domingo, 2 de noviembre de 2008

EL ANGELUS DEL PAPA EN EL DÍA DE LOS FIELES DIFUNTOS (2 NOVIEMBRE) Crónica de Radio Vaticana


En este trigésimo primer domingo del Tiempo Ordinario el Santo Padre Benedicto XVI ha presidido, ante los cientos de fieles congregados en la plaza de san Pedro del Vaticano, el rezo mariano del Ángelus, durante el que ha recordado la celebración de ayer de la fiesta de Todos los Santos que permitió "contemplar la ciudad del cielo, la Jerusalén celeste que es nuestra madre".
"Hoy con el alma dirigida a esta realidad última –ha dicho el Papa en su alocución previa al rezo del Ángelus- conmemoramos a todos los fieles difuntos que nos han precedido con el signo de la fe y duermen el sueño en paz". En este sentido el Pontífice ha subrayado la importancia de que los cristianos "vivamos la relación con los difuntos en la verdad de la fe, y miremos a la muerte y al más allá en la luz de la revelación".
De hecho el apóstol Pablo, escribiendo a las primeras comunidades, exhortaba a los fieles a no estar tristes como aquellos que no tienen esperanza porque, "si creemos que Jesús murió y resucitó, de la misma manera que Dios llevará consigo a quienes murieron en Jesús". (1 Ts 4,13-14) "Es necesario también hoy evangelizar la realidad de la muerte y de la vida eterna, realidad particularmente sujeta a creencias supersticiosas y a sincretismos, para que la verdad cristiana no arriesgue mezclarse con mitologías de todo tipo".
Precisamente Benedicto XVI en su Encíclica sobre la esperanza cristiana, se pregunta sobre el misterio de la vida eterna con interrogantes como: ¿La fe cristiana es también para los hombres de hoy una esperanza que transforma y sustenta sus vidas?; ¿los hombres y mujeres de nuestra época desean todavía hoy la vida eterna?; o quizá la existencia terrenal ¿se ha transformado en su único horizonte?
El Papa ha respondido citando a san Agustín: todos queremos "una vida beata", la felicidad. "No sabemos bien cómo es –ha proseguido explicando Benedicto XVI- pero nos sentimos atraídos hacia ella. Ésta es una esperanza universal, común a los hombres de todos los tiempos y de todos los lugares". De hecho la expresión "vida eterna" quiere dar un nombre a esta espera. Una plenitud de vida y de felicidad: es esto lo que esperamos de nuestro ser con Cristo.
En este sentido el Papa ha invitado a que "renovemos en el día de hoy la esperanza de la vida eterna fundada en la muerte y en la resurrección de Cristo": "La esperanza cristiana no es solamente individual, sino que también es siempre la esperanza de los demás. Nuestras existencias están profundamente unidas las unas a las otras, y el bien y el mal que cada uno realiza, toca siempre también a los demás. De este modo la oración de un alma peregrina en el mundo, puede ayudar a otras almas que se están purificando tras la muerte. Es por esto que la Iglesia nos invita a rezar por nuestros queridos difuntos y a detenernos ante sus tumbas en los cementerios. Que María, estrella de la esperanza, haga más fuerte y auténtica nuestra fe en la vida eterna y acompañe nuestra oración de sufragio por los fieles difuntos".
Y tras el rezo mariano del Ángelus y el responso por los fieles difuntos, Benedicto XVI ha saludado, como es tradicional a todos los fieles en varios idiomas. Éstas han sido sus palabras en español:"Saludo con afecto a los fieles de lengua española aquí presentes. En la conmemoración de los fieles difuntos, la Iglesia con amor maternal, nos invita a ofrecer sufragios por nuestros seres queridos que han dejado ya este mundo, y de modo especial por los más necesitados de la misericordia de Dios. En nuestra oración personal y en el Sacrificio Eucarístico, pedimos al Señor que los purifique totalmente para que puedan gozar de la paz y del descanso eterno. Que Dios os bendiga".

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