martes, 1 de septiembre de 2009

El Evangelio de hoy



Lucas 4. 31-37


Jesús fue a Cafarnaúm, un pueblo de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Y la gente se admiraba de cómo les enseñaba, porque hablaba con plena autoridad.
En la sinagoga había un hombre que tenía un demonio o espíritu impuro, el cual gritó con fuerza:
—¡Déjanos! ¿Por qué te metes con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo te conozco, y sé que eres el Santo de Dios.
Jesús reprendió a aquel demonio, diciéndole:
—¡Cállate y deja a este hombre!
Entonces el demonio arrojó al hombre al suelo delante de todos, y salió de él sin hacerle ningún daño. Todos se asustaron, y se decían unos a otros:
—¿Qué palabras son estas? Con toda autoridad y poder este hombre ordena a los espíritus impuros que salgan, ¡y ellos salen!
Y se hablaba de Jesús por todos los lugares de la región.


Observo a mi alrededor ...
en mi familia ...
en mi grupo de amigos ...
en mi barrio ...
trabajo o estudio...
¿dónde hay personas dominadas por la desolación? ...
¿quiénes están poseídos por el mal espíritu amargándoles sus vidas? ...
Contemplo sus rostros ...
sus historias ...
us problemas.
Le pido a Jesús que intervenga en ellos para liberarlos y que expulse a los demonios de sus existencias

1 comentario:

Anónimo dijo...

EL HOMBRE SUFRIA EPILEPSIA O PERSONALIDAD MULTIPLE. ¿Quien es el Hombre? ECCE HOMMO.
Jesús mismo, según presumió la ciencia norteamericana, "Historial Psiquiátrico de Jesús" (cita perdida) adolecía de delirios,
alucinaciones, y transtornos graves de identidad.
Como sea, era una auténtico "sanador popular", un taumaturgo, alguien que educaba publicamente, al más puro estilo socrático, en sus parábolas.
Los milagros, creo, no eran de la esencia del mensaje, sino ilustrativos auxiliares de algo más de fondo.
Tampoco su divinidad creo que fuera la "nota esencial" sino algo más entrañablemente humano:
LA INCONDICIONALIDAD DEL AMOR, LA GRACIA Y EL PERDON.
Creo que la tradición oral, y especialmente la escrita, fue sobrepasada desde el principio.
Al parecer hubo tres personajes distintos, históricamente, fundidos en uno solo por el "alma colectiva".
CRISTO, la víctima propiciatoria, tan cara a la tradición androcrática o puramente Bíblica.
JESUS, el de la "lextio pública", el sabio inspirado.
MESIAS, enviado o redentor, mediador profético, entre Dios y el género humano.
El Tiempo (o tempo interno) en que estos tres personajes confluyen seria el "tiempo del reino", cíclico, transpersonal, sincrónico: "ahora, antes, después"
o perenne.
Una Epifania donde no es noche, ni día, sino ambas cosas.
No un misterio absoluto sino un
tiempo psiquico donde lo interno y lo externo coinciden, no cronológicamente, según un orden temporal mecánico, sino en una manifestación que, de modo cierto, NO ES (si es) DE ESTE MUNDO según el verso mistraliano.
No pretendo refutar al racionalismo teológico dogmático,
¡allá uds. si creen literalmente!
Solamente apunto, anoto y acoto mi "doxa" (opinión) personal y profesional (psicológica) sobre esto que, gracias al Buen Dios, no al dios sacrificial, COINCIDEN.
. . .