domingo, 20 de abril de 2014

Misa Pascua Resurrección, fotos y video completo. Bendición Urbi et Orbi: Clama por la paz... Discurso Francisco y video completo


Easter Mass



The Holy Father presides over the Holy Mass of Easter Day, St. Peter's Square



Francisco clama por la paz en Siria, Ucrania, Centroáfrica, Nigeria, Venezuela, Irak y Palestina





El Papa imparte la bendición Urbi et Orbi y clama por "derrotar el flagelo del hambre"




"En Jesús el amor ha vencido al odio, el bien al mal, la vida a la muerte, la verdad a la mentira"




(Jesús Bastante).- "Te rogamos Señor glorioso, que cesen todas las guerras, toda hostilidad pequeña o grande, antigua o reciente". Francisco felicitó la Pascua a todos los fieles, en San Pedro y el mundo, e impartió la bendición Urbi et Orbien una mañana soleada y tras una profunda Eucaristía en la que hubo un especial recuerdo a los ortodoxos, que hoy también celebran la Resurrección.
"Jesús, el crucificado, ha resucitado. Este acontecimiento es la base de nuestra fe y de nuestra esperanza: si Cristo no hubiera resucitado, el cristianismo perdería su valor; toda la misión de la Iglesia se quedaría sin brío, pues desde aquí ha comenzado y desde aquí reemprende siempre de nuevo", subrayó el Papa, quien tuvo un especial recuerdo para los afectados por el virus del Ébola y por las víctimas de "todas las guerras". Desde Siria a Irak, pasando por África, Ucrania, Venezuela y el eterno conflicto palestino-israelí.
Mañana soleada en Roma para celebrar la Resurrección de Jesús. Decenas de miles de personas (alrededor de 150.000) abarrotaban la plaza de San Pedro, donde Francisco presidió la Misa de Pascua.
Se leyó el Evangelio en latín y en griego, pues hoy se celebra la Pascua en dos ritos. Oriente y Occidente celebran en común, como un sueño de una hermandad que sigue siendo posible si colocamos a Jesús en el centro.
Fue una ceremonia multiétnica, con guiños a Corea, China, África, a todos los rincones del mundo. Una noticia universal bien merecía una celebración mundial.
No pronunció Francisco homilía en la misa, pues posteriormente vendría la tradicional -no tanto con Francisco- bendición Urbi et Orbi. Una bendición que, como ocurrió el pasado año, no se impartió en distintos idiomas, sino únicamente en italiano.
Antes, tras la misa, el Papa se subio al Papamóvil para saludar brevemente a los presentes. No había tiempo para detenerse, pero sí -así lo quiso Francisco- para que le vieran de cerca los fieles.
"Ayúdanos a derrotar el flagelo del hambre, agravada por los conflictos y los inmensos derroches de los que a menudo somos cómplices", añadió Bergoglio, quien pidió "hacernos disponibles para proteger a los indefensos, especialmente a los niños, a las mujeres y a los ancianos, a veces sometidos a la explotación y al abandono", señaló el Papa antes de impartir su bendición.

El mensaje que los cristianos llevan al mundo, señaló Francisco, "es que Jesús murió en la cruz por nuestros pecados, pero Dios lo resucitó y constituyó rey de la vida. En Jesús el amor ha vencido al odio, el bien al mal, la vida a la muerte, la verdad a la mentira".
"Por eso decimos a todos: venid y vereis. En cada situación humana marcada por el pecado, la fragilidad y la muerte, la buena noticia no es una palabra, sino un testimonio de amor gratuito y fiel, es salir de uno mismo para salir al encuentro del otro, estar al lado de los heridos por la vida, y compartir con quienes carecen de lo necesario". Porque "el amor es más fuerte, el amor da la vida, hace florecer la esperanza en el desierto".
"Haznos disponibles para proteger a los indefensos, especialemente a los niños, mujeres y ancianos, que a veces son sometidos a la explotación y el abandono", apuntó, incidiendo especialmente por las víctimas del Ébola en Nigeria, y por los que tienen que emigrar para buscar una vida más digna "y muchas veces no tienen libertad de profesar su fe".
"Te rogamos Señor glorioso, que cesen todas las guerras, toda hostilidad pequeña o grande, antigua o reciente. Te suplicamos en particular por Siria, la amada Siria, que cuantos sufren las conseuencias del conflicto puedan recibir la ayuda humanitaria necesaria y las partes en conflicto dejen de usar la fuerza para causar muerte, sobre todo entre la población inerme, y tengan la audacia de negociar la paz, desde hace demasiado tiempo anhelada".
También pidió Francisco consuelo para "las víctimas de la violencia fratricida en Irak, y que sostengas las esperanzas que suscitan las negociaciones ente israelíes y palestinos". Junto a ello, los enfrentamientos en República Centroafricana, Nigeria, Sur Sudán y Venezuela.
"Que por tu resurrección, que hoy celebramos junto a otras iglesias, te pedimos que ilumines iniciativas de paz en Ucrania, para que todas las partes implicadas, lleven a cabo todo esfuerzo para impedir la violencia y construir con espiritu de unidad y diálogo el futuro del país", añadió el pontífice argentino.

Discurso íntegro del Papa
Queridos hermanos y hermanas, Feliz Pascua.
El anuncio del ángel a las mujeres resuena en la Iglesia esparcida por todo el mundo: « Vosotras no temáis, ya sé que buscáis a Jesús el crucificado. No está aquí. Ha resucitado... Venid a ver el sitio donde lo pusieron» (Mt 28,5-6).
Esta es la culminación del Evangelio, es la Buena Noticia por excelencia: Jesús, el crucificado, ha resucitado. Este acontecimiento es la base de nuestra fe y de nuestra esperanza: si Cristo no hubiera resucitado, el cristianismo perdería su valor; toda la misión de la Iglesia se quedaría sin brío, pues desde aquí ha comenzado y desde aquí reemprende siempre de nuevo. El mensaje que los cristianos llevan al mundo es este: Jesús, el Amor encarnado, murió en la cruz por nuestros pecados, pero Dios Padre lo resucitó y lo ha constituido Señor de la vida y de la muerte. En Jesús, el Amor ha vencido al odio, la misericordia al pecado, el bien al mal, la verdad a la mentira, la vida a la muerte.
Por esto decimos a todos: «Venid y veréis». En toda situación humana, marcada por la fragilidad, el pecado y la muerte, la Buena Nueva no es sólo una palabra, sino un testimonio de amor gratuito y fiel: es un salir de sí mismo para ir al encuentro del otro, estar al lado de los heridos por la vida, compartir con quien carece de lo necesario, permanecer junto al enfermo, al anciano, al excluido... «Venid y veréis»: El amor es más fuerte, el amor da vida, el amor hace florecer la esperanza en el desierto.
Con esta gozosa certeza, nos dirigimos hoy a ti, Señor resucitado.
Ayúdanos a buscarte para que todos podamos encontrarte, saber que tenemos un Padre y no nos sentimos huérfanos; que podemos amarte y adorarte.
Ayúdanos a derrotar el flagelo del hambre, agravada por los conflictos y los inmensos derroches de los que a menudo somos cómplices.
Haznos disponibles para proteger a los indefensos, especialmente a los niños, a las mujeres y a los ancianos, a veces sometidos a la explotación y al abandono.
Haz que podamos curar a los hermanos afectados por la epidemia de Ébola en Guinea Conakry, Sierra Leona y Liberia, y a aquellos que padecen tantas otras enfermedades, que también se difunden a causa de la incuria y de la extrema pobreza.
Consuela a todos los que hoy no pueden celebrar la Pascua con sus seres queridos, por haber sido injustamente arrancados de su afecto, como tantas personas, sacerdotes y laicos, secuestradas en diferentes partes del mundo.
Conforta a quienes han dejado su propia tierra para emigrar a lugares donde poder esperar en un futuro mejor, vivir su vida con dignidad y, muchas veces, profesar libremente su fe.
Te rogamos, Jesús glorioso, que cesen todas las guerras, toda hostilidad pequeña o grande, antigua o reciente.
Te pedimos por Siria: que cuantos sufren las consecuencias del conflicto puedan recibir la ayuda humanitaria necesaria; que las partes en causa dejen de usar la fuerza para sembrar muerte, sobre todo entre la población inerme, y tengan la audacia de negociar la paz, tan anhelada desde hace tanto tiempo.
Te rogamos que consueles a las víctimas de la violencia fratricida en Irak y sostengas las esperanzas que suscitan la reanudación de las negociaciones entre israelíes y palestinos.
Te invocamos para que se ponga fin a los enfrentamientos en la República Centroafricana, se detengan los atroces ataques terroristas en algunas partes de Nigeria y la violencia en Sudán del Sur.
Y te pedimos por Venezuela, para que los ánimos se encaminen hacia la reconciliación y la concordia fraterna.
Que por tu resurrección, que este año celebramos junto con las iglesias que siguen el calendario juliano, te pedimos que ilumines e inspires iniciativas de paz en Ucrania, para que todas las partes implicadas, apoyadas por la Comunidad internacional, lleven a cabo todo esfuerzo para impedir la violencia y construir, con un espíritu de unidad y diálogo, el futuro del País.Te rogamos, Señor, por todos los pueblos de la Tierra: Tú, que has vencido a la muerte, concédenos tu vida, danos tu paz.





























Urbi et Orbi



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