martes, 17 de marzo de 2009

El logotipo del viaje del Papa a África


Una gran cruz, con una imagen africana de Jesucristo crucificado, abraza el mapa del continente negro. El Misal para las celebraciones litúrgicas presididas por Benedicto XVI del 17 al 23 de marzo en Camerún y en Angola ofrece en una de sus primeras páginas la imagen, el logotipo, el cartel de esta visita apostólica papal. Es un dibujo en el que sobre fondo blanco aparece silueteado el mapa de todo el continente africano,incluida la gran isla de Madagascar. La cruz de Cristo surge centrada sobre la totalidad del mapa, de norte a sur y de este a oeste.
Los palos de la cruz están pintados en cuatro colores: azul marino, azul turquesa, amarillo y naranja. En el centro de la cruz aparece una imagen africana de Jesucristo crucificado. De la herida de su costado brota sangre. La cruz y el Crucificado abrazan, de este modo, a todo el continente. Así lo recordó el Papa en el ángelus de este domingo 15 de marzo al afirmar que su visita a Camerún y a Angola buscaban abrazar idealmente, abrazar de corazón a toda África. Es la cruz de Cristo la que abraza y el Papa es su vicario, el Dulce Cristo en la tierra, rn toda la tierra, máxime en estos días en toda la tierra africana. Del nordeste del mapa, en el entorno de los países llamados del Magreb, aparece una representación clásica del Espíritu Santo, en forma de paloma y de llama, de llama de llamas. Hacia el suroeste del mapa aparece una palmera, símbolo característico de África, símbolo también de fecundidad. Las riberas marinas, tanto del Océano Atlántico como del Océano Índico están dibujadas con distintos colores. Las orillas del primero en amarillo, azul y morado; las del segundo en verde, naranja y marrón. Esta explosión de colorido refleja igualmente el alma y la realidad de África y es anticipo y prenda de los dones del Espíritu y de la Cruz.
África vive entre el clamor de la injusticia y el subdesarrollo y la esperanza de un futuro mejor. Benedicto XVI viaja a África a servir, a testimoniar y a urgir la justicia, la reconciliación y la paz. Precisamente estas realidades tan necesarias son dones del Espíritu, son dones del Crucificado, destinados a hacer brotar en la tierra –en este caso en la tierra Africana- el vergel y el palmeral de la vida en justicia, en solidaridad, en desarrollo, en misión evangelizadora. De este modo, la iglesia en África será sal de la tierra y luz. Como reza el lema del viaje pastoral de Benedicto XVI a Camerún y Angola.
Jesús de las Heras, para Ecclesia Digital

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