Estimados amigos y amigas de CVX:
Como Consejo Nacional, hemos querido enviarles estas líneas deseando que puedan servir para compartir y profundizar en nuestras comunidades el sentido actual que tiene para nosotros el llamado de Ignacio a crecer en el “sentir con la Iglesia”.
Para ello, hemos destacado algunos aspectos que nos parecen importantes y que esperamos sean útiles para emprender nuestra reflexión con un renovado espíritu de comunión eclesial.
1.- Somos parte de una gran comunidad, la Iglesia, querida y llamada por Jesucristo a continuar su misión salvadora en nuestra tierra. Esta Iglesia nos convoca a todos los creyentes –laicos y consagrados- a participar con la mayor rectitud e integridad en esta tarea.
Por esa razón, nos duele profundamente cuando entre nosotros hay quienes han dañado gravemente a otros hermanos, muchas veces más vulnerables y débiles. Más aún cuando los que han ofendido son ministros ordenados o miembros destacados entre nosotros, que se valen de su mayor jerarquía no para servir, sino para ofender. Su responsabilidad como pastores o líderes de la Iglesia es obviamente superior. Como laicos nos sentimos llamados a ampliar esa mirada para reforzar la idea de que ojalá no haya entre nosotros –los bautizados y creyentes en Jesucristo- quienes deliberadamente hagan daño a los más vulnerables, a quienes estamos llamados a servir respetando su dignidad. Nuestro llamado está inspirado en Jesucristo, modelo de sanidad y santidad.
2.- Sabemos que cada situación particular debe ser seriamente investigada. Pero nos alegra profundamente el llamado claro y contundente que nos hace el Papa a abrir todas las situaciones de este tipo que conozcamos, recordando que la verdad nos hace crecer, nos ayuda a superar dificultades, nos libera para mirarnos con confianza y cariño entre nosotros y también a quienes se relacionan con nosotros mas allá de los límites de la iglesia. Este llamado nos anima y nos hace renovar nuestro deseo de superar las ambigüedades, las sospechas, los dolores, que tanto daño nos hacen.
3.- Sabemos que muchas situaciones de desorden se ocultan en el secreto, como sabiamente señala San Ignacio, y que Jesucristo reina en la luz, en la verdad, en lo compartido y sabido por todos. Creemos que nuestra dimensión comunitaria nos lleva a valorar la oportunidad de ejercer con cuidado y discreción lo que llamamos “corrección fraterna”, es decir, ayudar a nuestros compañeros de comunidad a enmendar rumbos, buscar ayudas especializadas e incluso usar otros medios más rigurosos cuando vemos acciones que pueden vulnerar los derechos de otro. Ojalá esta dimensión se pueda ejercer en todo ámbito de la Iglesia, de manera de hacernos responsables del cuidado de unos por otros.
4.- Esperamos pues que esta situación, crítica y dolorosa, nos permita seriamente meditar: ¿qué quieres, Señor, que hagamos?, que anime fuertemente nuestro deseo de seguir construyendo una Iglesia servidora y acogedora para todos, multiplicando el compromiso de servir allí donde más se necesita.
5.- Invitamos a toda la comunidad a leer con detención la carta de nuestros obispos Reconstruir desde Cristo la “mesa para todos”, a rezarla, orar por quienes han sido víctima de estos hechos, por sus familias y por nuestros pastores, profundizando así en nuestro profundo cariño por la Iglesia. También recibiremos con atención y predisposición positiva la carta que este fin de semana recibiremos de parte del Cardenal Francisco Javier Errázuriz. Pedimos María, nuestra madre, que acompañe el caminar de la comunidad cristiana en este tiempo.
Les saluda con afecto y esperanza,
Consejo Ejecutivo Nacional – CVX Chile
Cecilia Guzmán, Pablo Fuenzalida, Bernardo Eissmann, Cristina Jorquera, Bernardita Riesco, Pedro Rojas, Ignacio Puebla, Miguel Collado y Pedro Labrín SJ.
23 de Abril 2010
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