miércoles, 26 de noviembre de 2008

Iglesia de Santiago renovó compromiso con los Derechos Humanos


Recordando el lema “Todo hombre tiene derecho a ser persona”, autoridades, dirigentes políticos, sociales y agentes pastorales renovaron su compromiso con la promoción y defensa de los Derechos Humanos, en el marco de la celebración de los 30 años de la firma de la Carta de Santiago.

En un ambiente de mucha emotividad se celebró en la mañana del martes 25 de noviembre, en la Catedral Metropolitana, una solemne Liturgia para conmemorar los 30 años de la realización del Simposio Internacional de los Derechos Humanos convocado por el Cardenal Raúl Silva Henríquez, en 1978. La ceremonia fue presidida por Monseñor Juan Luis Ysern, Obispo Emérito de Ancud, y a ella asistieron los ministros José Antonio Viera Gallo y José Goñi, Secretario General de la Presidencia y Ministro de Defensa Nacional, respectivamente. También hasta la Catedral Metropolitana llegaron altos dirigentes de partidos políticos, representantes de las Fuerzas Armadas, del poder judicial; de organismos de Derechos Humanos, de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos; delegaciones de colegios y agentes pastorales de diversas parroquias y organismos de Iglesia.



Mensaje de Cardenal Errázuriz

Por encontrarse en Roma, realizando su visita Ad Limina, el Cardenal Francisco Javier Errázuriz no pudo presidir la ceremonia. Sin embargo, envió un sentido mensaje a los asistentes. En parte el mensaje señala: “Hoy renovamos nuestro compromiso (con los Derechos Humanos) en un contexto cultural que ‘tiende a proponer estilos de ser y de vivir contrarios a la naturaleza y dignidad del ser humano. El impacto dominante de los ídolos del poder, la riqueza y el placer efímero se han transformado, por encima del valor de la persona, en la norma máxima de funcionamiento y el criterio decisivo en la organización social’ (Documento de Aparecida, 387). Por esta razón, y con urgencia, ‘nuestra fidelidad al Evangelio nos exige proclamar en todos los areópagos públicos y privados del mundo de hoy, y desde todas las instancias de la vida y misión de la Iglesia, la verdad sobre el ser humano y la dignidad de toda persona humana’.(DA 390). Es lo que hacemos en esta conmemoración con la esperanza de que cada varón y cada mujer, puedan ver reconocidos sus derechos en una sociedad que ponga como máximo valor la dignidad de la persona humana, y con ella el respeto que se le debe, así como la promoción de todas las condiciones que favorezcan su desarrollo integral, en una comunidad que busque la justicia, la comunión y la paz”


El perdón es posible

Durante la celebración litúrgica, la Pastora evangélica Juana Albornoz leyó la Primera Lectura y el Padre Georges Abed, de la Iglesia Ortodoxa del Patriarcado de Antioquía, proclamó el Evangelio que relata la parábola del Buen Samaritano. Durante la homilía, Monseñor Juan Luis Ysern recordó su propia participación en el Simposio de 1978 y dijo: “a pesar de la intensidad con la que vivíamos toda esa labor, podemos tener el riesgo de dejarla como simple recuerdo. Con eso estaríamos traicionando nuestra misión de hacer visible el amor salvador del Señor. Hacerlo así sería hacerse cómplice del atropello perturbador de la convivencia en la actualidad”. Añadió: “Son muchas las formas con las que se atropella hoy día la dignidad de la persona y son muchas las personas que son atropelladas, o que van quedando debajo de la mesa. Todo ello es un atentado contra la paz”. Señaló, por otra parte, que el perdón es posible y expuso su experiencia tras la violenta guerra civil española: “Mi padre fue torturado y abandonado como muerto. Gracias a Dios no murió. Terminada la guerra, jamás, jamás, nosotros, los hijos, ni a él ni a mi madre que tanto había sufrido, les pudimos escuchar una palabra de odio, venganza o indeferencia hacia quienes habían causado tanto sufrimiento, sino que les vimos prestándoles los servicios que necesitaban. El perdón es posible. ¡Es posible!”.


Ser persona

Durante la ceremonia se exhibió parte de un documental inédito, realizado en 1978, que recoge lo vivido durante el Simposio y se trata de una verdadera hazaña para los recursos audiovisuales disponibles por esos años. Tras la puesta en escena, los asistentes aplaudieron y se mostraron visiblemente emocionados. Luego, entregaron su testimonio María Luisa Sepúlveda, Delegada Presidencial para los Derechos Humanos y ex secretaria Ejecutiva de la Vicaría de la Solidaridad; y Monseñor Cristián Precht, primer Vicario de la Solidaridad.


“Con la mirada puesta en el futuro celebramos en 1978 el año de los Derechos Humanos en Chile. Con la mirada puesta en el futuro celebramos esta conmemoración porque el futuro comienza hoy y no mañana, y la vida de los pobres no admite dilación”, señaló Monseñor Precht. Y agregó: “Los Derechos Humanos son y han sido una carta de navegación indispensable para vivir en sociedad. Algunos de ellos son anteriores al Estado y a cualquier legislación, como el derecho a la vida, a la integridad física y sicológica, el derecho al buen nombre, a la salud, al alimento cotidiano, al trabajo, a la vivienda. Otros, por cierto, requieren ser normados y para eso existen los Tratados y los pactos que han sucedido a la Carta Universal. A esta realidad se suma la inspiración de quienes creemos firmemente que los derechos humanos son los derechos de Dios, y que lo que hacemos al menor de los hermanos al mismo Señor se lo hacemos. Con esa convicción decimos que el futuro comienza hoy y no mañana para los habitantes de esta querida Patria nuestra en que juntos estamos reaprendiendo el arte de vivir en democracia y en que es fácil llenarnos de exigencias más que de propuestas, sobre todo cuando se evidencian las crisis propias de toda convivencia”.


Finalmente, Monseñor Precht invitó a los presentes a encender los cirios que les fueron repartidos a la entrada y a volver a comprometerse solemnemente con la defensa de la vida, con la equidad, con la educación de calidad, con la rehabilitación de los internos, con la acogida a migrantes y refugiados y con abrir espacios de participación y trabajo para los más jóvenes.













1 comentario:

Anónimo dijo...

DERECHOS HUMANOS DE LAS PERSONAS.
Se desprende del Texto, que se deben crear las condiciones Socioeconómicas para el efectivo cumplimiento de los "derechos naturales".
Una sociedad configurada en la discriminación, dada por las clases sociales oprimidas, era lo que en tiempos de Silva Henríquez se denominaba "estructuras de pecado",
y ALLENDE llamaba "violencia institucionalizada". Donde el derecho a la vida es negado en la Puerta de la Clínica Privada.
"La Economía debe estar al servicio del hombre, no el hombre al sericio de la Economía"
Una Ciencia Económica sin ética no es ciencia para un alumno de la Universidad Católica, tanto en el primer año como en el último.
EL PERDON desde el punto de vista estrictamente canónico, propio de las más hondas tradiciones eclesiales, sólo es posible si hay ARREPENTIMIENTO.
Si no, no puede ser recibido.
Además, Dios sólo perdona sino en la medida que REDIME.
Y REDIME cuando exalta su Justicia, que es misericordia que
EXIJE Conversión.
Llamo, por tanto, a la Conversión a la Iglesia Católica, en especial a su Clerecía. Por intentar conjurar con los Rituales del Olvido, el dolor de las víctimas, y el error doctrinal sistemático que aún persiste en los Códigos Militares.
Se requiere verdad, confesión sincera de los hechores, reparación efectiva, y que la Justicia Humana dé todos los pasos requeridos para aclarar a fondo los innumerables casos de Victimizaciones absurdas y aberrantes.
A quienes fueron autores directos de delitos de "lesa humanidad" no los llamo a la Conversión, deberían hacerlo la Iglesias, y si estas muestran el
circunloquio culposo de los Intereses Creados, será el propio
Cristo, en tanto Cristo, quien lo haga.-