jueves, 4 de diciembre de 2008

Obispos chilenos: "Nuestra palabra profética es un deber inexcusable"

El Presidente de la Conferencia Episcopal, Mons. Alejandro Goic, manifestó al Santo Padre que el gran servicio que la Iglesia puede aportarle a Chile es entregarle al Señor, "nuestro mayor tesoro". En nombre de los Obispos de Chile, Mons. Alejandro Goic, Presidente de la Conferencia Episcopal, dirigió un Saludo al Santo Padre durante la audiencia colectiva que sostuvieron con el Pontífice este jueves 4 de diciembre los 31 obispos chilenos en visita ad limina.


Mons. Goic expresó la plena comunión de los pastores de nuestro país con el Vicario de Cristo y le manifestó el saludo y afecto de nuestro pueblo. "En diversas ocasiones, como la canonización de san Alberto Hurtado, la visita de la Presidenta de la República o la ocurrencia de episodios dolorosos para nuestra patria, los chilenos hemos sabido de su preocupación y cariño de pastor, que agradecemos en nombre de nuestros compatriotas".


Gracias por el don de la paz

Una especial mención hizo el pastor de Rancagua a la celebración de los treinta años del inicio de la Mediación de la Santa Sede en el conflicto limítrofe con Argentina: "La historia sabrá reconocer la valiosísima labor cumplida entonces por representantes vaticanos, y que hizo posible que las vías de la razón y del diálogo abrieran camino a la paz con la hermana nación, paz que nuestros pueblos anhelaban y anhelan con todo su ser".


Mons. Goic agradeció, en nombre de los obispos chilenos, el Magisterio de Benedicto XVI, particularmente sus encíclicas, que valoró como "textos que han sido savia renovadora para nuestras comunidades, en tareas siempre desafiantes: conocer cada día más y mejor a Jesucristo; nutrirse espiritualmente en una asidua vida sacramental, fuente inagotable de la gracia de Dios; comunicar en sus ambientes y a través del testimonio personal, la gran riqueza del Evangelio, 'para que nuestros pueblos tengan Vida'".



Palabra profética, un deber inexcusable

El Presidente de la Conferencia Episcopal chilena describió, más adelante, la realidad de los grupos humanos cuyo cuidado pastoral les ha sido confiado. "Un país que se prepara para celebrar doscientos años de vida independiente, dando pasos importantes para superar momentos de dolor y división, y tratando de encarar las grandes deudas de nuestra sociedad hacia los más pobres y vulnerables. Sentimos que nuestra palabra profética, guiada por la Enseñanza Social de la Iglesia, ha sido y sigue siendo un deber inexcusable, en favor de una promoción humana integral, sustentada en el respeto a la vida y la dignidad de la persona".


Agregó que las Iglesias particulares, en sus 27 jurisdicciones en Chile, procuran ser luz y sal en medio de sus culturas. Valoró el especial momento de gracia que viven las comunidades, en este 'nuevo Pentecostés' que ha significado el acontecimiento de Aparecida (la V Conferencia General del Episcopado de América Latina y el Caribe) que hoy se traduce en una Misión Continental y que en Chile se emprende con vivo entusiasmo, encarnando en ella las recientes Orientaciones Pastorales 2008-2012.



Cristo, nuestro mayor tesoro, regalo para Chile

Mons. Alejandro Goic relató al Pontífice que las comunidades de nuestra Iglesia han ido asumiendo progresivamente como propio el reto fundamental que los pastores en Aparecida nos invitan a afrontar: 'mostrar la capacidad de la Iglesia para promover y formar discípulos y misioneros que respondan a la vocación recibida y comuniquen por doquier, por desborde de gratitud y alegría, el don del encuentro con Jesucristo. No tenemos otro tesoro que éste'.


Y agregó: "Sí, Santo Padre, no tenemos otro tesoro que la grandeza de experimentar en nuestras vidas al Dios-en-nosotros que comparte nuestra humanidad, que nos muestra al Padre y nos proclama la Buena Noticia de la Salvación, da sentido a nuestra vida y respuesta frente a las angustias de nuestros contemporáneos".


Recordando las palabras del Papa al inaugurar la conferencia de Aparecida, Mons. Goic apuntó que esta visita ad limina les confirma a los obispos que "el gran servicio que la Iglesia puede aportarle a Chile es precisamente ése: entregarle al Señor, nuestro mayor tesoro".



Testigos de Jesucristo en nuestra tierra

Más adelante, el Presidente de la CECh evocó a "hombres y mujeres nacidos en nuestra tierra y cuyas vidas de santidad nos han mostrado caminos certeros de encuentro pleno con Jesucristo. Teresa de Los Andes, joven mística; Alberto Hurtado, apóstol de la espiritualidad cristiana y de la justicia social; Laurita Vicuña, niña creyente que ofrece su vida por la salvación de su madre; Ceferino Namuncurá, hijo de las comunidades originarias del sur de Chile; y nuestro hermano en el Episcopado, Mons. Francisco Valdés Subercaseaux, cuya causa de beatificación avanza por la gracia de Dios y para regocijo de nuestra Iglesia. En la fe de estos testigos del Evangelio, y de tantos otros que supieron ser discípulos misioneros de Jesucristo en las realidades que les tocó vivir, confirmamos también la fe nuestra junto al Pastor Universal".


Finalmente, Mons. Goic agradeció al Santo Padre por su acogida, su oración, su palabra iluminadora. "Lo hacemos con renovada fe, con gozo y esperanza".


Ver texto completo del Saludo de los Obispos de Chile al Santo Padre

Fuente: Prensa CECh Vaticano, 04/12/2008

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