Secretario de la Congregación del Clero: "Los sacerdotes son hombres, no ángeles"
"Las intrigas vaticanas causan mucha pena
y para no pocos católicos son motivo
de grave escándalo"
(José Manuel Vidal).- Como Secretario de la Congregación del Clero, el riojano Celso Morga es uno de los curiales de mayor relevancia y el encargado de la sala de máquinas del dicasterio que vela por los más de 400.000 sacerdotes católicos que hay en todo el mundo. Este inmenso "ejército" de Dios "goza de buena salud", a pesar de la "experiencia terrible" de la pederastia de algunos de sus miembros. Porque, como dice el prelado, "los sacerdotes son hombres y no ángeles". Monseñor Morga no es partidario del celibato opcional ni del acceso de la mujer al sacerdocio. Entre otras cosas, porque "la lógica de búsqueda de poder dentro de la Iglesia destruye la vida cristiana".
La salud del clero español, vista desde Roma, ¿es buena?
Pienso que sí. Los sacerdotes, en general, están bien formados, entregados a sus tareas ministeriales. Hablo, sobre todo, por lo que me llega a la Congregación para el Clero. Sin embargo, me parece que hay que dar un paso adelante y ese paso es el de una vida evangélica más autentica y más acorde con la propia vocación sacerdotal de "ipse Christus" Cabeza y Pastor en medio a la comunidad cristiana. Ponerse al día en lo que el Espíritu Santo está pidiendo a los sacerdotes hoy a través, sobre todo, del magisterio del Concilio Vaticano II, del beato Juan Pablo II, de Benedicto XVI, de los obispos en comunión con él, dejando ya posiciones "teológicas" y "pastorales" pasadas, centradas en la protesta y en "modelos" de Iglesia no acordes con este magisterio auténtico, concreto, del ante - Concilio, del Concilio y del post-Concilio. Esta falta de comunión nos resta muchas energías para la nueva evangelización que es tan urgente y tan necesaria en España como en todo el viejo continente.
Algunos dicen estar tristes y desilusionados. ¿Cómo recuperar la ilusión?
Decía François Mauriac que, sin tener a Dios presente en la vida, no se puede encontrar la verdadera felicidad, la alegría y serenidad en medio de las criaturas. Esto se puede decir de un sacerdote, se puede decir de un cristiano y se puede decir de toda una sociedad en la cual, por gracia de Dios, nos ha tocado vivir, con tantos problemas de injusticias, de paro laboral, de tensiones en las relaciones humanas y sociales pero, sobre todo, con ausencia de Dios. El sacerdote para vencer la tristeza y la desilusion, debe verse siempre en el camino de la vida, viandante con Jesús camino de Emaús. El sacerdote siempre debe sorprenderse celebrando la Eucaristía donde esta Jesús. Ahí Jesús se hace presente sacramentalmente en el camino de nuestras vidas y la tristeza y la desilusion se trasforman en gozo y en deseo de trabajar por Él amando de verdad a todos los hombres.
Aumentan los sacerdotes extranjeros en la católica España. ¿Devuelven algo de lo que nuestro clero ha sembrado en el Sur durante siglos?
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