¿Qué piensa un jesuita como tu de la elección del P. Adolfo Nicolás como nuevo General de la Compañía de Jesús?
Ismael: En primer lugar un agradecimiento a Dios, Siempre que se elige a alguien nuevo, también es siempre una esperanza de algo. Es una esperanza para la vida apostólica de la Compañía, para el mundo ignaciano.
Hay muy buenos datos de lo que es el Padre Nicolás. Ha sido recibido muy bien, entonces, yo creo que es una posibilidad, como toda actividad que empieza nueva. Es como empezar un año escolar, perdonando las debidas comparaciones; como empezar una nueva vida en otra ciudad y esto para la Compañía creo que es un regalo tremendo de Dios.
Todos esperamos que haya un carisma muy grande que anime al cuerpo total de la Compañía
La segundo, que a mi me ha parecido importante, es el agradecimiento a la obra del Padre Kolvenbach, de estos veintitantos años a la cabeza de la Compañía y también la posibilidad de que la Compañía responda con el Padre Nicolás y respondamos todos los jesuitas a los desafíos de la Iglesia y del mundo moderno.
El Padre Nicolás ha afirmado que más importante que él es lo que decida la Congregación General, ¿qué expectativas tienes al respecto?
Ismael: Yo creo que la Compañía, después de elegir al General, tiene que mirar el horizonte de donde se realiza la evangelización.
Con el carisma especial de la Compañía, ¿a que tiene que responder en forma muy específica?
Yo creo que algunas líneas motoras tendrán que aparecer. Renovar el ámbito de la fe y justicia; renovar la colaboración con los laicos; la influencia en ciertas culturas; el diálogo interreligioso. Hay una cantidad de temas importantísimos para la humanidad y que en cada lugar específico tendremos que descifrar. Yo creo que eso es lo que tiene que hacer la compañía
Y por otra parte, darle un cariz religioso a nuestra vida espiritual, renovarla.
Ismael: En primer lugar un agradecimiento a Dios, Siempre que se elige a alguien nuevo, también es siempre una esperanza de algo. Es una esperanza para la vida apostólica de la Compañía, para el mundo ignaciano.
Hay muy buenos datos de lo que es el Padre Nicolás. Ha sido recibido muy bien, entonces, yo creo que es una posibilidad, como toda actividad que empieza nueva. Es como empezar un año escolar, perdonando las debidas comparaciones; como empezar una nueva vida en otra ciudad y esto para la Compañía creo que es un regalo tremendo de Dios.
Todos esperamos que haya un carisma muy grande que anime al cuerpo total de la Compañía
La segundo, que a mi me ha parecido importante, es el agradecimiento a la obra del Padre Kolvenbach, de estos veintitantos años a la cabeza de la Compañía y también la posibilidad de que la Compañía responda con el Padre Nicolás y respondamos todos los jesuitas a los desafíos de la Iglesia y del mundo moderno.
El Padre Nicolás ha afirmado que más importante que él es lo que decida la Congregación General, ¿qué expectativas tienes al respecto?
Ismael: Yo creo que la Compañía, después de elegir al General, tiene que mirar el horizonte de donde se realiza la evangelización.
Con el carisma especial de la Compañía, ¿a que tiene que responder en forma muy específica?
Yo creo que algunas líneas motoras tendrán que aparecer. Renovar el ámbito de la fe y justicia; renovar la colaboración con los laicos; la influencia en ciertas culturas; el diálogo interreligioso. Hay una cantidad de temas importantísimos para la humanidad y que en cada lugar específico tendremos que descifrar. Yo creo que eso es lo que tiene que hacer la compañía
Y por otra parte, darle un cariz religioso a nuestra vida espiritual, renovarla.
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