Mateo 8. 18-22.
Jesús, al verse rodeado por la multitud, dio orden de pasar al otro lado del lago. Entonces se le acercó un maestro de la ley, y le dijo:
—Maestro, deseo seguirte a dondequiera que vayas.
Jesús le contestó:
—Las zorras tienen cuevas y las aves tienen nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde recostar la cabeza.
Otro, que era uno de sus discípulos, le dijo:
—Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre.
Jesús le contestó:
—Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos.
—Maestro, deseo seguirte a dondequiera que vayas.
Jesús le contestó:
—Las zorras tienen cuevas y las aves tienen nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde recostar la cabeza.
Otro, que era uno de sus discípulos, le dijo:
—Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre.
Jesús le contestó:
—Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos.
¿Cómo le puedo expresar al Señor mi deseo de seguirle? ...
Hago una oración para ello ...
y se la ofrezco. …
¿qué puede ser impedimento en mis ganas de seguirle? ...
¿es algo vital? ¿requiere de mi?...
¿cómo puedo salvar ese impedimento y seguir al Señor sin condiciones, ...
en mi vida, ...
en este mundo que vivo, ...
con mi familia, ...
con mi realidad? ...
con mis afectos ...
¿Cuáles son mis afectos? ...
Aquellas cosas que no puedo o no quiero dejar ...
¿Cuáles me alejan de Dios?
¿qué hacer con ellos?...
¿Cuáles me acercan al proyecto de Dios para mi?
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