jueves, 28 de febrero de 2008

Congregación General 35: Blogs

Examen de un congregado
Jose Ignacio García, SJ


El primer punto es dar gracias a Dios nuestro Señor por los beneficios recibidos.


Hoy son unos cuantos Señor. El primero el de sentirnos jesuitas. Hemos dedicado la tarde al llamado documento de Identidad y ha sido un tiempo precioso. Es muy difícil tratar de explicar lo que somos: pecadores y sin embargo llamados; colaboradores de la misión de Aquél que nos precedió; narradores de una historia que arde en nuestros corazones. El segundo beneficio de hoy ha sido el de mirar a nuestra misión con el deseo de mirarla con tus mismos ojos Señor. En el fondo es un atrevimiento, pero también queremos imitarte en eso. Y el tercer beneficio, la eucaristía, en donde misión e identidad se funden: vida que se entrega.

Luego los otros beneficios. La reunión con Peter, Deva y José, siempre lúcidos, rápidos y prontos a aceptar la proposición del prójimo. El paseo con José Ramón, intuyendo Roma y disfrutando la conversación serena. La cena con Dani y Uta, compartiendo sueños y risas. Y al llegar a casa todavía unos minutos con Robert y Fran. Gracias Señor.


El segundo, pedir gracia para conocer los pecados, y lanzarlos.

Ayúdame Señor a descubrir lo que oculta tu presencia en mi vida, lo que me impide reconocerte en medio de mis hermanos.


El tercero, demandar cuenta al ánima.

Del pensamiento. Creer que los demás están equivocados, o que mi opinión es más correcta. De palabra. Mostrar poco aprecio por el trabajo de los otros. De obra. Distraerme, no atender suficientemente a lo que se expone.


El cuarto, pedir perdón a Dios nuestro Señor de las faltas.

A mí también me cuesta pedir perdón Señor por mis faltas. La sinceridad no es un ejercicio fácil, siempre anda uno preocupado por la imagen, por parecer mejor de lo que soy en realidad. Sin embargo nuestra debilidad es nuestra fortaleza, porque en nuestra debilidad nos abrimos más a tu presencia. Perdón Señor.


El quinto: proponer enmienda con su gracia.

Esto ya es más fácil Señor porque esta lección la tengo bien aprendida. Si tú me faltas no hay posibilidad de cambio. Que te busque Señor, que te busque en medio de mis hermanos, que te busque en la escucha atenta, que te busque en la lectura de los documentos “afectándome mucho”, que te busque en las opiniones de los que piensan distinto, que te busque cuando las sesiones se hacen largas, que te busque cuando la discusión me cansa, que te busque cuando escucho palabras vibrantes, cuando alguien te cita desde su corazón. Y encontrándome contigo, transfórmame Señor, como tú quieras.


Y con ello un Padrenuestro.


sjweb35

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