Un diálogo amable y fecundo sostuvieron este miércoles autoridades de la Conferencia Episcopal con la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, en el palacio de Gobierno. En la oportunidad los pastores explicaron sus fundamentos para solicitar un indulto jubilar en el Bicentenario.
A la reunión almuerzo con la Mandataria asistieron el Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile (CECh), Mons. Alejandro Goic, obispo de Rancagua; el Secretario General, Mons. Santiago Silva, obispo auxiliar de Valparaíso; el Cardenal Francisco Javier Errázuriz, Arzobispo de Santiago y Mons. Ricardo Ezzati, arzobispo de Concepción, todos integrantes del Comité Permanente del Episcopado. También participaron Mons. Manuel Camilo Vial, obispo de Temuco y Presidente del Área Pastoral Social de la CECh, y el diácono Enrique Palet, secretario adjunto de la CECh.
La Jefa de Estado, Michelle Bachelet, estuvo acompañada por el Ministro del Interior, Edmundo Pérez Yoma; el Ministro Secretario General de la Presidencia, José Antonio Viera-Gallo; la Ministra Secretaria General de Gobierno, Carolina Tohá, y el Subsecretario General de la Presidencia, Edgardo Riveros.
A la salida del encuentro, Mons. Goic dio lectura a un Comunicado en que los obispos agradecen la invitación de la Presidenta y su "generosa disposición para dialogar sobre diversos temas que preocupan a la sociedad chilena, al Gobierno y a la Iglesia".
El Presidente de la CECh explicó que en la oportunidad los pastores hicieron presente a la Jefa de Estado sus expectativas frente a la próxima celebración del Bicentenario de la Independencia.
"Le hemos manifestado el interés de la Iglesia porque esta importante fecha sea una ocasión propicia para que podamos reflexionar con altura de miras, como sociedad chilena en su conjunto, sobre los grandes valores que marcan nuestra convivencia, principios que constituyen lo que el Cardenal Raúl Silva Henríquez llamó 'el alma de Chile'".
También informó que entregaron a la Presidenta Bachelet los fundamentos que la Conferencia Episcopal de Chile ha considerado para solicitar un indulto jubilar en el Bicentenario para quienes están condenados por los tribunales de justicia. Precisó que los obispos presentarán una propuesta concreta "cuando se dé un momento más propicio para el diálogo ciudadano sereno que requiere una iniciativa como ésta. Agradecemos la buena disposición que, gracias a Dios, ha encontrado en vastos sectores esta actitud de misericordia, que brota de nuestro mandato evangélico siguiendo una de las más antiguas tradiciones bíblicas y de nuestra historia patria".
Fuente: Prensa CECh
Imágenes: Gentileza Presidencia de la República
2 comentarios:
NO PUEDE NI DEBE SER PRETEXTO PARA PERDONAZOS DE CRIMENES DE LESA HUMANIDAD, PARA DESANIMAR INVESTIGAR CASOS NO PRESCRITOS, Y NO CONSTITUYE UNA SENAL
DE JUSTICIA
PARA QUIENES ESTAN PLANIFICANDO DELITOS O CRIMENES ATROCES
COMO LOS YA CONOCIDOS
EL DELINCUENTE SE PARECE A CRISTO
PERO LA VICTIMA TANTO MAS
Y NO ES NI MISERICORDIA
NI JUSTICIA CON LAS VICTIMAS
INOCENTES DE LA DELINCUENCIA CHILENA
ENTRE LAS QUE SE CUENTAN TAMBIEN DELINCUENTES IMPUNES,
YA QUE SE EJERCE JUSTICA
AL INTERIOR DE LOS RECINTOS
QUE EL ESTADO Y SUS TRIBUNALES
POR FUERA NIEGA.
Por eso: estedes, señores de la Conferencia, dicen representar a Dios, y la Presidenta dice representar al Estado, pero verdadero Dios y verdadero estado
con complicidades y venalidades no queremos.
Yo sé que hay gente feliz de como estan las cosas, y bien intensionadas.
No quero arruinarles la Fiesta.
Asi que solicito otros comentarios, de parte de los seguidores de esta página, que no han enviado ni uno solo.
Si tanto aman a la Iglesia, hagan lo que dice el Evangelio, y no dejen escribiendo sólo a un "Anónimo" que escribe con el corazón roto, porque "alma" como la llaman ustedes, NO tiene y eso
es porque vino un LADRON en medio de la noche, un ladrón que vestía tanto la cruz de cristo como la cruz gamada del nazismo, en una sola CRUZ.
Y LA IGLESIA CATOLICA APOSTOLICA Y ROMANA ES DIRECTAMENTE RESPONSABLE.-
No quiero que Dios perdone al criminal. No.
Quiero que lo REDIMA.
Es más,
quiero que Dios me REDIMA
a mi mismo de tal manera
que me sea posible convivir en PAZ con él.
Eso no es posible ahora, no depende de él ni de mí.
¿Depende de Cristo real?
¿Cómo, si no creamos las "causas segundas" o contextos necesarios?
¿Cómo crearlas?
¿Política, moralmente? Sin duda.
Entonces, la apertura al diálogo es indispensable.
¿He cerrado mi propio lenguaje?
Pienso que no.
¿Lo ha hecho la Iglesia?
En parte, si.
Pero aclaro: un corazón generoso, más allá de los roles
del "encuadre" del statu-quo, es posible encontrarlo transversalmente.
¿Sólo son palabras? NO.
¿Entonces?
¿Quien es Dios?
El prójimo ausente o negado. Cristo.
¿Le cerramos la puerta de nuevo?
No es ese precisamente el sentido de lo que digo.
¿Cuál es? ¿Cuál, para usted, por ejemplo?
. . .
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