jueves, 18 de febrero de 2010
Cardenal hondureño pide “ayuno de Internet” a los adictos de la red en Cuaresma

El cardenal de Honduras, Óscar Rodríguez, pidió hoy a los numerosos adictos a la red que se propongan un “ayuno de Internet” durante la Cuaresma y destinen ese tiempo a la oración.
“Un ayuno de Internet, ¿por qué no?“, preguntó el también arzobispo de Tegucigalpa durante la misa que celebró en la Catedral Metropolitana con motivo del Miércoles de Ceniza, que marca el inicio de la Cuaresma, a la que asistieron cientos de feligreses.
“Hay personas que ya son adictas al Internet, (que) durante la Cuaresma (deberían decir:) ‘voy a hacer una hora menos de Internet y una hora más de oración‘”, apuntó Rodríguez.
Comentó que también debería haber ayuno de “malas palabras”, de odio, venganza, rencor y otros sentimientos negativos, y señaló que, dados sus altos precios, dejar de comer carne o pescado en esta temporada “ya no es ayuno”.
“Algunos decían: ‘No hay que comer carne en estos días’, y ahora la carne es un lujo, ya no es ayunar, si ayunamos de carne casi todo el tiempo. Otros decían: ‘Comamos pescado’, y el pescado es comida de pocos, no es ayuno”, señaló el arzobispo.
El líder católico también exhortó a los hondureños “a la solidaridad, a compartir en un mundo donde crece el hambre y la injusticia”.
“Esta Cuaresma es una ocasión para hacernos solidarios con quienes sufren la crisis económica y con quienes lo están pasando mal, y tal vez mucho más mal de lo que pensamos que la pasamos nosotros“, agregó.
Anunció, sin precisar el monto de lo recaudado, que el próximo lunes viajará a Haití para entregar una ayuda económica recolectada en las últimas semanas entre la feligresía católica hondureña para las víctimas del terremoto del 12 de enero pasado.
“Quiero agradecer públicamente la ayuda que han dado en la colecta que hemos hecho para Haití y que voy a llevarla el próximo lunes, Dios mediante, a entregarla allá, en Puerto Príncipe”, dijo.El cardenal Rodríguez subrayó que esa ayuda de los hondureños “es verdaderamente un signo de solidaridad” hacia los haitianos.
Miles de católicos hondureños asistieron hoy a las misas del Miércoles de Ceniza en los templos de todo el país, donde los sacerdotes les marcaron una cruz de ceniza en la frente como símbolo del inicio de la Cuaresma.
EFE
¿Que les parece el pedido del Cardenal Rodríguez?
Falleciò P. Renato Poblete sj
Esta mañana, en la Casa de Retiro de Padre Hurtado. a las 09.30 horas, falleció el sacerdote jesuita Renato Poblete Barth.
Nuestras condolencias a la familia y en especial a Mónica, amiga cevequiana.
Hoy a las 20 horas habrá una misa en la iglesia de San Ignacio (Alonso Ovalle) y mañana son los funerales, después de una mkisa que se realizará a las 18 horas.
miércoles, 17 de febrero de 2010
El mensaje de Benedicto XVI para la Cuaresma 2010 en 20 frases

1.- Cada año, con ocasión de la Cuaresma, la Iglesia nos invita a una sincera revisión de nuestra vida a la luz de las enseñanzas evangélicas.
2.- Este año quiero proponeros algunas reflexiones sobre el vasto tema de la justicia, partiendo de la afirmación paulina: “La justicia de Dios se ha manifestado por la fe en Jesucristo” (Rm 3, 21-22).
Los límites de la justicia humana
3.- Me detengo, en primer lugar, en el significado de la palabra “justicia”, que en el lenguaje común implica “dar a cada uno lo suyo” -“dare cuique suum”-, según la famosa expresión de Ulpiano, un jurista romano del siglo III.
4.- Sin embargo, esta clásica definición no aclara en realidad en qué consiste “lo suyo” que hay que asegurar a cada uno. Aquello de lo que el hombre tiene más necesidad no se puede garantizar por ley.
5.- Para gozar de una existencia en plenitud, necesita algo más íntimo que se le puede conceder solo gratuitamente: podríamos decir que el hombre vive del amor que solo Dios, que lo ha creado a su imagen y semejanza, puede comunicarle.
6.- Los bienes materiales, ciertamente, son útiles y necesarias (es más, Jesús mismo se preocupó de curar a los enfermos, de dar de comer a la multitud que lo seguía y sin duda condena la indiferencia que también hoy provoca la muerte de centenares de millones de seres humanos por falta de alimentos, de agua y de medicinas), pero la justicia “distributiva” no proporciona al ser humano todo “lo suyo” que le corresponde. Este, además del pan y más que el pan, necesita a Dios.
7.- Observa San Agustín: si “la justicia es la virtud que distribuye a cada uno lo suyo… no es justicia humana la que aparta al hombre del verdadero Dios”.
La lógica, la justicia del Amor
8.- La injusticia, fruto del mal, no tiene raíces exclusivamente externas, tiene su origen en el corazón humano, donde se encuentra el germen de una misteriosa convivencia con el mal.
9.- Sí, el hombre es frágil a causa de un impulso profundo, que lo mortifica en la capacidad de entrar en comunión con el prójimo. Abierto por naturaleza al flujo del compartir, siente dentro de sí una extraña fuerza de gravedad que lo lleva a replegarse en sí mismo, a imponerse por encima de los demás y contra ellos: es el egoísmo, consecuencia de la culpa original.
10.- Adán y Eva, seducidos por la mentira de Satanás, aferrando el misterioso fruto en contra del mandamiento divino, sustituyeron la lógica de confiar en el Amor por la de la sospecha y la competición; la lógica del recibir, del esperar confiados los dones del Otro, por la lógica ansiosa del aferrar y del actuar por su cuenta (Cf. Gn 3,1-6), experimentando, como resultado, un sentimiento de inquietud y de incertidumbre.
Justicia es sí a Dios y equidad con el hombre
11.- En el corazón de la sabiduría de Israel, encontramos un vínculo profundo entre la fe en Dios que “levanta del polvo al desvalido” (Sal 113, 7) y la justicia para con el prójimo. Lo expresa bien la misma palabra que en hebreo indica la virtud de la justicia: sedaqab. En efecto, sedaqab significa, por una parte, aceptación plena de la voluntad del Dios de Israel; por otra, equidad, con el prójimo (Cf. Ex 20, 12-17), en especial con el pobre, el forastero, el huérfano y la viuda (Cf. Dt 10,18-19).
12.- Escuchar la Ley presupone la fe en el Dios que ha sido el primero en “escuchar el clamor” de su pueblo y “ha bajado para liberarle de la mano de los egipcios” (Cf. Ex 20,22).Dios está atento al grito del desdichado y como respuesta pide que se le escuche: pide justicia con el pobre (Cf. Si 4,4-5. 8-9), el forastero (Cf. Ex 20,22), el esclavo (Cf. Dt 15,12-18).
13.- Por lo tanto, para entrar en la justicia es necesario salir de esa ilusión de autosuficiencia, del profundo estado de cerrazón, que es el origen de nuestra injusticia. En otras palabras, es necesario un “éxodo” más profundo que el que Dios obró con Moisés, una liberación del corazón, que la palabra de la Ley, por sí sola, no tiene el poder de realizar. Cristo, Justicia de Dios
14.- El anuncio cristiano responde positivamente a la sed de justicia del hombre, como afirma el apóstol San Pablo en la Carta a los Romanos: “Ahora independientemente de la ley, la justicia de Dios se ha manifestado...por la fe en Jesucristo, para todos los que creen, pues no hay diferencia alguna; todos pecaron y están privados de la gloria de Dios, y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús, a quien Dios exhibió como instrumento de propiciación por su propia sangre, mediante la fe, para mostrar su justicia” (Rm 3,21-25).
15.- ¿Cuál es, pues, la justicia de Cristo? Es, ante todo, la justicia que viene de la gracia, donde no es el hombre que repara, se cura a sí mismo y a los demás.
16.- Aquí se manifiesta la justicia divina, profundamente distinta de la humana. Dios ha pagado por nosotros en su Hijo el precio del rescate, un precio verdaderamente exorbitante. Frente a la justicia de la Cruz, el hombre no se puede rebelar, porque de manifiesto que el hombre no es un ser autárquico, sino que necesita de Otro para ser plenamente él mismo.
17.- Convertirse a Cristo, creer en el Evangelio, significa precisamente esto: salir de la ilusión de la autosuficiencia para descubrir y aceptar la propia indigencia, indigencia de los demás y de Dios, exigencia de su perdón y de su amistad.
18.- Hace falta la humildad para aceptar tener necesidad del Otro que me libere de lo “mío”, para darme gratuitamente lo “suyo”. Esto sucede especialmente en los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía. Gracias a la acción de Cristo, nosotros podemos entrar en la justicia “más grande”, que es la del amor (Cf. Rm 13, 8-10), la justicia de quien en cualquier caso se siente siempre más deudor que acreedor, porque ha recibido más de lo que podía esperar.
La Cuaresma y siempre, tiempo para la Justicia
19.- Precisamente por la fuerza de esta experiencia, el cristiano se ve impulsado a contribuir a la formación de sociedades justas, donde todos reciban lo necesario para vivir según su propia dignidad de hombres y donde la justicia sea vivificada por el amor.
20.- La Cuaresma culmina en el Triduo Pascual, en el que este año volveremos a celebrar la justicia divina, que es plenitud de caridad, de don y de salvación. Qué este tiempo penitencial sea para todos los cristianos un tiempo de auténtica conversión y de intenso conocimiento del misterio de Cristo, que vino para cumplir toda justicia.
Ecclesia
40 días para cambiar el mundo
Un año más, os invitamos a tener presente durante la Cuaresma a los que son víctimas de las injusticias y el abandono de gran parte del mundo. Pero esta vez, de una manera diferente. Ellos, los que sufren en la cruz con Jesús condenados por el pecado de otros, son también los que mantienen la esperanza de la resurrección. Los que, en muchas ocasiones, imponen la luz sobre la tiniebla, los que hacen frente al sufrimiento con creatividad, apoyándose mutuamente, poniendo en común lo que tienen y sacándole el máximo partido. Queremos tener un recuerdo muy especial por la población de Haití, víctima sobre todo del olvido y la irresponsabilidad de personas e instituciones internacionales.
Pero todos ellos no están solos: cuentan con el apoyo de hermanos en el norte, sur, este y oeste. Son personas que han decidido cambiar su propia vida para cambiar el mundo, que creen que la verdadera transformación empieza en uno mismo y se comprometen por ella.
La Cuaresma es un tiempo de conversión para los cristianos. Un tiempo para reconocer nuestra parte de pecado colectivo que ha condenado a tantos millones de personas; para mirar si nuestra vida contagia el amor de Dios por todo ser vivo, ese amor que devuelve a la vida. Un año más nos acercamos a la Pascua (paso de la muerte a la vida) dirigiendo la mirada hacia los que anhelan la resurrección y uniéndonos a ellos en ese deseo, que es también nuestro.
Este año, para cada día proponemos una experiencia de transformación y esperanza en un contexto de sufrimiento, una reflexión sobre nuestra vida en relación con el entorno que vivimos (colegio, trabajo, barrio...) y un compromiso personal que podría convertirse en algo colectivo, y, por fin, llevar nuestra vida a la oración a través del evangelio de cada uno de los 40 días.
Fundación SM
Pero todos ellos no están solos: cuentan con el apoyo de hermanos en el norte, sur, este y oeste. Son personas que han decidido cambiar su propia vida para cambiar el mundo, que creen que la verdadera transformación empieza en uno mismo y se comprometen por ella.
La Cuaresma es un tiempo de conversión para los cristianos. Un tiempo para reconocer nuestra parte de pecado colectivo que ha condenado a tantos millones de personas; para mirar si nuestra vida contagia el amor de Dios por todo ser vivo, ese amor que devuelve a la vida. Un año más nos acercamos a la Pascua (paso de la muerte a la vida) dirigiendo la mirada hacia los que anhelan la resurrección y uniéndonos a ellos en ese deseo, que es también nuestro.
Este año, para cada día proponemos una experiencia de transformación y esperanza en un contexto de sufrimiento, una reflexión sobre nuestra vida en relación con el entorno que vivimos (colegio, trabajo, barrio...) y un compromiso personal que podría convertirse en algo colectivo, y, por fin, llevar nuestra vida a la oración a través del evangelio de cada uno de los 40 días.
Fundación SM
Suscribirse a:
Entradas (Atom)