La crisis económica que afecta a todo el mundo tiene también repercusiones en la Compañía. En este respecto tiene interés la carta del Padre George W. Quickley, Provincial de África Nord-Occidental, dirigida a los miembros de su Provincia con ocasión de la Navidad. Después de referirse a los datos concretos de la crisis y las pérdidas de las inversiones acumuladas en estos últimos años, invita a los miembros de la Provincia a cortar los gastos de la manera más drástica posible. “Debemos”, dice, “apretarnos el cinturón lo más que podamos, vivir con simplicidad con los medios a nuestro alcance, en solidaridad de unos con otros y, sobre todo, con las obras y las comunidades que tienen dificultad para seguir adelante”.
El Provincial exhorta “a un mayor espíritu de con división” recordando lo que está escrito en el número 33 de los Estatutos de la Pobreza: “nuestro estilo de vida, en lo que toca a la comida, vestido, habitación, recreo, vacaciones, viajes, instrumentos de trabajo y otras cosas semejantes. Deben estar en armonía con el seguimiento de Cristo pobre: sencillo, acogedor sin que superen, lo que pueden permitirse los hombres de modesta condición”.
Después de recordar la pobreza que rodeó el nacimiento de Cristo que, ciertamente, no fue un viaje de recreo para María y José, sino más bien un dura prueba y, quizá una pesadilla, concluye el Provincial con estas palabras: “al comenzar del nuevo año nos enfrentamos con días difíciles. Posiblemente los próximos meses serán una pesadilla para algunos de nosotros. Pero nuestra vocación de jesuitas es una llamada a la esperanza. No desesperamos aun en los momentos más difíciles”
(Fuente: Oficina de Prensa e Información, Roma, Vol. XIII, N. 1, 13 de enero, 2009).
CPAL
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