El 29 de septiembre recién pasado se realizó en el teatro del Santuario del Padre Hurtado en Santiago un encuentro para conmemorar los 10 años de esta iniciativa que convoca especialmente a Jóvenes para vivir una experiencia de vida comunitaria e inserción en la pobreza. Digo “convoca especialmente” a jóvenes porque de hecho también, a su ritmo, la experiencia la han realizado grupos de adultos, una semana por grupo en verano.
La experiencia consiste en que un grupo de Jóvenes (alrededor de 8 participantes) se traslada a vivir a una casa cercana a centros de atención a personas desvalidas ( Hospederías, centros de niños y mujeres en situación de desamparo y otros) y desarrolla por un mes su vida habitual desde allí, estudios o trabajo, con la diferencia que al atardecer acompañan o ayudan en algunos de estos centros y luego recogen su experiencia en oración comunitaria en la casa. Es un vivir de entrega, cooperación y austeridad.
Los testimonios que escuchamos hicieron resaltar lo transformador que resulta el poder establecer relaciones o vínculos personales con quienes queremos apoyar, que es la persona del otro concreto quien mueve el corazón a entregar mas, a buscar transformar las condiciones que marginan o dañan nuestros hermanos. El amor surge del vínculo, del contacto cercano con quien sufre. Otro de los aspectos que se resaltaron es cómo la experiencia vivida hace replantearse los proyectos y opciones de vida. En un momento de vida en que parecieran que se abren muchas posibilidades, el vivir este encuentro lleva a buscar el sentido mas profundo de lo que hacemos y de lo que deseamos para la propia vida. No pocos en este encuentro han sentido el llamado a una entrega radical, de servicio.
Fue muy conmovedor ver entre los que han “pasado” por la Storta muchos jóvenes y adultos que muestran en su vida estos signos de fe comprometida. Doy gracias al Señor por todas estas personas que con generosidad responden a la invitación, se atreven a desacomodarse y partir en busca del otro , del que está mas lejos, del que solemos excluir. Gracias también a los religiosos y religiosas que acompañan la experiencia y al personal de los centros de acogida del Hogar de Cristo que reciben a los jóvenes.
Un abrazo a todos y animo a los que se seguirán atreviendo a participar.
Cecilia Guzmán P.
CVX Chile.
La experiencia consiste en que un grupo de Jóvenes (alrededor de 8 participantes) se traslada a vivir a una casa cercana a centros de atención a personas desvalidas ( Hospederías, centros de niños y mujeres en situación de desamparo y otros) y desarrolla por un mes su vida habitual desde allí, estudios o trabajo, con la diferencia que al atardecer acompañan o ayudan en algunos de estos centros y luego recogen su experiencia en oración comunitaria en la casa. Es un vivir de entrega, cooperación y austeridad.
Los testimonios que escuchamos hicieron resaltar lo transformador que resulta el poder establecer relaciones o vínculos personales con quienes queremos apoyar, que es la persona del otro concreto quien mueve el corazón a entregar mas, a buscar transformar las condiciones que marginan o dañan nuestros hermanos. El amor surge del vínculo, del contacto cercano con quien sufre. Otro de los aspectos que se resaltaron es cómo la experiencia vivida hace replantearse los proyectos y opciones de vida. En un momento de vida en que parecieran que se abren muchas posibilidades, el vivir este encuentro lleva a buscar el sentido mas profundo de lo que hacemos y de lo que deseamos para la propia vida. No pocos en este encuentro han sentido el llamado a una entrega radical, de servicio.
Fue muy conmovedor ver entre los que han “pasado” por la Storta muchos jóvenes y adultos que muestran en su vida estos signos de fe comprometida. Doy gracias al Señor por todas estas personas que con generosidad responden a la invitación, se atreven a desacomodarse y partir en busca del otro , del que está mas lejos, del que solemos excluir. Gracias también a los religiosos y religiosas que acompañan la experiencia y al personal de los centros de acogida del Hogar de Cristo que reciben a los jóvenes.
Un abrazo a todos y animo a los que se seguirán atreviendo a participar.
Cecilia Guzmán P.
CVX Chile.
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