viernes, 31 de julio de 2009

El Evangelio de hoy



Mateo 13. 54-58

Llegó a su propia tierra, donde comenzó a enseñar en la sinagoga del lugar. La gente, admirada, decía:
—¿Dónde aprendió este todo lo que sabe? ¿Cómo puede hacer esos milagros? ¿No es este el hijo del carpintero, y no es María su madre? ¿No es el hermano de Santiago, José, Simón y Judas, y no viven sus hermanas también aquí entre nosotros? ¿De dónde le viene todo esto?
Y se resistían a creer en él. Pero Jesús les dijo:
—En todas partes se honra a un profeta, menos en su propia tierra y en su propia casa.
Y no hizo allí muchos milagros porque aquella gente no tenía fe en él.



Recorro mi vida cercana ...
mis amigos ...
mis parientes ...
los que siempre han estado muy cerca mío ...
a quienes conozco de cerca. ...
Les pongo nombre, ...
traigo sus rostros a mi memoria.
¿Cuándo puede ser que Jesús ha actuado en ellos?
¿Qué actos de ellos son en realidad milagros del Señor? ...
esa ayuda ...
esa mano amiga ...
ese consuelo ...
¿no podrían ser actos del Señor? ...
Nadie es profeta en su tierra …
Gracias Señor por los profetas que has enviado a mi vida a hablar en tu nombre.

(En este día tan especial, de la fiesta de San Ignacio, elevo una oración muy especial por él, por los religiosos, religiosas y laicos que tratamos de vivir siguiendo a Jesús inspirados en su espiritualidad.)

No hay comentarios: