RD/Efe).-El papa Benedicto XVI dijo hoy que sólo la "sobriedad" de vida permite superar "el gran problema" de la pobreza en el mundo y construir una sociedad solidaria y que si no se respetan las reglas del bien común la sociedad no funciona.El Pontífice así lo manifestó ante unas 20.000 personas que asistieron en la plaza de San Pedro a la audiencia pública de los miércoles, cuya catequesis dedicó a la figura de san Teodoro el Estudita, que vivió en el siglo VIII, uno de los grandes reformadores de la vida monástica y defensor del trabajo.
El Obispo de Roma dijo que Teodoro hablaba de manera muy concreta sobre la pobreza y de la necesidad de renunciar a la propiedad privada, a las cosas materiales y volver a la simplicidad y a la sobriedad.
Echando mano del santo, el Papa afirmó que las enseñanzas de Teodoro siguen teniendo validez actualmente, "ya que sólo aprendiendo a renunciar, a la simplicidad, a la sobriedad, a la austeridad puede desarrollarse una sociedad solidaria y puede superarse el gran problema de la pobreza que afecta al mundo actual".
Benedicto XVI agregó que el mundo del trabajo "tiene que ser humanizado" y que las riquezas obtenidas con el trabajo tienen que ser destinadas para ayudar a los pobres.
"Tenemos que aprender que el fruto del trabajo debe ser para el bien común", añadió.El Papa señaló también que si no se respetan "las reglas del bien común" la sociedad no funciona y denunció la "soberbia" del hombre cuando pretende ser el centro del mundo, sin importarle el prójimo.
A este respecto, subrayó que muchas corrientes de pensamiento empujan a un peligroso individualismo y a la soberbia espiritual.
Como es habitual, concluida la audiencia, el Papa saludó en diferentes idiomas, entre ellos español. A la cita asistieron fieles de España (entre ellos antiguos alumnos del colegio de la Inmaculada Concepción de Barcelona acompañados del cardenal Lluis Martínez Sistach), de Chile, México y otros países latinoamericanos.
A todos exhortó a "aumentar la fe y el amor a la Iglesia".
A la audiencia asistió la ex primera ministra británica Margaret Thatcher, vestida de negro y con sombrero negro. Al final de la misma, el Papa le estrechó la mano y habló con ella durante unos minutos.
1 comentario:
EL MUNDO, LA HUIDA DEL MUNDO Y DIOS CON NOSOTROS.
Su Santidad, Benedicto XVI propone al Mundo el ideal de la vida Monacal.
Muchas religiosas, delgadas, de rostro fino y ascético, castas, austeras, oran piadosamente en Basílicas de Piedra, altas, heladas, nórdicas, cuyas celdas son tan rigurosas, que es más acogedor dormir a la intemperie.
Es verdad.
Pero, ¿porqué deberia Dios estar más bien ahí que la casa, más acogedora y más entrañable, de un asalariado de clase media?.
¿Cómo es que se dice, o se cree
que Dios habita más bien en la austeridad que en el espíritu festivo, cuando éste es compartido y fraterno, aún más, cuando es solidario con los demás?
No creo que un joven de izquierda hubiese leido siquiera hasta aquí.
Porque para la contra-cultura, y sus variantes posmodernas, el Papa
vive en un palacio, comiendo manjares, y preso de las más delirantes contradicciones.
Por experiencia personal, sé muy bien que la vianda o plato que sirve la Iglesia es de buen gusto y tono, pero de muy recortada cantidad. Casi siempre.
Y hay una cierta prensa, amarilla, y numerosa, que ha caricaturazado la idea y el slogan sobre todo tipo de excesos de la Curia, la cual carecería de autoridad moral humana, ya que en lo divino, menos áun.
Pero Dios, no está ni aquí, ni allá, sino más bien en los que sufren y en quienes les tienden la mano. Cuando el pobre (el enfermo o el perseguido)parte con alegría su pan, porque lo hemos visitado, eso es "dios-con-nostros" en el Mundo. Eso es Sacramento al modo de Jesús, cotidiano, inmerso en el drama existencial humano, no separable del contexto social.
Dicen que sólo con las sobras de los restaurants Europeos bastaria
para acabar con la tragedia del hambre en Africa. Deben estar locos en su embriaguez consumista.
Yo también estoy loco, como lo prueba el hecho que concuerdo con Benedicto XVI, no es posible, o sustentable, vivir derrochando tan ingentes cantidades de energía, y postergando del modo que lo hacemos
a los humildes y oprimidos.
La naturaleza, divina mater, siente, escucha, se anticipa.
Y si los sacramentos ya no se celebran con espíritu de Cristo, y no me refiero sólo a los de la Iglesia, sino que la atrocidad demencial ha llegado a la "desolación" y a la consumación de la maldad colectiva, entonces, "mane thecel
phares".
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