lunes, 17 de marzo de 2008

El Evangelio de hoy



Juan 12, 1-11


Seis días antes de la Pascua, Jesús fue a Betania, donde vivía Lázaro, a quien él había resucitado. Allí hicieron una cena en honor de Jesús; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban a la mesa comiendo con él. María trajo unos trescientos gramos de perfume de nardo puro, muy caro, y perfumó los pies de Jesús; luego se los secó con sus cabellos. Y toda la casa se llenó del aroma del perfume. Entonces Judas Iscariote, que era aquel de los discípulos que iba a traicionar a Jesús, dijo:
—¿Por qué no se ha vendido este perfume por el equivalente al salario de trescientos días, para ayudar a los pobres?
Pero Judas no dijo esto porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía a su cargo la bolsa del dinero, robaba de lo que echaban en ella. Jesús le dijo:
—Déjala, pues lo estaba guardando para el día de mi entierro. A los pobres siempre los tendrán entre ustedes, pero a mí no siempre me tendrán.

Muchos de los judíos se enteraron de que Jesús estaba en Betania, y fueron allá, no solo para ver a Jesús sino también a Lázaro, a quien Jesús había resucitado. Entonces los jefes de los sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, 1porque por causa suya muchos judíos se estaban separando de ellos para creer en Jesús.



Contemplo la escena. …


Contemplo a María a los pies de Jesús perfumándolos. …


Contemplo a Judas criticando, …

a Jesús justificándola. …


¿Qué perfume valioso puedo yo entregarle a Jesús? …


Recuerdo mi dedicación al Señor …

mi entrega a El, …

mi dedicación …

mi tiempo ofrecido.


¿He sido criticado? …

¿Cuándo? …


¿Cuándo he sentido ganas de ofrecerle a Dios lo más valioso que poseo? …

¿Qué? …

¿Cuánto?

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