Es cierto que la tesis no se recrea en la enfermedad como incapacidad, sino como ocasión de riqueza y plenitud personal. En unos tiempos en que estar enfermo era una desgracia personal y con frecuencia un estigma social, para Ignacio la enfermedad fue una gracia y un hontanar de gracias. A fin de cuentas, la herida sufrida en Pamplona habría de ser para él, de forma totalmente imprevista, el tiempo propicio --el kairós- de la conversión, un manantial de vida espiritual y una fuente preciosa de inspiración para las orientaciones que Ignacio habría de dictar para el cuidado de los enfermos.
El autor -José Mª Marín Sevilla- no se ha limitado a elaborar una nueva biografía de San Ignacio, sino que se ha adentrado en su experiencia humana como enfermo, tratando de adivinar en ella, la respuesta creyente que él logró dar a sus dolencias y las lecciones que de ellas extrajo, tanto para sí mismo como para la Compañía y para los enfermos a los que ésta habría de atender en los hospitales. De ahí ha logrado extraer una especie de tratado sobre la teología y la espiritualidad de la enfermedad, según los datos que nos ha dejado San Ignacio y sus más inmediatos colaboradores.»
(Tomado del Prólogo escrito por José-Román Flecha)
Bibliotheca Salmanticensis, Estudios 290
Publicaciones Universidad Pontificia de Salamanca, 2006
Fuente: Compañía de Jesús, Venezuela
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