Al término de la Misa inaugural, el Presidente de la CECh, Mons. Alejandro Goic, se refirió a la trascendencia de este encuentro episcopal y a distintos temas del acontecer del país.
La bienvenida del Episcopado chileno al Nuncio Apostólico de Su Santidad, Mons. Giuseppe Pinto, marcó el inicio de la 95ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal de Chile el lunes 14 de abril, que sesionará hasta el viernes 18 de abril en la Casa de Ejercicios de Punta de Tralca.
La Eucaristía inicial fue presidida por Mons. Giuseppe Pinto, quien ha asumido en los últimos meses la representación del Santo Padre y de la Santa Sede en nuestro país. En su homilía, Mons. Pinto se presentó como un caminante y expresó su deseo de cumplir la misión de ser “signo vivo de comunión entre el Santo Padre Benedicto XVI y sus quehaceres pastorales, haciendo realidad su presencia, que constituye el centro de la caridad y de la unidad”. “Muy queridos Señores Obispos de Chile, la comunión eclesial que aquí resplandece, brillará aún más cuando ustedes se reúnan en Roma, junto a la tumba del Apóstol San Pedro y en torno a su Sucesor, durante la próxima visita ad limina Apostolorum. El Santo Padre Benedicto XVI los espera con gozo y aguarda en la oración aquel momento de gracia, enviándoles una especial Bendición Apostólica extensiva a los presbíteros, a los religiosos y religiosas, al personal apostólico y a los fieles de sus respectivas comunidades diocesanas”, manifestó.
El tema principal de trabajo en esta Asamblea será la revisión final y aprobación de las próximas Orientaciones Pastorales para la Iglesia en Chile durante los próximos cinco años. También se establecerán criterios para la realización en nuestro país de la Misión Continental, iniciativa surgida como uno de los frutos de la V Conferencia del Episcopado de América Latina y el Caribe.
Al término de la eucaristía en un encuentro con la prensa, el presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, Mons. Alejandro Goic, destacó la importancia de esta Asamblea Plenaria: “Esta reunión tiene gran trascendencia porque es la continuación de las Asambleas Diocesanas y de la gran I Asamblea Eclesial que hicimos el año pasado para preparar las Orientaciones Pastorales para el país. En esta Asamblea esperamos aprobarlas y luego regalarlas a cada diócesis para que los obispos tracen su propio proyecto pastoral”.
Luego, ante consultas de los periodistas, Mons. Goic, insistió, sobre la llamada "píldora del día después", en que la vida es sagrada en todas sus formas, y que mientras la comunidad científica no se ponga de acuerdo en sus reales efectos, se seguirá defendiendo a aquel que está engendrado y que tiene derecho a nacer. Por otro lado, señaló que es preocupante el hecho de que la ciudadanía no acate los dictámenes de un tribunal: “Respecto de la píldora del día después se ha armado un escándalo que me parece no corresponde. Las instituciones del país deben funcionar. En este caso hay un fallo del Tribunal Constitucional, que todavía no lo conocemos en plenitud, pero lo que resulta extraño es que parlamentarios estén invitando a manifestaciones en contra de un decisión de un tribunal. Las resoluciones de los tribunales debemos acatarlas. Yo creo que se ha ideologizado este tema. El gran debate pendiente en la sociedad chilena es si queremos que la vida, desde sus orígenes hasta el fin, sea el centro de nuestra institucionalidad”.
Mons. Alejandro Goic también se refirió a las críticas que ha generado la decisión de la suspendida Ministra de Educación Yasna Provoste de permanecer en el seminario “San Juan Leonardi”, de la Orden de la Madre de Dios, y de realizar prácticas de fe de manera pública: “Es católica y es normal que en una contingencia complicada haya buscado el alero de la Iglesia Católica. Creo que la fe, sobre todo el orar, comulgar e ir a misa son expresiones muy personales, muy íntimas. En esta circunstancia todo se ha usado muy mediaticamente y no me corresponde a mí juzgar por qué y quiénes están detrás de esa política mediática”.
Por último manifestó su gran dolor por las acusaciones de abusos que pesan sobre el sacerdote de Punta Arenas Jaime Low. “Desde el punto de vista de la ética cristiana es un pecado grave, y desde lo civil es un delito que merece sanciones graves. Repito lo que en su momento dijera Juan Pablo II: 'No hay lugar en la vida sacerdotal para los que dañan la vida de los niños y los jóvenes'. El pastor está llamado a cuidar esas vidas y no ha destruirlas como pareciera que en este caso hubiera acontecido, pero tenemos que esperar los dictámenes de la justicia”, declaró.
Fuente: Prensa CECh
Santiago, 14/04/2008
Santiago, 14/04/2008
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