jueves, 1 de noviembre de 2007

Orando con el P. Arrupe

PONME CON TU HIJO

Tu, Madre, has sido
la que influiste más en tu Hijo.
Tú fuiste la única
que comunicó al Verbo su cuerpo
para ser encarnado.

Tu mano, suave,
llena de amor indecible,
fue formando aquel hombre
que había de llevar
una vida de trabajador humilde,
y que, después de vivir pobremente
la vida de apóstol,
Se ofreció desnudo
Sobre el ara de un leño áspero,
Símbolo de la ignominia.

Ayúdanos, Madre,
y fórmanos como otro Jesús.

Tú puedes hacerlo
de un modo muy especial:
La mano de madre es insustituible:
No se ha inventado
ni el hombre podrá inventar jamás
con toda su técnica,
ningún sustitutivo
para la mano y el corazón
de una madre.

Te lo pido, Señora:
“Muestra que eres Madre”.
Ponme con tu Hijo
y hermano mayor mío, Jesús.

En un encuentro con Provinciales,
México D. F., 15-17 de noviembre de 1972
Fuente: CPAL

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