domingo, 13 de septiembre de 2009

Espacio Sagrado


Marcos 8: 27-30
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino, preguntó a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que soy yo?" Ellos le contestaron: "Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas." Él les preguntó: "Y vosotros, ¿quién decís que soy?" Pedro le contestó: "Tú eres el Mesías." Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie.
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy

Las personas se preguntaban quién podría ser Jesús. Luego de escucharlo o de verlo sanar a los enfermos, lo comparaban con Juan El Bautista o uno de los Profetas, y se preguntaban si no habrían vuelto de la muerte. Sabían que había en Él algo más que lo que el ojo podía detectar; algo más en el significado de sus palabras, de lo que habrían entendido al escucharlas.
Jesús siempre puede sorprendernos; cada vez que leemos un trozo de los Evangelios, podremos aprender algo nuevo sobre Él y sobre nosotros.

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