viernes, 14 de noviembre de 2008

“En Tirúa la verdad es otra”. Descarnado análisis jesuitas.


Cada vez que en su casa suena el teléfono, Carlos Bresciani Lecanelier sabe que tendrá que calmar a la familia, a los amigos y a cuánto conocido lo está llamando para saber qué pasa en Tirúa.

Y les contesta que está mirando por la ventana hacia la playa y no hay ningún mapuche con ropa de camuflaje y armado entrenando y que tampoco él o Pablo Castro Fones, su compañero de la misión mapuche de la Compañía de Jesús, está escondido debajo de la cama por los balazos.

Al revés, responde que visitó como siempre las 42 comunidades diseminadas entre Cañete y Tirúa y que la gente está sembrando, cosechando o aran do sus campos en un día bonito y normal.

Y con la misma tranquilidad contesta a Reportajes el alcalde (s) Claudio Álvarez Ramírez respecto de las aprensiones por la escasa instalación de mesas el lunes 20, panorama que se repetiría hoy, por temores y presiones de eventuales violentistas en la zona.

Las elecciones son “el día más colorido que tenemos en Tirúa y éste no será la excepción”, anticipa el jefe comunal respecto de la jornada de hoy donde votarán 4.500 electores y se medirán los candidatos Adolfo Millabur (independiente, Concertación) y José Aniñir (RN).

A este jesuita, de 36 años, asentado desde hace tres años en este rincón de la provincia de Arauco, le sorprenden los despachos de prensa y sin querer hacer comparaciones odiosas, dice que las mismas palabras de desesperanza que escuchó a la gente de La Legua (Los Nogales) se están repitiendo en Tirúa:“Los esfuerzos de miles de personas por sacar adelante a la familia son asombrosos, pero quedan en el anonimato. Prevalecen los hechos policiales, el conflicto y un lenguaje bélico que agobia.” Y cuenta que sus vecinos, Pascual Lorenzo, el encargado de la pastoral, entre ellos, quedan muy enojados cuando se les moteja de terroristas. Suelen decirle:“Padre, una vez más nos dejan pésimo ante el país”.

Pero el miércoles 15 hubo una emboscada: Dispararon 300 perdigones, hubo 9 policías heridos y también el fiscal Mario Elgueta. ¿Hay gente extranjera promoviendo esto?

Que yo vea, no; que me hayan comentado, tampoco.

El senador Espina denunció hace un par de semanas que habían grupos para militares entrenándose en la playa.

Eso es muy irresponsable. Primero, porque es mentira y aquí todo se sabe; yo, ya lo habría sabido y segundo, porque una vez que se lanza al ruedo una afirmación de esa naturaleza queda la sensación de que así es, lo dijo la “tele”.

¿Quién está detrás de los robos de madera en Mininco cree usted?

Me habían dicho que muchos chilenos están metidos en el robo de madera. Hay gente que se está aprovechando de la situación, que saben que no van a ser los primeros Sospechosos y que van a apuntar a los comuneros porque la zona está catalogada como de conflictiva.
Hay que tener cuidado porque hay algo bien importante: se está instalando una cierta frustración en gente común y corriente que a mí me pone una luz amarilla. Puede ser caldo de cultivo para después no confiar en ningún tipo de diálogo que se quiera proponer a las comunidades. No hay que ser ciego, porque, efectivamente, hay ciertos problemas en algunos lugares y parten del hecho de que, en este momento, no hay diálogo de las partes. En eso hay un paso importante que dar en términos de generar diálogos de confianza, donde uno pueda sentarse a ver cuáles son las verdaderas demandas y respuestas.

¿Dónde se está produciendo la mayor tensión?
Hay un nivel más político de organizaciones, si se quiere, cerca de Temuco, pero los focos de tensión se establecen en los mismos sitios donde hay presencia policial. En Tranaquepe, por ejemplo, la gente me dice: Cuando pasa carabineros nos sentimos inseguros, violentados. Yo mismo cuando viajo a Cañete me topo con furgones policiales, están controlando vehículos, claro, pero algo afecta. En Tirúa, la calle donde está el cuartel está cerrada, excepto para los residentes.

Cuando ha habido boches más grandes, como éstos, suelen poner más furgones. Tengo la impresión que hay un cierto temor de que pueda haber un estallido mucho más grande -hay fechas emblemáticas, las muertes de Alex Lemuny, Matías Catrileo- y a mí me parece que no lo va a haber.

AMBIENTE ENRARECIDO

En un informativo trimestral que el padre Pablo Castro Fones dirige a su red de amistad y solidaridad sobre las situaciones de conflicto en territorio mapuche, en febrero de 2008 advertía:
“Creemos que estamos entrando a una etapa muy delicada. La paciencia está agotada y muchos ya no creen en el diálogo. No se trata sólo de los que piensan que la violencia es el único camino. Mucha gente pacífica ya no cree en la palabra de los organismos del Estado. Esto es grave, se van cerrando los caminos del entendimiento y se van quebrando las confianzas. Lamentablemente el Estado ha sido tardío en sus respuestas. Es verdad que se han invertido enormes cantidades de dinero en el territorio, pero lo grave es que, mientras se han ripiado caminos se han mina do las confianzas, y mientras se han construido casas y entregado subsidios, se ha desmantelado el diálogo.”

Y agrega: “Todos hemos notado como el ambiente se ha enrarecido. El tema de los conflictos está en boca de todos, chilenos y mapuches. Entre muchos de los primeros aflora un discurso racista anquilosado en nuestra cultura; entre los segundos hay mucha rabia y frustración acumulada. Lo veo en mis propios vecinos. Temas que antes eran motivo de esperanza, como la recuperación pacífica de tierras, ahora son motivo de descontento por la larga espera en la tramitación del asunto”.

Pablo Castro hoy está en Estados Unidos. Intenta abrir mercado a los tejidos artesanales que producen 150 mapuches de Relmu Vitral, un proyecto que apoyan jesuitas y la Municipalidad de Tirúa, con el doble propósito del rescate tradicional del telar y apoyo económico para las familias.

EL LONCO, SU AMIGO

De Santiago vino Carlos Brescioni (36) que se declara enamorado de Tirúa y de su gente; que habla con admiración del lonco de Anillen, Teodoro Huenuman, su vecino, de quien resalta su perseverancia hasta conseguir, 12 años más tarde, que Conadi comprara12/14 hectáreas para cada una de las 60 familias de la comunidad. “En tres años, ellos hablaron con todos los que tenían que hablar pero Conadi demoró 12 años en el papeleo. Ejemplos de resoluciones tan tardías como éste se repiten en muchos proyectos, a distintos niveles. La gente está cansada”.

El lonco tiene 80 años, todavía trepa a la montaña en busca de sus animales y camina tan alto como un peral 16 kilómetros (ida y vuelta) a su “fundo”, donde cultivan papas, trigo y avena. Son los alimentos de subsistencia de 42 comunidades y 10mil comuneros.

En Tirúa, gracias a la reforma previsional, los abuelos son bienvenidos y están aportando al presupuesto familiar con su bono de $ 60 mil; también los niños, con sus respectivos subsidios, entregan monedas para pasar el mes.Sí -admite Bresciani- allí en una de las comunas más pobres del país, quieren y respetan a este par de sacerdotes huincas que llegaron a ver en qué podían colaborar con su presencia eclesial. Y agrega que hay confianza con la gente, lo que no quiere decir que todos los sigan. “Esa confianza no ha sido ganada por el hecho de ser sacerdote; lo ha sido después de estar acá un tiempo y descubrieran por sí mismos quienes somos. En siete años la parada ha sido, simplemente, venir a compartir, a mostrarse tal cual se es, sin negar una carga institucional que también pesa. No se trata de ocultar, sino que decir: Ahora estamos aquí para cambiar esta historia, para revertir y colaborar. En eso ha habido mucho cariño”.

HOMICIDIO FRUSTRADO

Cuatro días después de un 12 de octubre tranquilo, salvo “la fuga” de un grupo de encapuchados en la U. del Bío Bío, en Concepción, por la decidida acción de un equipo de rugbistas que entrenaba y no cedió sus espacios, en la madrugada del 16 en una emboscada, 5 policías y un fiscal fueron heridos con perdigones en el sector de Tranaquepe, a unos 20 kilómetros al norte de Tirúa.

Se habló que 300 impactos dieron de lleno a los vehículos en que viajaba la comitiva para indagar un primer ataque, ocurrido en la víspera, en Puerto Choque. En la oportunidad, 4 carabineros fueron atacados; se refugiaron en la casa de un matrimonio de comuneros, ancianos, que también fueron amenazados. Esa diligencia cumplía el fiscal especial para causas mapuches, Mario Elgueta cuando sobrevino el ataque.

En el curso de las indagaciones fue detenido y procesado (miércoles22) por homicidio frustrado César Parra Leiva, acusado de atacar con una motosierra a un grupo de carabineros en un hecho ocurrido en junio de 2007. Los efectivos indagaban el robo de cuatro motosierras a igual número de trabajadores.La resolución (apelada para ser vista por la Corte Marcial) corresponde al titular de la Segunda Fiscalía Militar, mayor Fernando Grandón. Si la Corte Marcial confirma el procesamiento, Grandón tiene 40 días prorrogables para investigar.

El caso de César Parra Leiva es una de las nueve causas, pero la única con un imputado detenido, que el fiscal militar indaga por ataques a carabineros en lo que va corrido de este año en Arauco. Es el caso con más avances además del ataque contra el fiscal Mario Elgueta, cuya investigación es conjunta con el Ministerio Público.

Precisamente, a raíz de la detención de Parra Leiva, fueron halladas especies. A través de peritajes químicos se intentará esclarecer si el detenido o su hermano, Norberto Parra -formalizado por receptación de especies- tuvieron participación en el ataque al fiscal Elgueta. En su casa se encontraron tres motosierras robadas.

El ataque al profesional del Ministerio Público ocurrió la madrugada del jueves 16, cuando concurrió a una cabaña del sector para prestar protección a un matrimonio que refugió a un grupo de carabineros, la tarde del miércoles 15, atacados por desconocidos. De regreso, la caravana de cuatro vehículos fue emboscada por desconocidos.

El ataque fue con escopetas a fiscal y policías tras bloquearles el paso con un árbol. Tres inspectores de Investigaciones y dos carabineros, además del mismo fiscal, quien pese a todo, sigue a cargo de los casos, fueron heridos. En menos de 24 horas, 9 policías y un fiscal eran agredidos.

VIOLENCIA SIMBÓLICA

El abogado indigenista Pablo Ortega entregó su punto de vista respecto de los últimos hechos.
¿Tienen intenciones los mapuches de hacerse fuertes en Tranaquepe impidiendo la entrada de fiscales, policías, jueces, como aparentemente lo estarían consiguiendo?

Entiendo que lo que sucede es lo contrario. Carabineros está en la zona defendiendo los intereses forestales, esto es una situación de mucha violencia simbólica. La situación a la que hace referencia no deja de ser puntual y lamentable; estoy cierto que no sabían que viajaba un fiscal. Sin duda es un tema preocupante. El Estado, como siempre, opta por el Derecho Penal sin entender que hay una situación de fondo que ha contribuido a crear y que no se resolverá sino cuando el mismo Estado quiera solucionarlo.

¿Mantienen el propósito como alguna vez le escuché decir a José Huenchunao o a Aucán Huilcaman de llegar al bicentenario como nación independiente?

Jamás he escuchado a ninguno de los dos decir lo que señala, ni a ningún dirigente mapuche. Mi apreciación es que esos no son temas para el movimiento mapuche. Ellos están en un tema de recuperación de derechos y autonomía, situación reconocida por el Convenio 169 y la Convención de Derechos Indígenas, ambos documento suscritos por Chile. Creo más bien que, quienes quieren desacreditar al movimiento mapuche, esgrimen esos temas con un fin utilitario
Por Sonina Mendoza.
smendoza@diarioelsur.cl
Del blog "Misión jesuita mapuche"

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