El curso de los nuevos Provinciales en Roma fue conducido por Orlando Torres, Asistente para la formación, quien dirigió la agenda, el ritmo y el ambiente para producir una experiencia seria, transparente y fraterna de la Compañía de Jesús y su gobierno.
Esta vez eran los de habla castellana y estaban provinciales de España y Latinoamérica, pero también de tierras de otras lenguas: Nueva Orleans, Brasil Central, Rumania, Italia, Mozambique, Polonia y Líbano.
Las reuniones duraron dos semanas estrictas, de lunes a sábado, hasta las 8 de la noche, del 26 de mayo al 06 de junio. Todos los días acompañó P. Adolfo Nicolás, nuestro Padre General. Dialogaba como cualquiera de nosotros en el grupo. Dejó sus impresiones sobre la Compañía, y en una intervención de casi dos horas respondió a las preguntas que le habían preparado. Tiene conciencia de una generalato corto de 6 a 7 años y quiere dejar antes de retirarse aportes específicos. Énfasis en la formación, desde el cambio personal que pide el noviciado hasta el fruto que debe exigirse a cada etapa; la disponibilidad de cada uno de nosotros para ir donde pida la Misión, dejando lugares y obras; la profundidad espiritual e intelectual en todo apostolado; la distancia de los éxitos y el valor de las acciones donde lo normal es el fracaso como los trabajos con pobres y excluidos; la incorporación de laicos, hombres y mujeres, compañeros de Misión en las instituciones; la transformación de la forma de gobierno en la unificación de Provincias y al mismo tiempo su descentralización o pluricentralismo interior; el lugar creciente de las Conferencias de Provinciales; la clarificación del sentido del coadjutor espiritual con responsabilidades propias y también como proceso que puede llevar, según los casos, a la profesión; la conciencia del cuidado del “sentire cum ecclesia” en un Pontificado que da francas muestras de aprecio y al mismo tiempo observa nuestra fidelidad y claridad; la importancia de la incidencia pública en los campos de la ética y la justicia con seriedad y con audacia; el fortalecimiento de nuestra vida de comunidad trabajada como testimonio y abierta a acoger a quienes nos visitan; y por supuesto las fronteras de la profundidad cultural y del riesgo donde se nos espera a nosotros, los Jesuitas.
Fuente: Editorial en las NOTICIAS DE LA PROVINCIA COLOMBIANA con las impresiones Del P. Provincial de Colombia P. Francisco de Roux sj sobre el curso para nuevos provinciales
CPAL
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