viernes, 4 de julio de 2008

El Evangelio de hoy


Mateo 9. 9-13.

Jesús se fue de allí y vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado en el lugar donde cobraba los impuestos para Roma. Jesús le dijo:
—Sígueme.
Entonces Mateo se levantó y lo siguió.
Sucedió que Jesús estaba comiendo en la casa, y muchos de los que cobraban impuestos para Roma, y otra gente de mala fama, llegaron y se sentaron también a la mesa junto con Jesús y sus discípulos. Al ver esto, los fariseos preguntaron a los discípulos:
—¿Cómo es que su maestro come con cobradores de impuestos y pecadores?
Jesús lo oyó y les dijo:
—Los que están buenos y sanos no necesitan médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan el significado de estas palabras: ‘Lo que quiero es que sean compasivos, y no que ofrezcan sacrificios.’ Pues yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.




Jesús me dice a mi también ... – “Sígueme”



¿Qué siento? ...


Con mi vida, con mis faltas, con mis problemas, con toda mi existencia y mi historia, me llama ...



¡Sígueme!


¿Qué siento? ...


(Vuelvo a leer el texto ...) ¿Me siento identificado(a)?



No me llama pese a mis faltas, sino que precisamente por ellas es que me llama. ...


El está conmigo y quiere que lo siga ...



¿Qué le respondo? ....

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