martes, 17 de junio de 2008

España: Entrevista a José Reyes


En la revista Entretodos de la CVX de España, del mes de febrero de este año, aparece una entrevista a José Reyes, y se la mostramos:

Nacido en Los Andes, Chile, 50 años. Trabajo como Director Nacional de Fe y Alegría Chile
(Movimiento de Educación Popular Integral y Promoción Social). Casado con Cecilia Guzmán, 4
hijos, dos nietas. Participamos con Cecilia en CVX desde que éramos adolescentes, cada uno por
separado, y luego formamos pareja. Ella es ahora la Presidenta de la CVX de Chile.

Entre los años 1986 y 1992 fui Secretario Ejecutivo de la CVX Mundial, viviendo en Roma con la familia todos esos años. Mi aporte continuó después sin cargo alguno, aportando a la reflexión y a la formación, escribiendo artículos y participando en grupos de trabajo internacional. Hoy soy
Vicepresidente de la CVX Mundial, por el período entre las asambleas mundiales de Nairobi (2003) y Fátima (2008)

Pregunta: ¿Cómo ves la situación laical en este momento?

J. Reyes: Lo más notorio es la diversidad. Se puede hablar de laicos alejados y desencantados de la Iglesia, y también de laicos activos y militantes. Hay nuevos movimientos, con mucha convocatoria y notoria presencia; hay asociaciones con más historia y menos notoriedad; hay
también criticidad y desconfianza hacia la vida asociativa. Veo una gran necesidad de espiritualidad, veo a muchos buscando respuestas y experiencias fuertes y nuevas.
Pregunta: Desde tu proyección mundial ¿cuáles son los retos a los que se enfrenta el laicado del siglo XXI?

J. Reyes: Me parece que el Espíritu nos provoca desde todas estas experiencias, nos sugiere insistentemente que busquemos la integración de la fe y la vida, en forma comprensible y coherente. Vivir la fe como diálogo sostenido con Dios a lo largo de la vida, y vivir la Iglesia
como lugar de comunión, diálogo, crecimiento, celebración y servicio.
Subrayaría 3 retos:
• El reto de la cotidianeidad y la mundanidad: una fe viva, integrada en nuestras familias,
en nuestro trabajo, estilo de vida y de relaciones humanas y sociales.
• El reto del diálogo y la humildad: es muy difícil dialogar sin humildad, y hay que dialogar con las culturas, con los signos de los tiempos, con los jóvenes, con las ciencias y los científicos, con los excluidos y los alejados… dialogar para aprender unos de otros y crecer juntos. Más que dialogar, tenemos que desarrollar una actitud de diálogo, y en esto nos falta mucho.

• El reto de la justicia: tenemos que ser más creativos y más proféticos en esto, para poder rezar bien el Padre Nuestro. Colaborar y comprometerse con causas justas, renunciar a ganancias exageradas, desafiar la lógica del marketing, incidir, protestar, asumir el estilo de Jesús ante el poder y ante las estructuras.
Pregunta: Has venido a España a participar en la I Jornada de reflexión de Familia y Espiritualidad Ignaciana de la CVX-E. ¿Cuáles es tu visión de la familia hoy? (Te lo pregunto porque en España hay un gran revuelo tras la legalización del “matrimonio homosexual”)
J. Reyes: Es compleja la política española, no es mi campo. Eso sí, defiendo la democracia. Respecto a la familia, yo acepto que la familia no siempre está ligada al matrimonio. Hay familias
muy funcionales desde todo punto de vista, sin que haya matrimonio entre la pareja. Y hay
familias que son un desastre, habiendo matrimonio. Hay familias “cristianas” que escandalizan, y
las hay “no cristianas” que dan un testimonio formidable. Siempre ha habido matrimonios “extraños”, incluso bendecidos por la Iglesia: matrimonios por dinero, por conveniencia política, por mantener apariencias, etc. Nosotros los cristianos creemos en el matrimonio por amor entre un hombre y una mujer, y no hay nada en la ley que nos impida vivirlo, desarrollarlo y promoverlo. Más aún, como dije en mi intervención en las jornadas, no tenemos que inhibirnos para proponerlo como camino y vocación.

Pregunta: ¿Qué aporta la espiritualidad ignaciana a la familia? ¿Y CVX a la familia?
J. Reyes: Remito a la ponencia que di en las recientes Jornadas de Familia y Espiritualidad
Ignaciana, organizada por una comunidad local CVX, pero que convocó a toda la CVX España.
La espiritualidad dota a la familia con un lenguaje, un estilo y una fuerza que por lo menos ayuda a darse cuenta cuando nos hemos equivocado… o mejor aún, cuando nos estamos equivocando. La CVX enriquece a la familia con la experiencia comunitaria, con el discernimiento de lo que va pasando, con la provocación continua, el apoyo fraterno, el sentido de vivir la familia como vocación y misión.
Pregunta: Los obispos españoles invitan a los laicos a tener una voz pública ¿cómo vives esto en Latinoamérica?

J. Reyes: Los laicos cristianos participamos en la vida pública de distintas maneras, pero no somos un partido político. Tampoco tenemos a alguien que nos represente, como tal vez hubo en los tiempos de la Acción Católica. Usamos las distintas formas de participación ciudadana, de acuerdo a la vocación y talentos de cada uno, con el estilo del que he hablado más arriba. Algunos de nosotros son realmente una voz pública, y los apoyamos, pero sabemos que no representan a todoel laicado, que es diverso.
Pregunta: ¿Cómo vive la Iglesia en Chile su relación con el gobierno
J. Reyes: Entiendo que la pregunta se refiere a la Jerarquía de la Iglesia. Entendido así, yo creo que hay una buena y sana relación, con algunos temores que surgen en temas vinculados a la moral sexual, aunque en la agenda del gobierno no está por ejemplo el matrimonio homosexual
o la legalización del aborto. Se ven los temas de anticoncepción de emergencia o la publicidad
sobre el condón como los primeros pasos que conducirían después a los temas más complejos.
Pregunta: Lo que quieras decirnos…
J. Reyes: La Iglesia somos todos, no nos olvidemos de esto los laicos, y ayudemos a que no lo olviden los pastores.

Una película: “La vida es bella”.
Un libro: “Médico de Cuerpos y Almas”.
Una canción: “La quiero a morir” (Francis Cabrel).
Un deporte: Caminar.
Un rincón: Cuesta Las Raíces – un bosque de Araucarias en
la cordillera nevada.
Un deseo frustrado: Trabajar menos, contemplar más.
Un recuerdo de infancia: La Mama, una tía espectacular que se me murió
antes de tiempo.
Una aspiración: Orar más, querer más, servir más.
Una persona: Cecilia, mi esposa.
La última alegría: El viaje por Europa con Cecilia.
La mayor tristeza: La injusticia social.
Un sueño: la equidad en educación
Un regalo: Un año sabático… o financiar nuestras obras.
Un valor: El compañerismo, en su sentido más profundo.
Que me recuerden por: Mi fe y mi esperanza, a pesar de mi pesimismo.

No hay comentarios: