Cuentan que un hombre pasó por una construcción y le preguntó a tres obreros por lo que estaban haciendo… el primero dijo: “Estoy trabajando…”. El segundo dijo: “Estoy labrando la piedra…”. El tercero, por su parte, respondió: “Construyo una catedral…”. Con esta historia comenzó el P. General un encuentro con los/las colaboradores de la Curia y la comunidad Canisio. Después de nuestra oración matutina, vimos entrar en el Aula de la CG a los empleados/as, personal de oficinas y trabajadores de todas las dependencias de la Curia general. El P. quiso tener un encuentro con todos ellos para agradecerles lo que están haciendo por la CG y por la misión de la Compañía de Jesús.
Los invitó a ser conscientes de que todos estamos construyendo una catedral, y aunque nuestros trabajos particulares se pierdan muchas veces en la vorágine de la cotidianidad, hacemos parte de un cuerpo apostólico que tiene una misión inmensa que cumplir.
Esto mismo tendríamos que tenerlo en cuenta todos los miembros de la ‘mínima Compañía de Jesús’. Perdemos muchas veces la perspectiva de nuestra misión y nos enredamos las pequeñas tareas ‘urgentes’, perdiendo de vista la importancia de la misión que Dios nos ha encomendado. Tenemos que tener los ojos puestos en el fin último que guía nuestras tareas, desde el cual adquieren su sentido pleno. Esto mismo tendríamos que pensar a nivel eclesial. No somos ruedas sueltas sino que todos formamos un solo cuerpo, el cuerpo del Señor resucitado en la historia, que sigue resucitando en medio de nuestro acontecer.
En la oración de la mañana, nos ofrecieron para la reflexión, un bello texto tomado de las Instrucciones de San Ignacio a los Padres enviados a Alemania: “Con obras y verdad muestren el amor, y sean benéficos con muchas personas, ora sirviéndolas en lo espiritual, ora en lo temporal, como después se dirá. Que comprendan cómo no buscan sus propios intereses, sino los de Jesucristo, o sea, su gloria y el bien de las almas, y conforme a eso no reciben estipendios por misas, o predicar o administrar los sacramentos, ni pueden tener rentas de ninguna clase”. Háganse amables por la humildad y caridad, haciéndose cada uno todo para todos; manifiéstense, cuanto lo sufre el instituto religioso de la Compañía, conformes con las costumbres de aquellos pueblos, y no dejen ir a nadie triste en lo posible, si no es para bien de su alma; pero en tal modo procuren agradar, que tengan cuidado con la conciencia, y con que la demasiada familiaridad no degenere en desprecio. Donde haya facciones y partidos diversos, no se opongan a ninguno, sino que muestren estar como en medio y que aman a unos y a otros”.
La Compañía de Jesús sigue sintiendo hoy la misma llamada a estar en medio de nuestros pueblos como vínculo de caridad y unión, para buscar una vida digna para todos/as. Para algunos puede parecer una tarea pequeña… para otros, se trata de un cometido sencillamente intramundano o aparece como algo demasiado inmanente… pero el Señor Jesús, cuyo nombre llevamos y a quien reconocemos como nuestro único y verdadero capitán, no quiso otra cosa para los pequeños y maltratados de su tiempo. El mismo proclamó su misión en la sinagoga de Nazaret: Dios me ha enviado a “anunciar a los pobres la Buena Nueva, (…) a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor” (Lucas 4, 18-19).
Separar el servicio ‘espiritual’ del servicio ‘temporal’, es imposible, porque ambas tareas son dadas por Dios y ambas tienen como fin último a vida plena para todos sus hijos e hijas, hasta que alcancemos todos la estatura de Cristo Jesús, el primogénito de toda la creación. No vayan a pensar que estas reflexiones son ya documentos propios de la CG… Son mis reflexiones a la luz de la experiencia espiritual que vamos viviendo y necesitarán de muchas manos y discusiones para que se conviertan en la definición de la misión de la Compañía en el mundo de hoy…
Ciertamente, surgen de alguien que participa de las discusiones y recoge lo que va siendo sentir común entre los compañeros que trabajan en mi propia comisión. Pero estos grupos todavía están en pleno trabajo. Mañana se espera que cada uno de los grupos produzca un resultado y la propuesta de dos nombres para que conformen el comité de redacción del primer borrador de esto que podríamos llamar, los cuatro grandes decretos que se van gestando.
La Eucaristía de esta tarde fue animada por la Provincia de Portugal, representada por su Provincial, P. Nuno Silva Gonçalves, Carlos Carneiro, Maestro de novicios en Coimbra y Manuel Morujao, Asistente de Europa Meridional y Consejero General. Geraldo Kolling, de BRM, condujo los cantos con su particular maestría…
Seguimos contando con la oración de todos ustedes. Se que estas ‘Crónicas’ ayudan a muchos a sentirse en comunión con nuestros trabajos y los sentimos muy cerca en estos días.
Un abrazo de hermano y amigo en el Señor,
Hermann Rodríguez Osorio, S.J.
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