Lucas 5. 12-16.
12Un día, estando Jesús en un pueblo, llegó un hombre enfermo de lepra; al ver a Jesús, se inclinó hasta el suelo y le rogó:
—Señor, si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad.
13Jesús lo tocó con la mano, diciendo:
—Quiero. ¡Queda limpio!
Al momento se le quitó la lepra al enfermo, 14y Jesús le ordenó:
—No se lo digas a nadie; solamente ve y preséntate al sacerdote, y lleva por tu purificación la ofrenda que ordenó Moisés, para que conste ante los sacerdotes.
15Sin embargo, la fama de Jesús aumentaba cada vez más, y mucha gente se juntaba para oírlo y para que curara sus enfermedades. 16Pero Jesús se retiraba a orar a lugares donde no había nadie.
12Un día, estando Jesús en un pueblo, llegó un hombre enfermo de lepra; al ver a Jesús, se inclinó hasta el suelo y le rogó:
—Señor, si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad.
13Jesús lo tocó con la mano, diciendo:
—Quiero. ¡Queda limpio!
Al momento se le quitó la lepra al enfermo, 14y Jesús le ordenó:
—No se lo digas a nadie; solamente ve y preséntate al sacerdote, y lleva por tu purificación la ofrenda que ordenó Moisés, para que conste ante los sacerdotes.
15Sin embargo, la fama de Jesús aumentaba cada vez más, y mucha gente se juntaba para oírlo y para que curara sus enfermedades. 16Pero Jesús se retiraba a orar a lugares donde no había nadie.
¿Conozco alguien a quien le haya cambiado la vida después de encontrarse con el Señor?
Hago una oración especial por aquellas personas que pueden dar testimonio de la acción de Dios en sus vidas.
Probablemente pueda ser yo mismo el leproso sanado
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