lunes, 8 de diciembre de 2008

El Evangelio de hoy


Lucas 1. 26-38

A los seis meses, Dios mandó al ángel Gabriel a un pueblo de Galilea llamado Nazaret, donde vivía una joven llamada María; era virgen, pero estaba comprometida para casarse con un hombre llamado José, descendiente del rey David. El ángel entró en el lugar donde ella estaba, y le dijo:
—¡Salve, llena de gracia! El Señor está contigo.
María se sorprendió de estas palabras, y se preguntaba qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo:
—María, no tengas miedo, pues tú gozas del favor de Dios. Ahora vas a quedar encinta: tendrás un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será un gran hombre, al que llamarán Hijo del Dios altísimo, y Dios el Señor lo hará Rey, como a su antepasado David, para que reine por siempre sobre el pueblo de Jacob. Su reinado no tendrá fin.
María preguntó al ángel:
—¿Cómo podrá suceder esto, si no vivo con ningún hombre?
El ángel le contestó:
—El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Dios altísimo se posará sobre ti. Por eso, el niño que va a nacer será llamado Santo e Hijo de Dios. También tu parienta Isabel va a tener un hijo, a pesar de que es anciana; la que decían que no podía tener hijos, está encinta desde hace seis meses. Para Dios no hay nada imposible.
Entonces María dijo:
—Yo soy esclava del Señor; que Dios haga conmigo como me has dicho.
Con esto, el ángel se fue.




¿Y si hoy las palabras del enviado del Señor son para mí? …


“No tengas miedo …


Tú gozas del favor de Dios” …


¿qué siento? …


¿Qué misión me podrá pedir a mi, hoy? …


¿Qué puede querer de mi el Señor? …



Nada es imposible para Dios …


¿qué le respondo? …



Le pido al Señor me ayude a tener un corazón generoso y decirle como María: “Que en mi se haga lo que tu quieras, Señor”

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