domingo, 16 de agosto de 2009

La Eucaristía, pan vivo bajado del cielo

2 comentarios:

Anónimo dijo...

DIGAN MEJOR QUE VIENE DEL PROFUNDO DOLOR HUMANO, y que se lo usa como símbolo de dominación y alienacion, en un ordenamiento edipico y sacrificial, muy acorde como el neoliberalismo distribuye los bienes, los derechos, y la lógica corporal de los amores negados o estigmatizados "cris-
tianamente".

De una victimizacion inocente, humana o divina, sólo han procedido históricamente males, contradicciones, e hipocresías.

Lo mismo la New Age, es poco mas que una nueva mitificación o "venta de ilusiones" para hacer dormir a los niños rebeldes del Sistema.

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Anónimo dijo...

SIGNOS SACRAMENTALES DE LA VIDA COTIDIANA,
La reunión familiar, el compartir, el perdonarse, mirarse a los ojos, encuentro, la despedida, la fiesta intima, el aniversario, el cuidar un enfermo, consolar o aconsejar un hijo, el pan doméstico de cada dia, el préstamo al pariente o amigo lejano, la visita, el abrazo cálido, etc., son gestos o actitudes constantes que, de ser sinceras y vinculantes, son propiamente SACRAMENTALES, en el sentido que JESUS les dió, inseparables Los Suyos de la vida cotidiana, tanto en el "vértigo" de su "mesianismo", cuanto en la paz del sermón de sabiduría.
Los sacramentos que se celebran formal y multitudinariamente, ¿que son? ¿Signos y símbolos de alienación de un sistema que oprime?

Por tanto, no pueden los sacramentos formales, rituales y liturgicos, separarse del ETHOS familiar y comunitario.
Por mucho que LITERALIZEMOS la palabra, y hagamos del gesto y del símbolo una "cosa en si", no puede ni debe SINO estar primordialmente referida a esta "metafísica de la vida cotidiana" que es el amor al prójimo de modos socialmente aprobados, y también de modos socialmente discriminados, por mucho que pretendamos saber de antemano la intención del corazón, cosa que, solo puede intuirse, no "saberse" positivamente.
No me refiero con todo esto solamente a una renovación litúrgica, sino a que ésta nazca como ofrenda de lo profundo del corazón y la convinecia humana, de indisoluble modo.
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