La multitud seguía juntándose alrededor de Jesús, y él comenzó a decirles: “La gente de este tiempo es malvada; pide una señal milagrosa, pero no va a dársele más señal que la de Jonás. Pues así como Jonás fue una señal para la gente de Nínive, también el Hijo del hombre será una señal para la gente de este tiempo. En el día del juicio, cuando se juzgue a la gente de este tiempo, la reina del Sur se levantará y la condenará; porque ella vino de lo más lejano de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y lo que hay aquí es mayor que Salomón. También los de Nínive se levantarán en el día del juicio, cuando se juzgue a la gente de este tiempo, y la condenarán; porque los de Nínive se volvieron a Dios cuando oyeron el mensaje de Jonás, y lo que hay aquí es mayor que Jonás.
Jesús no quiere entregar señales milagrosas, quiere que oigamos la predicación del evangelio y nos convirtamos.
Reviso mi actitud con Jesús.
¿Vivo pidiéndole milagros?
¿Es mi oración solo peticiones de señales milagrosas o más bien asimilar la palabra de Dios y cambiar mi vida conforme a lo que siento me llega profundamente?
Le pido hoy a al Señor me ayude a en mi vida de fe afanarme más por buscar al Dios de los milagros que a los milagros de Dios.
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