
"Enséñanos que el alba del sol es más fuerte que la oscuridad de la noche"
"Enséñanos que la aparente victoria del mal se disipa ante la tumba vacía y ante la certeza de la Resurrección y del amor de Dios, que nada puede debilitar"
Texto íntegro de la oración del Papa en el Via Crucis del Coliseo
Oh Cruz de Cristo
Oh Cruz de Cristo, símbolo del amor divino y de la injusticia humana, icono del supremo sacrificio por amor y del extremo egoísmo por necedad, instrumento de muerte y vía de resurrección, signo de la obediencia y emblema de la traición, patíbulo de la persecución y estandarte de la victoria.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo alzada en nuestras hermanas y hermanos asesinados, quemados vivos, degollados y decapitados por las bárbaras espadas y el silencio infame.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los rostros de los niños, de las mujeres y de las personas extenuadas y amedrentadas que huyen de las guerras y de la violencia, y que con frecuencia sólo encuentran la muerte y a tantos Pilatos que se lavan las manos.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los doctores de la letra y no del espíritu, de la muerte y no de la vida, que en vez de enseñar la misericordia y la vida, amenazan con el castigo y la muerte y condenan al justo.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los ministros infieles que, en vez de despojarse de sus propias ambiciones, despojan incluso a los inocentes de su propia dignidad.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los corazones endurecidos de los que juzgan cómodamente a los demás, corazones dispuestos a condenarlos incluso a la lapidación, sin fijarse nunca en sus propios pecados y culpas.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los fundamentalismos y en el terrorismo de los seguidores de cierta religión que profanan el nombre de Dios y lo utilizan para justificar su inaudita violencia.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los que quieren quitarte de los lugares públicos y excluirte de la vida pública, en el nombre de un cierto paganismo laicista o incluso en el nombre de la igualdad que tú mismo nos has enseñado.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los poderosos y en los vendedores de armas que alimentan los hornos de la guerra con la sangre inocente de los hermanos.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los traidores que por treinta denarios entregan a la muerte a cualquier persona.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los ladrones y en los corruptos que en vez de salvaguardar el bien común y la ética se venden en el miserable mercado de la inmoralidad.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los necios que construyen depósitos para conservar tesoros que perecen, dejando que Lázaro muera de hambre a sus puertas.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los destructores de nuestra «casa común» que con egoísmo arruinan el futuro de las generaciones futuras.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los ancianos abandonados por sus propios familiares, en los discapacitados, en los niños desnutridos y descartados por nuestra sociedad egoísta e hipócrita.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en nuestro mediterráneo y en el Mar Egeo convertidos en un insaciable cementerio, imagen de nuestra conciencia insensible y anestesiada.
Oh Cruz de Cristo, imagen del amor sin límite y vía de la Resurrección, aún hoy te seguimos viendo en las personas buenas y justas que hacen el bien sin buscar el aplauso o la admiración de los demás.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los ministros fieles y humildes que alumbran la oscuridad de nuestra vida, como candelas que se consumen gratuitamente para iluminar la vida de los últimos.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en el rostro de las religiosas y consagrados -los buenos samaritanos- que lo dejan todo para vendar, en el silencio evangélico, las llagas de la pobreza y de la injusticia.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los misericordiosos que encuentran en la misericordia la expresión más alta de la justicia y de la fe.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en las personas sencillas que viven con gozo su fe en las cosas ordinarias y en el fiel cumplimiento de los mandamientos.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los arrepentidos que, desde la profundidad de la miseria de sus pecados, saben gritar: Señor acuérdate de mí cuando estés en tu reino.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los beatos y en los santos que saben atravesar la oscuridad de la noche de la fe sin perder la confianza en ti y sin pretender entender tu silencio misterioso.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en las familias que viven con fidelidad y fecundidad su vocación matrimonial.
Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los voluntarios que socorren generosamente a los necesitados y maltratados.

Oh Cruz de Cristo, aún hoy te seguimos viendo en los soñadores que viven con un corazón de niños y trabajan cada día para hacer que el mundo sea un lugar mejor, más humano y más justo.
En ti, Cruz Santa, vemos a Dios que ama hasta el extremo, y vemos el odio que domina y ciega el corazón y la mente de los que prefieren las tinieblas a la luz.
Oh Cruz de Cristo, Arca de Noé que salvó a la humanidad del diluvio del pecado, líbranos del mal y del maligno. Oh Trono de David y sello de la Alianza divina y eterna, despiértanos de las seducciones de la vanidad. Oh grito de amor, suscita en nosotros el deseo de Dios, del bien y de la luz.
Oh Cruz de Cristo, enséñanos que el alba del sol es más fuerte que la oscuridad de la noche. Oh Cruz de Cristo, enséñanos que la aparente victoria del mal se desvanece ante la tumba vacía y frente a la certeza de la Resurrección y del amor de Dios, que nada lo podrá derrotar u oscurecer o debilitar. Amén.

Way of the Cross 2016.03.25


RD