jueves, 9 de julio de 2009

Menos preopotencia y más diálogo pide la Iglesia a los políticos en el Día de la Independencia


Buenos Aires (Patricio Downes, Religión Digital).- La Iglesia Católica pidió a los políticos argentinos "gestos valientes" de diálogo para "edificar la patria" y abandonar la costumbre de la "prepotencia" en el manejo del poder, que ha caracterizado los últimos años de los tres lustros de democracia, luego de una sangrienta dictadura militar de más de seis años entre 1976 y 1983.
El arzobispo también pidió "benevolencia y honestidad" a los gobernantes.

Durante la homilía del tradicional Tedéum del Día de la Independencia, el arzobispo de San Miguel de Tucumán, Luis Villalba, aconsejó a los dirigentes del país la "convergencia positiva, por encima de las parcialidades". A la ceremonia asistió la presidente Cristina Fernández de Kirchner, quien al igual a su esposo Néstor, su predecesor en el cargo de mandataria, mudaron el tradicional rezo del Tedéum desde Buenos Aires a las ciudades de Santiago del Estero primero y luego a Tucumán, 1.300 kilómetros al norte de la capital argentina. Lo hicieron por disconformidad con los mensajes críticos del cardenal Jorge Bergoglio, con quien siempre mantuvieron una relación distante y fría.


En Tucumán, Cristina rindió homenaje a los próceres de 1816 que en un congreso declararon la independencia del país. En la parte más dura de su mensaje, el arzobispo Villalba cuestionó la "prepotencia" del poder, un rasgo de manejo político que ha caracterizado al matrimonio Kirchner, según la oposición política.

El religioso habló hoy en la iglesia Catedral de Tucumán delante de la presidente Fernández de Kirchner y de parte de su gabinete, días después de que desde la oposición y los propios gobernadores peronistas reclamaran mayor apertura.

"La difícil situación que estamos atravesando y que compromete a nuestro país nos pide a todos un suplemento de espiritualidad. La seriedad de los desafíos exige unir la relación entre la acción social y política, y la moral que inspira nuestro pensar y nuestro obrar", señaló Villalba.En la celebración, de la que participaron también el gobernador tucumano, José Alperovich y otros funcionarios nacionales y provinciales, Villalba advirtió que "el país" reclama honestidad y transparencia.

"El manso no guarda rencor, no es vengativo. No da vueltas sobre la ofensa recibida, no reabre las heridas. No se altera, mantiene la propia compostura", aseveró el arzobispo, al tiempo que subrayó que "la mansedumbre no pone en el primer lugar el poder y la supremacía, por el contrario, sabe hacer gestos valientes, de paz, de diálogo".

Además, advirtió que los serios desafíos que afronta la Argentina requiere de "hombres virtuosos" en todos los niveles de la sociedad, por lo cual precisó que caridad, benevolencia y mansedumbre deberían ser tres de las virtudes sociales que caractericen a quienes "tienen mayores responsabilidad políticas, económicas, sindicales, culturales y religiosas".

Villalba también señaló que la caridad es una exigencia para las autoridades, fente "a esa inmensa multitud de hermanos que necesita pan, trabajo, educación, seguridad y paz", y llamó a ayudar "al prójimo en toda circunstancia, de manera concreta y eficaz".

"La mansedumbre permite ponderar los diversos aspectos de los problemas y privilegia la convergencia positiva. Supera las parcialidades y ve el conjunto, que es el fundamento para promover el bien común. Porque el bien común siempre pedirá el sacrificio de algún aspecto particular y la pretensión de afirmar de manera absoluta el propio punto de vista", dijo.

El matrimonio presidencial ha mantenido una actitud de distanciamiento, y hasta de agresividad, con respecto a la jerarquía católica argentina. El ex presidente Néstor Kirchner prefirió no reunirse con el cardenal Bergoglio durante su mandato, mientras que la presidente Cristina, su esposa y sucesora, sólo lo hizo en una ocasión protocolar al recibir a la cúpula del Episcopado, que encabeza Bergoglio.

Uno de los momentos de mayor rispidez fue el despido del obispo Antonio Baseotto de su cargo de prelado castrense. Baseotto había dicho que se debiera "arrojar al mar" al entonces ministro de Salud, Ginés González García, por su posición favorable al aborto. La frase, que según el prelado tiene raigambre evangélica, trajo a la memoria de los argentinos el salvaje y cobarde método de la dictadura militar de arrojar a disidentes políticos desde helicópteros y aviones sobre el Río de la Plata y el Océano Atlántico.

Entre las que sufrieron tal martirio, arrojadas vivas sobre el río, figuraron las monjas francesas Leónie Duquet y Alice Domon. Sólo apareció el cadáver de Leónie, arrastrado por las aguas a la costa de Uruguay. Así lo determinó un equipo forense, años después, cuando ya había caído la dictadura-

Desde la Iglesia Católica no se quedaron atrás en la pelea con los Kirchner, pues además de apoyar la protesta agraria de 2008, que puso en jaque al matrimonio presidencial, desde el Vaticano se rechazó el plácet de embajador al ex ministro Alberto Iribarne, por su condición de católico separado y en nueva unión matrimonial.

1 comentario:

Anónimo dijo...

LA IGLESIA COMO ESTADO VATICANO ESTA EN LA BANCARROTA. No tanto, me parece, por mal manejo económico, sino por toda clase de conspiraciones cruzadas, y porque de verdad ha dilapidado la mitad de su fortuna ayudando a los pobres de cristo, verdad, y la otra mitad en gastos reservados por indeminizaciones oprobiosas, vaya, para quien las infiere, por cierto, y tambien es una verdad.
Los argentinos, hermanos de clara lengua, dicen verdad y media cada vez que uno les pregunta algo. Así que: "Padre, Che, perdonálos", Cristo es argentino, como no, si son sufridos de adentro.
No entiendo de política argentina, creo, vaya, que nuestros hermanos de ALLENDE Los Andes tampoco:
Aquí, allá, acuyá, debiera estar el pueblo en el poder, no sólo de seguir trabajando y sufriendo por los demás, ese poder verdadero, honroso poder de servir, lo ha tenido siempre.
Sino en la administración también.
En las esferas de toma de decisiones colectivas. Que las juntas de accionistas, mixtas, tengan participación popular equivalente al trabajo efectivo, intelectual, manual, o creativo.
No es mucho pedir. No es poco demandar. No es demasiado exigir.
No es imposible de imponer por la fuerza de la "soberania popular", unica democrática y cristiana.
A diferencia de la Iglesia, pero a veces, algunas veces, CON la Iglesia Romana local.-