Lucas 17.1-6.
Jesús dijo a sus discípulos: “No se puede evitar que haya incitaciones al pecado; pero ¡ay del hombre que haga pecar a los demás! Mejor le sería que lo echaran al mar con una piedra de molino atada al cuello, que hacer caer en pecado a uno de estos pequeñitos. ¡Tengan cuidado!
“Si tu hermano peca, repréndelo; pero si cambia de actitud, perdónalo. Aunque peque contra ti siete veces en un día, si siete veces viene a decirte: ‘No lo volveré a hacer’, debes perdonarlo.”
Los apóstoles pidieron al Señor:
—Danos más fe.
El Señor les contestó:
—Si ustedes tuvieran fe, aunque solo fuera del tamaño de una semilla de mostaza, podrían decirle a este árbol: ‘Arráncate de aquí y plántate en el mar’, y les haría caso.
Recuerdo aquellas veces que sentí que alguien me ofendió …
¿Quién? …
¿Cuándo? …
¿Cómo? …
¿Cómo reaccioné?
¿Me pidió perdón?
¿He podido perdonarlo(a) de verdad, de corazón? …
¿podría perdonarlo(a) nuevamente? …
¿hasta cuántas veces dura mi tolerancia? …
¿difícil?
Para el Señor con fe todo es posible.
¿Cómo anda mi fe? …
¿En qué está débil mi fe?
¿En qué está fuerte?
¿Cómo se nota lo uno y lo otro?.
Igual que los apóstoles, le pido a Jesús:
¡Señor, auméntame mi fe!
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