jueves, 6 de marzo de 2008

Se cierra la CG35, con agradecimiento y esperanza



Hoy, día 6 de marzo de 2008, la CG35 se cierra con una solemne Eucaristía celebrada en la iglesia del Gesù, a las 6 de la tarde, presidida por el Padre General Adolfo Nicolás. Todos los amigos de la Compañía y jesuitas que viven en Roma son invitados a participar.En la mañana habrá una última sesión para un compartir fraterno de la rica experiencia espiritual que fue la CG.


Ayer, miércoles, día 5 de marzo, la Eucaristía al final de la mañana fue presidida por los Padres Ernesto Cavassa, Presidente de la CPAL, João Roque Rohr, Provincial de Brasil y Carlos Palacio, Provincial de Brasil Centro-Leste y Vicepresidente de la CPAL. “Dimos gracias a Dios por tanto bien recibido a lo largo de estos días de CG”, escribe Hermann Rodríguez en su crónica 35.


La tarde del mismo día 5 ha sido dedicada a votar las enmiendas al decreto de Misión y su aprobación general, quinto y último decreto aprobado por esta CG. La sesión general terminó a media tarde y se tuvo una reunión por asistencias para recoger la experiencia de toda la CG.



Luego de la aprobación del cuarto decreto, sobre la Identidad, martes 4 en la tarde, en la página oficial de la CG apareció la noticia: “Nuestro carisma está vivo. Lo hemos redescubierto con agradecimiento y esperanza. Hemos experimentado esto en nuestra unidad-en-la-diversidad y en las agitadas mociones de los individuos y de la Congregación en los últimos dos meses. Jesucristo es el fuego en el corazón de nuestra identidad y nuestra misión, Él es ‘el fuego que enciende otros fuegos’ (San Alberto Hurtado). Este fuego arde en nosotros cuando vivimos las polaridades típicas de Ignacio: ser y hacer, contemplación y acción, estar completamente unidos a Cristo y completamente insertos en el mundo con Él como un cuerpo apostólico”.
Comentario de un congregado: “La llama que ha estado encendida en todas nuestras capillas alrededor del mundo, expresa la solidaridad de todo el cuerpo de la Compañía con nuestro trabajo, pero también expresa la fuerza de nuestra vocación, que tiene que seguir encendiendo otros fuegos a lo largo y ancho del mundo, en nuestras comunidades, obras, en el trabajo que realizamos con otros, en la misión que el Señor nos sigue confiando en y a través de la misma Iglesia” (H. Rodríguez, Crónica 35).
Fuente: CPAL

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