El Papa Benedicto XVI manifestó hoy sus deseos de que los Juegos Olímpicos que comienzan el próximo viernes en Beijing sean un ejemplo de convivencia en el respeto de la común dignidad humana, y que el deporte sea signo de fraternidad y de paz entre las naciones.
Después del tradicional rezo del ángelus dominical, el Santo Padre dijo estar 'contento de dirigir al país que es sede, a los organizadores y a los participantes, un cordial saludo, con el deseo de que cada uno pueda dar lo mejor de sí en el genuino espíritu olímpico'.
'Sigo con profunda simpatía este gran encuentro deportivo y deseo vivamente que éste ofrezca a la comunidad internacional un válido ejemplo de convivencia entre personas de las más diversas procedencias en el respeto de la común dignidad. ¡Qué el deporte pueda una vez más ser signo de fraternidad y de paz entre los pueblos!'.
Antes, durante el rezo del ángelus, el Sumo Pontífice recordó la fundamental figura del siervo de dios Pablo VI, quien en su obra enfatizó que en el centro de todo está siempre y solamente Jesucristo.
Ante miles de fieles congregados al mediodía en la plaza del Duomo en Bressanone, en el norte de Italia, Benedicto XVI agradeció a todos los presentes por 'reunirse para la tradicional cita de la oración mariana del ángelus' y destacó en modo particular la 'exquisita hospitalidad' agradeciendo también 'a las autoridades, a las fuerzas del orden y a cuantos en modo diverso están involucrados en garantizarme una permanencia segura y tranquila en esta ciudad y en esta tierra, a la que estoy particularmente unido'.
Extendió también su saludo 'a cada familia, con una bendición especial para los niños, para los enfermos, por cuantos pasan por momentos de dificultad'. 'Recuerdo continuó a cada uno de vosotros en la cotidiana celebración eucarística', aseguró.
Su Santidad pidió una mayor atención y recogimiento e invitó a los presentes a 'recordar juntos al fiel siervo de Dios, el Papa Pablo VI, de quien dentro de tres días conmemoraremos el 30 aniversario de su muerte'. 'Cual supremo Pastor de la Iglesia, Pablo VI guió al pueblo de Dios a la contemplación del rostro de Cristo, Redentor del hombre y Señor de la historia', dijo.
'Justamente, la amorosa orientación de la mente y del corazón hacia Cristo fue uno de los puntos cardinales del Concilio Vaticano II. En el centro de todo está siempre y solamente Cristo: en el centro de las Sagradas Escrituras y de la Tradición, en el corazón de la Iglesia, del mundo y de todo el universo', agregó.
El Santo Padre hizo notar que 'la Divina Providencia llamó a Giovanni Battista Montini de la Cátedra de Milán a la de Roma en el momento más delicado del Concilio. ¿Cómo no agradecer al Señor por su fecunda y valerosa acción pastoral? Podemos decir con el apóstol Pablo que la gracia de Dios en él no fue vana: hizo valer sus dotes de gran inteligencia y su apasionado amor por la Iglesia y por el hombre'.
Para finalizar, Benedicto XVI invocó 'la maternal intercesión de María para que nos permita el ser fieles a las enseñanzas y al testimonio de santidad de este inolvidable Pontífice'. Seguidamente el Papa rezó el ángelus dominical, saludó en diversos idiomas a los presentes e impartió su Bendición Apostólica.
Religión Digital
No hay comentarios:
Publicar un comentario