martes, 1 de abril de 2008

El Evangelio del día


Juan 3. 7b-15
No te extrañes de que te diga: ‘Todos tienen que nacer de nuevo.’ El viento sopla por donde quiere, y aunque oyes su ruido, no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así son también todos los que nacen del Espíritu.
Nicodemo volvió a preguntarle:
—¿Cómo puede ser esto?
Jesús le contestó:—¿Tú, que eres el maestro de Israel, no sabes estas cosas? Te aseguro que nosotros hablamos de lo que sabemos, y somos testigos de lo que hemos visto; pero ustedes no creen lo que les decimos. Si no me creen cuando les hablo de las cosas de este mundo, ¿cómo me van a creer si les hablo de las
cosas del cielo?
“Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo; es decir, el Hijo del hombre. Y así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así también el Hijo del hombre tiene que ser levantado, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.



A Nicodemo siendo maestro le cuesta entender.

¿y a mi? …


¿Qué siento ante la aseveración de que Jesús bajó del cielo y que su muerte de cruz (“… tiene que ser levantado”) fue necesaria para que me percatara que la vida eterna existe? …


La semana pasada contemplé a Jesús en la cruz y lo sentí resucitado …

¿De qué forma eso me ayuda a creer que mi vida es también eterna? …


¿Qué sentido tiene mi vida actual si creo en la existencia de una vida eterna? …

¿cómo cambian mis objetivos de vida con y sin vida eterna?.


¿Porqué Es buena nueva?

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