Queridos amigas y amigos:
La tradición cristiana nos dice que Jesús nació en medio de la noche.
En los días en que escribo, Bolivia está sumida en la noche. En los tiempos de Jesús había unos fanáticos, los zelotes, que querían que las cosas cambiaran y para ello estaban dispuestos a sacrificar sus propias vidas y las de los demás. Otro grupo formado por publicanos y saduceos aprovechaban muy bien de la coyuntura y no deseaban el menor cambio. En medio se encontraba el pueblo pobre y humillado, que ponía su esperanza en la llegada del Mesías.
Algo parecido nos sucede en Bolivia. Grupos extremistas enfrentados con violencia que desean hacer prevalecer sus propios intereses sin considerar el bien común. En medio, el pueblo que ve con desánimo que las promesas hechas antes de las elecciones no se materializan en mejores condiciones de vida. El último informe sobre el Índice de Desarrollo Humano (IDH) indica que estamos en el lugar 117 de 177 estudiados.
Los Asambleístas aprobaron hace unos días una nueva Constitución, que pretende corregir las injusticias estructurales de Bolivia. Los de la oposición no han participado pues consideran ilegal el proceso que se ha seguido durante las últimas semanas. La Constitución debe ir a Referéndum; pero, es posible que haya quienes quieran imponer su negativa a la Constitución sin pasar por las urnas. De hecho, cuatro Departamentos del país se han declarado autónomos por su cuenta y riesgo.
¿Qué hacemos los jesuitas ante tal situación?
En primer lugar procuramos responder a la sed de espiritualidad que sienten muchos de los pobladores de Bolivia. Estamos recogiendo los frutos del esfuerzo de anuncio del evangelio de muchos años. En la actualidad nos sorprende y nos agrada la gran cantidad de personas, algunos pertenecientes a las instituciones apostólicas de la Compañía, la mayoría laicos, laicas, religiosos, religiosas que se sienten atraídos por la espiritualidad ignaciana y por nuestro compromiso con la fe y la justicia.
Mantenemos nuestro compromiso con la educación. Fe y Alegría sigue atendiendo a más de 200.000 alumnos de los suburbios y áreas rurales en un trabajo conjunto con el Ministerio de Educación que financia los sueldos de maestros y administrativos; y muchísimas personas e instituciones del exterior que siguen colaborándonos para que podamos aportar con la infraestructura educativa. Lo más novedoso es el esfuerzo que estamos desplegando en el campo de la educación especial, atendiendo a alumnos y alumnas discapacitados, tanto en instituciones exclusivas para ellos como colaborando en su inserción en la educación formal. Otro rubro de mucha importancia es el de la educación técnica y tecnológica, que a diferencia de tiempos pasados está teniendo mucha aceptación ya que tanto padres de familia como alumnos y alumnas se dan cuenta de que es la mejor puerta para conseguir empleos calificados.
El trabajo de Instituciones sociales como ACLO, CIPCA, CISEP, Fundación Uramanta, que han sabido unir la acción con la investigación, nos ha permitido estar muy presentes en los cambios que se están produciendo en el país. Desde hace más de cuarenta años deseábamos trabajar junto a campesinos y pobladores para que se organizaran, estuvieran orgullosos de su identidad cultural y progresaran económicamente. Advertimos con satisfacción que se ha conseguido mucho en estos campos, aunque el progreso económico ha llegado sólo a muy pocas personas del campo.
Cabe decir que nuestro esfuerzo es sólo una gota de agua en un mar de problemas y dificultades. Pero, un Niño nos ha nacido y con Él la certeza de la victoria de su Reino de justicia, amor, fraternidad y paz.
¡Feliz Navidad! Y que el próximo año nos permita ver lo que anuncia el salmo de la liturgia de hoy: “Él librará al pobre que clama, al afligido que no tenía protector; el se apiadará del pobre, del indigente, y salvará la vida de los pobres” (Salmo 71).
La Paz
21 de diciembre de 2007
Ramón Alaix, sj
Provincial de Bolivia
La tradición cristiana nos dice que Jesús nació en medio de la noche.
En los días en que escribo, Bolivia está sumida en la noche. En los tiempos de Jesús había unos fanáticos, los zelotes, que querían que las cosas cambiaran y para ello estaban dispuestos a sacrificar sus propias vidas y las de los demás. Otro grupo formado por publicanos y saduceos aprovechaban muy bien de la coyuntura y no deseaban el menor cambio. En medio se encontraba el pueblo pobre y humillado, que ponía su esperanza en la llegada del Mesías.
Algo parecido nos sucede en Bolivia. Grupos extremistas enfrentados con violencia que desean hacer prevalecer sus propios intereses sin considerar el bien común. En medio, el pueblo que ve con desánimo que las promesas hechas antes de las elecciones no se materializan en mejores condiciones de vida. El último informe sobre el Índice de Desarrollo Humano (IDH) indica que estamos en el lugar 117 de 177 estudiados.
Los Asambleístas aprobaron hace unos días una nueva Constitución, que pretende corregir las injusticias estructurales de Bolivia. Los de la oposición no han participado pues consideran ilegal el proceso que se ha seguido durante las últimas semanas. La Constitución debe ir a Referéndum; pero, es posible que haya quienes quieran imponer su negativa a la Constitución sin pasar por las urnas. De hecho, cuatro Departamentos del país se han declarado autónomos por su cuenta y riesgo.
¿Qué hacemos los jesuitas ante tal situación?
En primer lugar procuramos responder a la sed de espiritualidad que sienten muchos de los pobladores de Bolivia. Estamos recogiendo los frutos del esfuerzo de anuncio del evangelio de muchos años. En la actualidad nos sorprende y nos agrada la gran cantidad de personas, algunos pertenecientes a las instituciones apostólicas de la Compañía, la mayoría laicos, laicas, religiosos, religiosas que se sienten atraídos por la espiritualidad ignaciana y por nuestro compromiso con la fe y la justicia.
Mantenemos nuestro compromiso con la educación. Fe y Alegría sigue atendiendo a más de 200.000 alumnos de los suburbios y áreas rurales en un trabajo conjunto con el Ministerio de Educación que financia los sueldos de maestros y administrativos; y muchísimas personas e instituciones del exterior que siguen colaborándonos para que podamos aportar con la infraestructura educativa. Lo más novedoso es el esfuerzo que estamos desplegando en el campo de la educación especial, atendiendo a alumnos y alumnas discapacitados, tanto en instituciones exclusivas para ellos como colaborando en su inserción en la educación formal. Otro rubro de mucha importancia es el de la educación técnica y tecnológica, que a diferencia de tiempos pasados está teniendo mucha aceptación ya que tanto padres de familia como alumnos y alumnas se dan cuenta de que es la mejor puerta para conseguir empleos calificados.
El trabajo de Instituciones sociales como ACLO, CIPCA, CISEP, Fundación Uramanta, que han sabido unir la acción con la investigación, nos ha permitido estar muy presentes en los cambios que se están produciendo en el país. Desde hace más de cuarenta años deseábamos trabajar junto a campesinos y pobladores para que se organizaran, estuvieran orgullosos de su identidad cultural y progresaran económicamente. Advertimos con satisfacción que se ha conseguido mucho en estos campos, aunque el progreso económico ha llegado sólo a muy pocas personas del campo.
Cabe decir que nuestro esfuerzo es sólo una gota de agua en un mar de problemas y dificultades. Pero, un Niño nos ha nacido y con Él la certeza de la victoria de su Reino de justicia, amor, fraternidad y paz.
¡Feliz Navidad! Y que el próximo año nos permita ver lo que anuncia el salmo de la liturgia de hoy: “Él librará al pobre que clama, al afligido que no tenía protector; el se apiadará del pobre, del indigente, y salvará la vida de los pobres” (Salmo 71).
La Paz
21 de diciembre de 2007
Ramón Alaix, sj
Provincial de Bolivia
FDuente: CPAL
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