lunes, 9 de junio de 2008

El Evangelio de hoy

Mateo 4. 25 – 5.12
Mucha gente de Galilea, de los pueblos de Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la región al oriente del Jordán seguía a Jesús. Al ver la multitud, Jesús subió al monte y se sentó. Sus discípulos se le acercaron, y él tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: “Lo que realmente cuenta ante Dios
Dichosos los que tienen espíritu de pobres, porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos los que sufren, porque serán consolados.,
Dichosos los humildes, porque heredarán la tierra prometida.
Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque serán satisfechos.
Dichosos los compasivos, porque Dios tendrá compasión de ellos.
Dichosos los de corazón limpio, porque verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz, porque Dios los llamará hijos suyos.
Dichosos los perseguidos por hacer lo que es justo, porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos ustedes, cuando la gente los insulte y los maltrate, y cuando por causa mía los ataquen con toda clase de mentiras.
Alégrense, estén contentos, porque van a recibir un gran premio en el cielo; pues así también persiguieron a los profetas que vivieron antes que ustedes”.


Repaso cada una de las categorías de persona, ¿Dónde me siento más identificado? …
¿dónde menos?


Reviso las promesas que cada una de ellas tienen y cuanto me gustaría poseerlas. (¿qué es para mi tener espíritu de pobre? … el pobre, …

el que nada tiene, …

el que sólo puede confiar en Dios, …

eso es lo único que tiene …

la confianza en el Señor).


¿Qué cambio de vida me inspiran estas promesas de Jesús?

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