jueves, 28 de agosto de 2008

El cardenal Martini cree necesaria una “radicalidad” en la Iglesia


Las reflexiones del arzobispo emérito de Milán se recogen en un nuevo libro
(Vida Nueva) “La Iglesia no será atractiva por adaptación y por ofrecimientos tibios. Y confío en la palabra radical de Jesús, palabra que nosotros hemos de traducir a nuestro mundo (…) como Buena Noticia que Jesús trae”, así responde el cardenal Carlo Maria Martini a quienes hablan de una Iglesia “extraña” a la vida. Esta reflexión acerca de la institución eclesial, como otras muchas acerca de los jóvenes, la justicia, la conciencia, la sexualidad y el sufrimiento, entre otros temas, se recogen en el libro Coloquios nocturnos en Jerusalén, que surge de las conversaciones del arzobispo con Georg Sporschill, SJ, y que llega a las librería españolas en septiembre de la mano de la editorial San Pablo. La revista Vida Nueva recoge en su nº 2.625 un amplio análisis de la obra, realizado por Pedro Ortega Ulloa, rector del Seminario de Jaén.
“Siete capítulos vivos tiene este libro: los cimientos del vivir, la necesaria audacia, los amigos, en la cercanía amorosa de Dios, aprender a amar, Iglesia abierta y lucha por la justicia. Tres rasgos colorean las reflexiones: una experiencia de gracia, el crecimiento posible y una voluntad de discernir”, destaca Ortega Ulloa del libro, en el que se abordan algunos temas controvertidos, como la apertura a la sociedad de la Iglesia, el celibato, el papel de la mujer en la Iglesia y la pérdida de fe tras una tragedia. Sobre esto último, el cardenal Martini trata de enseñarnos “que en el coraje para ocuparse de las desgracias surge la dicha”.
En muchos momentos del libro se habla de los jóvenes, cuya tarea se considera necesaria para hacer avanzar a la Iglesia. No obstante, Martini es consciente de que la libertad y el bienestar de los que éstos gozan hoy día les hace menos críticos y poco preparados para tomar grandes decisiones. A pesar de esto, extrae Pedro Ortega del libro, “la Iglesia ha de buscar corazones ardientes, jóvenes que pongan su vida a disposición de Dios porque sean amigos de Jesús“.
El arzobispo emérito de Milán aborda también en uno de los capítulos el camino para buscar y encontrar a Dios. En ese camino, tal y como nos resume Pedro Ortega, hay que “preguntarse para hallar la propia vocación”, pero también nos lleva hasta el Padre “la oración”, así como “el ejercicio de la propia misión” y “la contemplación”.
Vida Nueva

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