miércoles, 19 de noviembre de 2008

Representantes religiosos llaman al mundo a construir la paz “para no convertirse en inhumano”


Vida Nueva) Cerca de 200 representantes religiosos de todo el mundo hacían este martes un Llamamiento a la paz en la clausura del encuentro organizado por la Comunidad de San Egidio y que se ha celebrado durante tres días en el palacio episcopal ortodoxo de Nicosia (Chipre). El objetivo de la cita era “hacer crecer una civilización de paz, que el mundo necesita para no convertirse en inhumano”, tal y como recuerda el documento final, que fue proclamado durante el acto conclusivo, en el que también intervinieron Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio e Ingrid Betancourt, ex prisionera de las FARC.

Riccardi expresó su confianza en que la elección de Chipre como sede de este encuentro ayude a resolver el conflicto de este país, dividido entre turcos y chipriotas, y considerado el “último muro” que queda por caer en Europa. Para Ingrid Betancourt, los países “deben tener fe y no rendirse”, sino “creer que un mundo mejor es posible, que el bien siempre vence al mal. No hay que olvidar que la felicidad a la que el mundo aspira será posible cuando la religión no sea utilizada para fines políticos”.

Entre otras cosas, el documento final hace referencia la situación de crisis económica mundial, en la que “un gran mundo de pobres pagará un caro precio”, pero también tiene un recuerdo para los que sufren por las guerras, la pobreza y la violencia. A pesar de todo ello “no es el momento de encerrarse en el pesimismo”, prosigue el comunicado, “es la hora de escuchar el dolor de muchos y de trabajar para fundar un nuevo orden mundial de paz. La búsqueda de la justicia, del diálogo, del respeto por los más débiles, son los instrumentos para construir este nuevo orden“.
El texto tiene en cuenta a todas las tradiciones religiosas, de las que asegura que “saben que hablar de guerra en nombre de Dios es absurdo y es una blasfemia. Están convencidas que de la violencia y del terrorismo no nace una humanidad mejor”. El documento concluye con un llamamiento al diálogo y al perdón: “El diálogo no debilita, sino que refuerza. Es la verdadera alternativa a la violencia, Nada se pierde con el diálogo, Todo puede ser posible”.

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