domingo, 21 de abril de 2013

Encuentros con la Palabra por Hermann Rodríguez Osorio S.J. “Mis ovejas reconocen mi voz, y yo las conozco y ella me siguen”



Pedro María Iraolagoitia, S.J., publicó en 1996 un libro que tituló María, El Carpintero y el Niño. Es una bella recuperación de la vida oculta de María de Nazaret, en compañía de su esposo, San José, y del Niño Jesús. Comienza con una carta escrita por el autor a la Virgen María. Entre otras cosas, le dice lo siguiente: “Esta carta es para que me perdones todo lo que he escrito de Ti y del Niño y de San José, en este libro. Toda la culpa la tienen los Evangelistas (y que ellos también me perdonen), por haber escrito tan pocas cosas de tu vida. Nosotros hubiéramos querido saber muchas más cosas de ti. Nos hubiera gustado saber cómo vivían en Belén, en Egipto, en Nazaret, en Jerusalén; dónde tenían puesto el arcón, la mesa y los tiestos con flores; qué distancia tenías que recorrer para ir al lavadero, cuánto te costaba el litro de aceite y qué cena les diste a los Reyes Magos. Hubiéremos querido saber mil y mil detalles de tu vida, cuantos más, mejor. A fuerza de verte metida en las hornacinas de los altares, es fácil que nos olvidemos de que, en este mundo, viviste veinticuatro horas al día como una mujer sencilla y encantadora, entre pucheros, escobas, vecinas, barro, sol, cansancio, canciones, preocupaciones domésticas, tertulias y el abundante aserrín del taller de José. (...) Mis respetuosos saludos a José y un beso al Niño”...

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