viernes, 10 de julio de 2009

Un arzobispo de Bolivia suspendió a un cura y lo entregó a la justicia por abuso de menores


Buenos Aires (Patricio Downes, Religión Digital).- El arzobispo de Cochabamba, monseñor Tito Solari, decidió iniciar un proceso eclesiástico contra el presbítero José Mamani Ochoa, y luego presentarlo a la justicia civil por el presunto delito de abuso contra menores de edad.

En un comunicado inusual -y tal vez inédito en América Latina- el Arzobispado de Cochabamba comunicó lo sucedido a la opinión pública a través del Sistema Maná, perteneciente a la Iglesia Católica de Bolivia.
"Con mucho dolor, tenemos que comunicar por segunda vez al pueblo católico y a la opinión pública en general, que un sacerdote nuestro, el Pbro. José Mamani Ochoa, ha cometido delitos contra menores de edad", señaló en un comunicado.

El arzobispo recordó que "este sacerdote fue suspendido del ministerio sacerdotal a fines de abril por tenencia indebida de menores, por apropiación indebida de bienes eclesiásticos y por falsificación de documentos. Por estas infracciones se abrió el proceso eclesiástico según el Derecho Canónico".

"Pero el 14 de junio, en el marco de dicho proceso eclesiástico, lamentablemente se detectó probables delitos contra menores. Ante este descubrimiento la Iglesia asumió su obligación de presentar la correspondiente denuncia ante la fiscalía y lo hizo al día siguiente", explicó.
Según el arzobispado la fiscalía dio ayer la orden de aprensión del presunto abusador y que "el sacerdote estará en manos de la justicia".

"La Iglesia asume esta obligación de denunciar a la justicia estos delitos por considerarlos de máxima gravedad, como nos lo señala el mismo Jesús diciendo: Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y le arrojen al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños".

Maná, el medio que publicó esta información, se define como "una iniciativa colectiva del proceso de formación, coordinación y animación de la Pastoral de las Comunicaciones Sociales en Bolivia (PASCOM), llevado adelante, entre agosto de 2005 y febrero de 2007, con la participación de todas las diócesis de Bolivia y bajo la coordinación de la Comisión Episcopal de Comunicación Social".

La reflexión episcopal continuó: "Los niños son las víctimas de estos delitos. Y es nuestro deber pensar en ellos y acompañarlos en un proceso de su recuperación sicológica y espiritual.Pero todos sufrimos las consecuencias de estos hechos. Necesitamos acogernos a la misericordia de Dios y a Su ayuda para soportar este dolor, para no dejarnos vencer por el escándalo y para retomar nuestro camino con un compromiso de mayor fidelidad".

1 comentario:

Anónimo dijo...

UNA MEDIDA EN EL SENTIDO CORRECTO DE CUALQUIER INSTITUCION.
Muy lamentable. Pero es de esperar que, aparte de la reparación económica y moral de los niños y sus familias, en el proceso judicial debido a esta
"persona" (individuo) se evaluen psiquiátricamente rasgos psicopáticos, de modo objetivo, para configurar perfiles claros de personalidad, a objeto de PREVENIR tempranamente (mediante selección psicológica) de quienes estarán a cargo de funciones apostólicas.
NO es imposible que la propia infancia biográfica de este mal-hechor este también dañada por violencia física, eso es algo que debe ponderar el sistema judicial respectivo.
Es extremadamente difícil encontrar un solo malvado cuya infancia no esté sesgada y tronchada por hipocresías familiares y/o por violencia directa.
Esto aumenta, no disminuye, la gravedad de los hechos.