Juan 15. 9-11.
Yo los amo a ustedes como el Padre me ama a mí; permanezcan, pues, en el amor que les tengo. Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo obedezco los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
“Les hablo así para que se alegren conmigo y su alegría sea completa.
Yo los amo a ustedes como el Padre me ama a mí; permanezcan, pues, en el amor que les tengo. Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo obedezco los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
“Les hablo así para que se alegren conmigo y su alegría sea completa.
Recorro mi vida de fe …
¿está orientada al sacrificio y me entristece? …
¿Cuándo mis experiencias de fe han sido alegres?
¿Es mi oración triste, culposa y me deja preocupado? …
¿Es mi oración fiesta y me llena de alegría? …
¿Seguir el mensaje evangélico me encamina a la felicidad o la tristeza es inevitable en este “valle de lágrimas”? …
¿cómo se cumple en mi oración el anhelo de Jesús de que mi alegría sea completa? …
Recuerdo las palabras del padre Hurtado: “Contento, Señor contento” …
Me dejo estar un rato simplemente tratando de sentir el amor de Dios
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