“Como discípulos y misioneros al servicio de la vida, acompañamos a los pueblos indígenas y originarios en el fortalecimiento de sus identidades y organizaciones propias, la defensa del territorio, una educación intercultural bilingüe y la defensa de sus derechos” (Doc. Aparecida, 530).
“Con la incultaración de la fe la Iglesia se enriquece con nuevas expresiones y valores, exprimiendo y celebrando cada vez mejor el misterio de Cristo, logrando unir más la fe con la vida y contribuyendo así para una catolicidad más plena, no solo geográfica, sino también cultural” (Doc. Aparecida, 479).
El problema de la ley anti-terrorista
No podemos rezar este día por los Pueblos Originarios sin pensar en los 31 hermanos mapuches que en 5 cárceles del sur de Chile se han sumado a una huelga de hambre que empezó el 12 de julio. Esta huelga de hambre tiene como objetivo fundamental que no se les aplique la Ley por Conductas Terrorista.
En normal que en todo país exista una ley anti-terrorista. Esto no es extraño. El problema es que la ley de nuestro país es poco clara y se presta para abusos. No define bien qué es terrorismo e incluye actos delictivos propios de la ley civil como actos terrorista. Ninguno de los presos en huelga de hambre exige que no se lo juzgue. Lo que se pide es que no se utilice esta ley. El uso de la ley anti-terrorista implica penas carcelarias muy graves y severas para actos poco graves como provocar un incendio. Además, los juicios por esta ley permiten el uso de testigos ocultos lo que dificulta la defensa y un juicio justo. Y el uso de esta ley permite mantener presos a nuestros hermanos durante largos procesos y sin que la defensa pueda conocer el fondo y las pruebas de las acusaciones.
El uso de la ley anti-terrorista en el caso de nuestros hermanos mapuches ha sido denunciado como un acto de abuso y arbitrariedad por las más serias organizaciones nacionales e internacionales. Los Comisionados de Naciones Unidas para los Pueblos Indígenas, los Directores de Human Right Watch y todos los organismos nacionales e internacionales de Derechos Humanos han considera abusivo y discriminatorio el uso de esta ley en el caso de nuestros hermanos. Es prácticamente un acuerdo internacional que no se debe juzgar como terrorista los actos de violencia nacidos de conflictos y demandas sociales.
Como Iglesia nos duele la huelga de hambre de nuestros hermanos y nos duele el uso discriminatorio y abusivo de esta ley particular en contra de los mapuches. Si han cometido delitos, que sean juzgados con justicia. Pero nos oponemos a que se califique de terrorista a personas o grupos por su origen étnico o por sus creencias.
No podemos rezar este día por los Pueblos Originarios sin pensar en los 31 hermanos mapuches que en 5 cárceles del sur de Chile se han sumado a una huelga de hambre que empezó el 12 de julio. Esta huelga de hambre tiene como objetivo fundamental que no se les aplique la Ley por Conductas Terrorista.
En normal que en todo país exista una ley anti-terrorista. Esto no es extraño. El problema es que la ley de nuestro país es poco clara y se presta para abusos. No define bien qué es terrorismo e incluye actos delictivos propios de la ley civil como actos terrorista. Ninguno de los presos en huelga de hambre exige que no se lo juzgue. Lo que se pide es que no se utilice esta ley. El uso de la ley anti-terrorista implica penas carcelarias muy graves y severas para actos poco graves como provocar un incendio. Además, los juicios por esta ley permiten el uso de testigos ocultos lo que dificulta la defensa y un juicio justo. Y el uso de esta ley permite mantener presos a nuestros hermanos durante largos procesos y sin que la defensa pueda conocer el fondo y las pruebas de las acusaciones.
El uso de la ley anti-terrorista en el caso de nuestros hermanos mapuches ha sido denunciado como un acto de abuso y arbitrariedad por las más serias organizaciones nacionales e internacionales. Los Comisionados de Naciones Unidas para los Pueblos Indígenas, los Directores de Human Right Watch y todos los organismos nacionales e internacionales de Derechos Humanos han considera abusivo y discriminatorio el uso de esta ley en el caso de nuestros hermanos. Es prácticamente un acuerdo internacional que no se debe juzgar como terrorista los actos de violencia nacidos de conflictos y demandas sociales.
Como Iglesia nos duele la huelga de hambre de nuestros hermanos y nos duele el uso discriminatorio y abusivo de esta ley particular en contra de los mapuches. Si han cometido delitos, que sean juzgados con justicia. Pero nos oponemos a que se califique de terrorista a personas o grupos por su origen étnico o por sus creencias.
¿QUÉ ES ESTE DÍA DE ORACIÓN?
Es una llamada de la Iglesia a orar por los Pueblos indígenas, es decir, la Iglesia convoca a sus propios fieles a la oración por una intención que le parece de importancia.
Nuestra oración se une a la oración de nuestros hermanos y hermanas Aymara, Quechua, Atacameño y Colla en la zona norte, Mapuche en la zona centro sur, Yámana y Alacalufe en la zona sur, y Rapa Nui en la zona insular. En la zona central se ubica la mayor parte de la población de Indígenas urbanos de los diversos pueblos originarios (Junto a Santiago, Valparaíso, Concepción y Temuco se concentran un gran número de población indígena urbana). Sus vidas, como toda la vida, son preocupación y tesoro para la vida de la Iglesia. Y lo son también la vida de nuestro país.
Con esto reconoce la Iglesia que la situación de los pueblos originarios en Chile enfrenta problemas de no fácil ni rápida solución ante los cuales el ingenio y la buena voluntad humanos se sienten limitados e insuficientes. Necesitamos la fuerza de la mano de Dios y la luz que viene de ÉL. Problemas vinculados a la pobreza, deficiencias en la educación, salud, poca calificación laboral, carencia de tierras, migración campo – ciudad, procesos judiciales injustos como la aplicación de la ley anti-terrorista, y otros de orden mas espiritual como es la falta de respeto y valoración hacia el ser indígena en general y la discriminación consiguiente.
En el contexto del Bicentenario y de Chile una mesa para todos oramos para que cada pueblo sea reconocido como tal, sean respetados sus derechos y sus tradiciones, sean resguardadas sus tierras, sus aguas, sean valoradas sus costumbres y dignificados en su identidad. Oramos para mirar con valor y objetividad los desafíos que se nos presentan a nosotros hoy para construir un Chile unido dentro de su diversidad y una Iglesia capaz de valorar los dones del Espíritu Santo en pueblos muy variados.
Es una llamada de la Iglesia a orar por los Pueblos indígenas, es decir, la Iglesia convoca a sus propios fieles a la oración por una intención que le parece de importancia.
Nuestra oración se une a la oración de nuestros hermanos y hermanas Aymara, Quechua, Atacameño y Colla en la zona norte, Mapuche en la zona centro sur, Yámana y Alacalufe en la zona sur, y Rapa Nui en la zona insular. En la zona central se ubica la mayor parte de la población de Indígenas urbanos de los diversos pueblos originarios (Junto a Santiago, Valparaíso, Concepción y Temuco se concentran un gran número de población indígena urbana). Sus vidas, como toda la vida, son preocupación y tesoro para la vida de la Iglesia. Y lo son también la vida de nuestro país.
Con esto reconoce la Iglesia que la situación de los pueblos originarios en Chile enfrenta problemas de no fácil ni rápida solución ante los cuales el ingenio y la buena voluntad humanos se sienten limitados e insuficientes. Necesitamos la fuerza de la mano de Dios y la luz que viene de ÉL. Problemas vinculados a la pobreza, deficiencias en la educación, salud, poca calificación laboral, carencia de tierras, migración campo – ciudad, procesos judiciales injustos como la aplicación de la ley anti-terrorista, y otros de orden mas espiritual como es la falta de respeto y valoración hacia el ser indígena en general y la discriminación consiguiente.
En el contexto del Bicentenario y de Chile una mesa para todos oramos para que cada pueblo sea reconocido como tal, sean respetados sus derechos y sus tradiciones, sean resguardadas sus tierras, sus aguas, sean valoradas sus costumbres y dignificados en su identidad. Oramos para mirar con valor y objetividad los desafíos que se nos presentan a nosotros hoy para construir un Chile unido dentro de su diversidad y una Iglesia capaz de valorar los dones del Espíritu Santo en pueblos muy variados.
ORACIONES PARA LA EUCARISTÍA
1. Padre Bueno, te pedimos por nuestra Iglesia universal y local, que tanto amor y preocupación manifiesta en el mundo entero por los pueblos originarios. Para que, siguiendo la enseñanza de nuestros pastores, sepamos acoger el don de la diversidad de pueblos, idiomas y costumbres en una sola comunidad de fe y de amor. Roguemos al Señor.
2. Padre Dios, te rogamos por nuestros hermanos indígenas de Chile, nuestros hermanos Mapuches, Rapa Nui, Aymara, Colla, Atacameño, Quechua, Yámana y Alacalufe. Te pedimos que bendigas sus vidas y familias, sus trabajos y esfuerzos. Que vean con esperanza su historia y su futuro. Roguemos al Señor.
3. Padre Dios, te pedimos por nuestros país en este año del Bicentenario. Que el Estado y la sociedad en general sepamos reconocer y valorar la riqueza de la vida y cultura de los pueblos originarios de esta tierra nuestra tan querida. Roguemos al Señor.
4. Padre Dios, te pedimos por nuestros hermanos mapuche que se encuentran en huelga de hambre en distintas cárceles de nuestro país. Que sus peticiones sean escuchadas y sus justas demandas reconocidas y así no peligren sus vidas ni su integridad física. Por ellos, roguemos al Señor.
5. Padre Dios, te pedimos por la tierra que nuestros hermanos indígenas nos han enseñado a valorar y respetar como un don de tu gracia, como hermana y como madre. Que todos cuidemos de la creación que es obra de tu amor y don de tu corazón. Roguemos al Señor.
6. Padre Dios, te pedimos que nos regales a todos los hijos e hijas de esta tierra
la gracia de luchar por la dignidad de todos los pueblos originarios de esta
tierra, por los caminos del diálogo, la paz y no quedar indiferentes ante la
necesidades de justicia de nuestros hermanos. Roguemos al Señor.
1. Padre Bueno, te pedimos por nuestra Iglesia universal y local, que tanto amor y preocupación manifiesta en el mundo entero por los pueblos originarios. Para que, siguiendo la enseñanza de nuestros pastores, sepamos acoger el don de la diversidad de pueblos, idiomas y costumbres en una sola comunidad de fe y de amor. Roguemos al Señor.
2. Padre Dios, te rogamos por nuestros hermanos indígenas de Chile, nuestros hermanos Mapuches, Rapa Nui, Aymara, Colla, Atacameño, Quechua, Yámana y Alacalufe. Te pedimos que bendigas sus vidas y familias, sus trabajos y esfuerzos. Que vean con esperanza su historia y su futuro. Roguemos al Señor.
3. Padre Dios, te pedimos por nuestros país en este año del Bicentenario. Que el Estado y la sociedad en general sepamos reconocer y valorar la riqueza de la vida y cultura de los pueblos originarios de esta tierra nuestra tan querida. Roguemos al Señor.
4. Padre Dios, te pedimos por nuestros hermanos mapuche que se encuentran en huelga de hambre en distintas cárceles de nuestro país. Que sus peticiones sean escuchadas y sus justas demandas reconocidas y así no peligren sus vidas ni su integridad física. Por ellos, roguemos al Señor.
5. Padre Dios, te pedimos por la tierra que nuestros hermanos indígenas nos han enseñado a valorar y respetar como un don de tu gracia, como hermana y como madre. Que todos cuidemos de la creación que es obra de tu amor y don de tu corazón. Roguemos al Señor.
6. Padre Dios, te pedimos que nos regales a todos los hijos e hijas de esta tierra
la gracia de luchar por la dignidad de todos los pueblos originarios de esta
tierra, por los caminos del diálogo, la paz y no quedar indiferentes ante la
necesidades de justicia de nuestros hermanos. Roguemos al Señor.
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