viernes, 3 de julio de 2009

"A Honduras, le imponen su ley"


La situación política que vive la hermana república de Honduras pone en evidencia que el discernimiento no es la virtud más resaltante cuando los poderes se enseñorean contra los más débiles. El principio de la soberanía no se aplica igual para todos. Siendo Honduras un país pequeño y pobre, los organismos internacionales se dan el lujo de imponer su ley. Si una situación similar se presentase en Brasil o Venezuela, actuarían igual? Seguramente, no.
Se esgrime la existencia de un golpe de estado en el derrocamiento del Presidente Zelaya. Estamos en contra de todo acto de fuerza que violente el orden constitucional. Pero, ¿las acusaciones que pesan sobre el Presidente Zelaya por violar la constitución, son o no son un golpe de estado contra las leyes de esa república? Estos lodos son producto de aquellos polvos.
De cara a la actuación de Venezuela en este asunto, quedan en el aire preguntas sin respuesta. ¿Por qué se defiende a ultranza el respeto al orden constitucional en Honduras y aquí se viola impunemente, al no reconocer la elección popular de quienes no pertenecen al partido de gobierno y se le cercenan sus legítimas competencias? Hay razón ética que lo justifique?
Se condena, y con razón, la legitimidad de toda intervención por la fuerza militar contra el orden constituido. ¿Por qué, entonces, se celebra y exalta cada año el 4 de febrero, como un día de júbilo y fiesta nacional? ¿Qué le da ilegitimidad al primero y legitimidad al segundo?
El orden moral no permite que se mida lo semejante con dos criterios contrapuestos. La doble moralidad es una inmoralidad, una transgresión contra la equidad porque genera exclusión e injusticia.
Los países pobres y pequeños siguen estando a merced de los intereses de los más poderosos. Se puede no estar de acuerdo, condenar y tratar de persuadir a que los asuntos se ajusten a derecho. Pero, ¿de qué derecho se trata? ¿Si el de los que gobiernan a su antojo o el del que los pueblos tratan de darse, recurriendo a la autonomía de sus instituciones?
Oramos por Honduras, deseamos la paz y el restablecimiento de un hilo constitucional, que no está exclusivamente de parte de quienes ejercen el poder. “Para resolver los conflictos que surgen entre las diversas comunidades políticas y que comprometen la estabilidad de las naciones y la seguridad internacional, es indispensable pactar reglas comunes derivadas del diálogo” (Juan Pablo II). Diálogo, no imposición.
Mons. Baltazar Enrique Porras Cardozo
Del blog "En nomina

1 comentario:

Anónimo dijo...

MELCHOR, GASPAR Y BALTAZAR, reyes y magos del Oriente, adoraron al Niño Dios.
Y aqui tenemos un Baltazar dubitativo, que considera al Niño demasiado moreno y popular para ser EL, el Señor que su pueblo adora como Mesías de la paz y la liberación, porque ¿qué diálogo puede haber de espaldas al pueblo, sus asambleas, y su su voto plebiscitario? ¿O acaso vuestras Instituciones no se fundan en el consabido "derecho romano", el mismo que este NIÑO impugna desde su cuna?
Muy equivocados andais si mirando no podeis VER, oyendo, no conseguís ESCUCHAR, y sintiendo ya no teneis CORAZON. Pero esto sucede para se cumplan vuestras propias escrituras: "fue a su propia casa, pero no lo recibieron"
Nosotros, en cambio, somos hijos de Dios, CRISTO nos parió en el Arbol de la Cruz.