En el amplio jardín del Santuario de Loyola, se encuentra esta escultura. Representa a Ignacio de Loyola, recuperado tras su convalecencia y ante la Virgen de Aránzazu. El peregrino, como así le gustaba llamarse, había tomado la determinación de ir a Tierra Santa. Había llegado la hora de iniciar el camino.
Fuente: Vocaciones jesuitas
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